Si alguien se lleva la medalla a la mediocridad legislativa, la ganadora de los 11 es Olegaria Carrasco Macías, originaria de Mazatlán, quien se convirtió en diputada federal por Morena en 2018 y quien desde 2021 repite en el cargo representativo.
Elegida por el Distrito 6 del sur del estado, la morenista no ha logrado presentar ni una sola propuesta en sus cuatro años como diputada, tampoco ha enviado ningún exhorto o punto de acuerdo a la Cámara de Diputados y su actividad en el pleno se reduce a 7 intervenciones mínimas.
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Al sumar el ingreso que ha tenido en el puesto, Olegaria ha cobrado 7 millones 188 mil 624 pesos, por lo que cada participación desde su curul le costó al erario un millón 026 mil 946 pesos. Todo un lujo.
En segundo lugar del medallero está Martha Betsabé Arellano, quien en un año solamente participó una vez en sesión. Si bien ella ha acudido a votar, lo cierto es que el portal de transparencia no registra actividad legislativa que pueda medir su competitividad.
El tercer lugar de la tabla corresponde al ex alcalde de Ahome, quien se coló al Congreso por Morena a pesar de la mala administración que dejó en su municipio. Guillermo Chapman, mejor conocido como “Billy”, por lo único que destacó además de sus ceros, es que el 2 de marzo pasado al estallar la guerra entre Rusia y Ucrania, envió un documento a la embajada rusa en México donde se ofrecía como mediador internacional del conflicto.
“Con el objetivo de resolver la problemática planteada en los términos señalados, queda atento en su correo electrónico mgchm@aol.com, para apoyar y/o colaborar en lo que consideren necesario, ya sea como legislador o ciudadano mexicano”, citaba el documento que llevó al buzón de correspondencia de la vieja casona que alberga al cuerpo diplomático del gobierno de Vladimir Putin.