Culiacán, Sin.- Del relleno sanitario de la zona norte escurren arroyos de un “caldo tóxico” que inunda el sector Bicentenario que se encuentra al pie de la montaña de basura.
“Fabián”, un habitante del sector, cuenta en las últimas semanas, pasan pipas con desechos residuales líquidos que depositan en la zona que ya no soporta más desperdicios, y que eso ha desatado una epidemia de lixiviados por calles y riachuelos de este sector lleno de lomas.
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Los lixiviados son líquidos que se generan incluso en los cestos de basura de las casas. Es el resultado de la fermentación y descomposición de la materia orgánica, así como la filtración de agua que se incorpora a los residuos.
Estos líquidos generan aromas fétidos, contaminan el suelo y los cuerpos de agua cercanos. En el mejor de los casos, pueden deshacerte de ellos tirando la basura al camión recolector. Pero ¿qué pasa con las personas que viven en las inmediaciones del vertedero?
Fuente "Tóxica"
El Sol de Sinaloa hizo un recorrido en la zona del basurón, donde habitan personas que reportan la formación de un arroyo de lixiviados.
Al llegar a la zona, destaca el putrefacto aroma producto de la basura acumulada. Asimismo, se aprecia un arroyo de aguas negras que se origina en las alturas de la comunidad y desciende hasta la carretera.
Al seguir el arroyo de aguas negras, se logra apreciar viviendas construidas con láminas y desperdicios, las cuales, aunque se encuentran a una distancia razonable del basurón, quedan a merced del arroyo.
"Fabián", habitante de la zona, relata que él fue el primero en llegar a vivir al sector hace años. Esta no es una problemática nueva.
Asimismo, comenta que las lluvias no son las responsables de la formación del cuerpo de agua sucia.
"Llegan las pipas por la noche a descargar lo de los drenajes allí", expresa al señalar una laguna en la parte alta de la comunidad, la cual es el punto de origen del arroyo putrefacto.
También menciona que no es solo la laguna, hay otros dos cuerpos de agua putrefacta más pequeños, los cuales son usados como drenaje particular de los habitantes.
Orillados a la peste
Rodrigo y Martha son un matrimonio de la tercera edad, comparten que llevan seis meses viviendo en el sector. Sin embargo, cuentan que esperan salir pronto de allí debido a este problema.
Martha señala sus piernas irritadas, adjudicando que su padecer es resultado de los piquetes de los moscos que se generan en los estancamientos.
"Lo que quisiéramos es salirnos de aquí, pero no tenemos dónde meternos", comenta Rodrigo con la voz cortada.
Por otro lado, explican que las lluvias, en lugar de empeorar la situación, dan un respiro a la población debido a que, cuando se presentan las precipitaciones, el agua limpia sustituye la corriente de agua negra. Sin embargo, esto es momentáneo.
Asimismo, la señora Martha narra que, derivado de la peste y la acumulación de moscos, prefieren evitar salir de su hogar. "Sale uno de aquí por necesidad, no porque quiera... Hay veces que haya se mira lila el agua y eso es pura enfermedad", recalca.
Sin autoridad
Los tres residentes relatan que por parte de la autoridad solo hacen presencia las pipas mencionadas que llegan a descargar las aguas negras.
"Nadie viene aquí, ni el gobierno, ni nadie", apunta "Fabián".
De igual forma, comenta que sí cuentan con servicio de electricidad y agua potable, pero eso es resultado de la gestión y organización de los mismos habitantes de la zona.
Contaminante
Este líquido conocido como lixiviado contamina los mantos freáticos, en el Atlas de Riesgo de Culiacán se señala como un peligro para la zona de la Loma de Rodriguera.