Culiacán, Sin.- Arrastrando un año complicado por la pandemia, dos familias de Culiacán y Guamúchil, pasarán una Noche Buena y Navidad en oración en una casa de campaña afuera del Hospital Pediátrico, para que sus hijos y nietos sean bendecidos y logren salir de su enfermedad.
Desde hace tres meses, Jazmín Díaz, se instaló en el pabellón del nosocomio con una casa de campaña, colchoncito, cobijas y comida para velar por la salud de su primer hijo que nació con hidrocefalia. En su caso, su madre le hace compañía por ratos.
Aun lado de ellos, entre dos árboles, están Marcela Borjas, madre de un niño de ocho años, que desde hace cuatro meses fue diagnosticado con leucemia. A ella, la acompañan las tías del menor, Lidia y Victoria, quienes, en su llegada de Guamúchil, adecuaron una casita con bolsas negras, colchas, cartones y cobijas.
Ambas familias, han tenido que enfrentar cada una de las injusticias que se viven dentro del nosocomio infantil, primero y la más importante: la falta de insumos médicos, desde unos guantes, jeringas, hasta el tratamiento que tiene un elevado costo.
Además de la falta de tacto de algunos integrantes del sector salud, por llegar a hacer comentarios de que el niño no podrá desarrollarse igual que el resto de los menores por su enfermedad, tal y como le ocurrió a Jazmín con su recién nacido que padece hidrocefalia.
FE Y ESPERANZA
“En lo que a mí respecta, la doctora Melchor de terapia intensiva, como ser humano no vale un peso para mí, quien es ella para definir el futuro de mi hijo, me dijo una vez que mi hijo nunca va a ser un niño normal, que siempre va a ir atrás de los demás”, contó, la señora Jazmín.
Las cinco mujeres se han convertido en compañeras de lucha para que su familiar reciba una atención digna en medio de una contingencia sanitaria, en donde, los trabajadores de la salud solo justifican que no hay insumos por culpa de la federación y prácticamente si no pagan el tratamiento, el niño solo quedará en espera.
Es por esto que, en este diciembre, lo primero que desean es que los niños reaccionen de forma positiva al tratamiento y en este año puedan pasar una buena Noche Buena sin complicaciones.
“Echándole ganas, puro pa delante y esperamos en Dios, María Santísima que todo salga adelante, aquí vamos a estar aguantando el frio y lo que venga”, comentó, la abuela del bebé de tres meses.
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En el caso de la familia de Guamúchil, esta será la primera Navidad que no estarán con el menor, quien, por su enfermedad y sus bajas defensas, no es conveniente que conviva con otras personas.
Además de que, hasta el momento, el niño está estable y ha dicho que se siente bien, a pesar de que tiene apenas cuatro meses de que empezó su tratamiento especial.
MEJOR SALUD
En la casita de campaña de Jazmín, su madre llegó en mediodía para darle juguetes, en la espera de que este día salga su nieto de terapia intensiva y pueda pasar la Noche Buena en “piso”. Sin importar que no haya pinito de navidad, pero sí salud y un poco de paz.
“La vamos a pasar aquí tristemente, en mi caso es mi primer hijo, nunca me imaginé una Navidad así con él, pero estoy más que agradecida de que esté vivo y respirando, con eso me doy más que servida”, expresó.
En los tres meses de vida de su bebé, el doctor ya lo había dado de alta en una ocasión, pero por negligencia médica (no le aplicaron unos alticonvulcionantes), el niño regresó a terapia intensiva por una convulsión que se complicó.
La abuelita del bebé, compartió que en este periodo de tiempo han invertido alrededor de 200 mil pesos en el tratamiento médico, recurso que han obtenido gracias a su familia y apoyo que han recibido por organizaciones civiles.
Para la familia de Guamúchil, la situación se ha complicado aún más, por tener que pasar las fiestas decembrinas lejos de la familia, en la esperanza de que su pequeño paciente se mantenga estable y cuenten con el recurso para seguir comprando los medicamentos.
“Yo gracias a Dios tengo un trabajo seguro, ahí se va la quincena, entra, he tenido apoyo de mi familia, hemos hechos rifas, en Guamúchil organizaron las mamás del grupo del niño un boteo, pero el mismo que recoges, es el que entregas”, explicó la tía del menor.
Ahora, ambas familias se consideran como compañeras y en el pequeño camellón del Hospital Pediátrico se acompañan, escuchan y dan alivio cuando la situación se pone crítica.
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