Culiacán, Sin.- Ni las cintas rojas que marcan donde sí y donde no sentarse hacen entender a los pasajeros que el Covid-19 viaja con ellos.
En Culiacán las rutas de camión son distinguidas por sus características como llevar corridos a todo volumen, estar adornado de peluches, ver al “garbanzo” de prepa o ir muy rápido. Esta última característica, la de la velocidad, hizo que la ruta Huizaches y Toledo, sean llamadas “las de la muerte”.
El sábado a medio día la ruta del Huizaches número ocho le dio otro sentido a su apodo.
La ruta casi finalizaba y el chofer tomó una pausa en el trayecto para colgarse en la oreja derecha el cubre bocas de tela. El transporte iba solo y aseado, aún después de varias horas de servicio. Al tomar la avenida Álvaro Obregón, se empiezan a subir alguno que otro culichi que sigue trabajando pese a la contingencia, pero el espacio no se llena.
El chofer no se ha colocado su cubre bocas bien, ha esperado a llegar a las calles principales donde los tránsitos y policías municipales, andan detrás de los que no lo porten.
En la primer parada de lo que es el reinicio de la ruta, sube una chica con cubre bocas y toma asiento casi al frente del autobús. Cuadras después sube un hombre y pese a que tiene asiento para escoger, decide colocarse a lado de la joven, justo en el lugar donde no hay una cita roja que indica que ahí sí te puedes sentar.
“Oiga, m’hija, ¿tiene la hora?” le preguntó, luego de quitarse el cubre bocas que luego guardó en la bolsa trasera de su pantalón.
La muchacha sin mirarlo, amablemente respondió su duda y al ver que el hombre tenía intención de una charla, en un segundo de silencio, se cambió de lugar. La sana distancia había regresado entre los pasajeros.
Sin embargo, ya más adelante cuando había cinco pasajeros, tres albañiles abordaron el Huizaches, y decidieron sentarse hasta atrás, como los niños de secundaria que se sientan en la última fila para ir “agarrando cura”, rodeando a una usuaria del transporte público a menos de un metro de distancia.
La muchacha, viendo la situación, quiso levantarse y cambiarse a uno de los varios asientos libres que aún quedaban, sin embargo esto no lo fue posible, porque uno de los albañiles, subió su bicicleta, bloqueando el paso no solo de la bajada para los pasajeros, sino el espacio vital de eta usuaria acorralada por tres personas que no traían cubre bocas.
De acuerdo con las campañas de la Secretaría de Salud Federal, si una persona con Covid-19 te toca o tiene contacto con tu espacio, quienes le rodeen no solo son nuevos portadores de este, sino que también lo esparcen.
Se desconoce si en el Huizaches ocho iba algún pasajero asintomático o alguien que estuvo en contacto con un caso positivo de coronavirus, el virus que lleva casi 3 mil infectados en el estado y más de 200 muertes confirmadas en Culiacán. Estando la capital de Sinaloa en color rojo, como una ciudad con alta letalidad y contagios de este.
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El 1 de junio algunas actividades se reanudan como parte de la “Nueva Normalidad” y las personas que estarán al frente de estas tal vez tengan que tomar camión, o bien, sus consumidores, pues el centro no dejará que ingresen automóviles ni transporte público, para evitar aglomeraciones o que se viole la Sana Distancia, así como en el Huizaches ocho.
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