Por los menos en dos ocasiones, Aureliano Guzmán Loera, “El Guano”, ha escapado de operativos lanzados por las Fuerzas Armadas en la sierra de Sinaloa, Durango y Chihuahua, conocida como Triángulo Dorado, la última vez que se reactivó la cacería en su contra, fue hace apenas un mes, cuando elementos militares tendieron un cerco en el municipio de Tamazula que fracasó.
Desde 2016, la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) elaboró todo un mapa de las áreas de influencia y los hombres clave en la estructura criminal que lidera “El Guano” y su sobrino Iván Archivaldo, investigación que fue detonada a raíz de la emboscada a un convoy militar que dejó como saldo 5 soldados muertos y 17 más heridos en el norte de Culiacán.
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De acuerdo con documentos hackeados por el colectivo Guacamaya, el Ejército Mexicano desplegó una importante cantidad de tropas en el casco urbano de la capital en octubre de aquel año, dispersaron operaciones en el Triángulo Dorado, identificación a la estructura criminal al servicio de los Guzmán y detuvieron a 23 personas de las cuales la mayoría quedó en libertad debido a la corrupción endémica en la Delegación de la Fiscalía General de la República en Sinaloa.
De hecho, la comandancia de la Tercera Región Militar pidió gestionar ante Quirino Ordaz Coppel, quien asumiría la gubernatura el 1 de enero de 2017, el cambio de todo el personal de la Delegación de la FGR, debido a graves indicios de complicidades con la delincuencia, una radiografía que hoy desnuda la forma de operar de la dependencia encargada de investigar al crimen organizado en el país.
Blanco permanente
“El Guano” se volvió un blanco prioritario para las Fuerzas Armadas luego de la captura de su hermano Joaquín “El Chapo” Guzmán en enero de 2016.
A partir de ese año Aureliano desató cruentas venganzas en la región alteña de Badiraguato, en los límites con Durango y Chihuahua, rompió alianzas, reorganizó grupos, armó a sus células, que combatieron a las de Alfredo Beltrán Guzmán, “El Mochomito” o “El Dos Banderas”.
Inteligencia militar monitoreó las batallas de “El Guano” en la sierra, en donde fue perseguido tras la toma de La Tuna por las células de los Beltrán en junio de 2016.
El 30 de septiembre de ese año, un convoy de soldados sufrió una escaramuza en San José del Llano, camino a La Tuna, en donde salió herido Julio Óscar Ortiz Vega, “El Kevin”, a quien trasladaban a Culiacán en una ambulancia de la Cruz Roja de Badiraguato.
Al llegar a la altura del residencial Espacios Barcelona, por la carretera Internacional México 15, el convoy fue brutalmente atacado a balazos, con el resultado de 5 militares sin vida y 17 lesionados.
La SEDENA activó la embestida. El archivo “Operaciones en el estado de Sinaloa”, de fecha de noviembre de ese año, da cuenta de cómo los militares identificaron los sectores controlados por las células de los Guzmán, todas ellas involucradas en una de las peores masacres contra el Ejército.
En el sector noroeste de la ciudad estaban “Los Güeros Ranas”, comandada por Luis Alfonso Murillo Acosta, abatido en febrero de 2018 en la Loma de Rodriguera; luego en la zona de Valle Alto existía Teodoro Millán Rojo, con el grupo de “Los Teo”; hacia el lado de Los Ángeles estaban “Los Davidsillos”, encargados del penal de Aguaruto.
“Los Rinos” en la zona de la Chapultepec y Tierra Blanca, “Los Chimalis” en el sur de la ciudad, al igual que “Los Ninis”, dirigidos por Néstor Isidro Pérez Salas y por último “Los Ántrax”, en ese tiempo comandados por Eliseo Imperial, “Cheyo Ántrax”, en la zona oriente de la capital.
De los líderes identificados en esa época, además de “El Güero Ranas”, también fue abatido Francisco Zazueta Rosales, “Pancho Chimal”, en abril de 2017, un mes después de escaparse del penal y Jesús Rodríguez Dueñas, “El Rino”, quien falleció de Covid-19 en septiembre de 2020.
La SEDENA identificó a los Guzmán como los autores intelectuales de la emboscada, y a “Pancho Chimal”, al “Güero Ranas”, al “Teo” y a “Cabo”, como los responsables materiales, además ubicó a “El Caballo” como el coordinador logístico de la agresión.
Corrupción hasta el tuétano
Al día siguiente del ataque el Ejército desplegó casi 400 elementos en el casco urbano y detuvieron en una primera oleada a 17 personas, decomisaron armas, granadas, casas y 52 vehículos.
El reporte de la SEDENA advierte que dentro de los detenidos, la FGR liberó a Jorge, “El 90”, Cristian Fernando, Wilfrido y Armando, “El Bob Esponja”. También soltaron a Cristian, “El 300”, “El Oso” y a “El Buitre”, los arrestados por la Marina.
Sobre las liberaciones “por falta de elementos”, los mandos reportaron la corrupción endémica en la Delegación de la FGR. La ficha dice “Involucramiento de autoridades”.
“Personal de la SEIDO ha detectado indicios de involucramiento de funcionarios de la Delegación de la PGR en Culiacán”.
El modus operandis de esta simbiosis era devolver droga asegurada por militares a los delincuentes, “simulando su destrucción con otras sustancias similares”.
También encontraron que el personal se negaba a realizar indagatorias bajo la excusa de temer represalias, además agentes de la FGR filtraban información de procesos judiciales a los abogados quienes se adelantaban con datos claves con los que lograban liberar a sus clientes.
“Estrecha relación afectiva entre abogados defensores y el personal de la Policía Ministerial Federal (chocan la mano y se abrazan”, y gracias a estas amistades, los delincuentes tenían facilidades y pruebas para que los jueces resolvieran a su favor.
Relevos en caliente
Todas las acciones realizadas por el Ejército tras la emboscada, fueron gestionadas por el comandante de la Tercera Región con sede en Mazatlán, Alfonso Duarte Mujica, quien fue el general que acusó a Los Chapitos de ordenar el ataque al convoy militar.
Pero un día después de presentar los avances contra los Guzmán y su gente, el 29 de noviembre, fue relevado de la Tercera Región por el general Juan Ernesto Antonio Bernal Reyes, quien asumió el mando el 1 de diciembre. Con esto, los operativos para aclarar la emboscada se difuminaron.
Duarte Mujica había protagonizado varios escándalos en Tijuana, cuando fue comandante de la Segunda Región Militar, como la retención de 116 mil pesos de diputados de PT que reclamaron el asunto o denuncias de violaciones a los derechos humanos por parte de elementos. De Sinaloa, fue enviado por el Alto Mando a la Octava Región en Oaxaca.
Perfilados
Una ficha del 2020 señala que “El Guano” nació el 20 de octubre de 1946 en Chihuahua, y que registró un domicilio en Guasave y en Lorenzo F. Robles, también apareció una camioneta Pickup Toyota con dirección de El Fuerte.
Se identificó a sus padres y a dos hermanas nacidas en Badiraguato, y actualmente su nombre aparece en 8 investigaciones federales y cuenta con una orden de extradición a Estados Unidos desde 2018.
La primera averiguación en su contra es del 2005, luego sigue una del 2006 iniciada por la entonces SIEDO, luego dos del 2015, tres del 2016 y la última del 2017.
Además de “El Guano” en 2016 se perfiló a Gabriel Valenzuela Valenzuela, detenido en 2018 y fugado a los meses, como uno de los financiadores de la agresión a los militares. La inteligencia militar encontró indicios de intentar infiltrar sicarios en la Feria Ganadera de ese año.
Para asediar al Cártel de Sinaloa, el general Duarte Mujica solicitó vigilancia área con drones en Eldorado, Quilá, Oso Nuevo y El Salado, así como ordenó el envío de refuerzos al Triángulo Dorado para cortar fuentes de abastecimiento de drogas, traducido en dinero.
Al final, “El Guano” quedó fuera de radar, al año siguiente, en 2017, cayeron los Dámaso y los Guzmán por el contrario, se vieron fortalecidos tras las diversas guerras que se jugaron en Sinaloa.
Sin embargo, en las últimas semanas, luego de la captura de Ovidio, las fuerzas armadas se han enfocado en la figura del hermano mayor del “Chapo” y en su gente, el último detenido en Culiacán es Bernardino Esparza Aboyte, el 80, identificado como jefe de célula en Badiraguato.