Culiacán, Sin. La movilidad no se puede detener del todo pese a la contingencia sanitaria que incrementa su número de casos nuevos en la ciudad, de manera diaria, pese a que ahora el estado se encuentra coloreado del rojo al naranja, según la Secretaría de Salud Federal.
Además del automóvil y las aplicaciones de servicio privado de auto (Uber y Didi), los culichis ven más fácil trasladarse en camión a sus empleos que no pueden dar “home office”. Sin embargo, esta opción de movilidad publica tan necesaria, es también el lugar donde las reglas de distanciamiento son un mito para usuarios y conductores de las unidades.
“Uno se sube, va con su cubrebocas, se acomoda cuidando no quedar sentada a lado de nadie, pero puede resultar imposible que todos a ordo nos cuidemos. Los camiones se llenan, el chofer no usa equipo de protección personal y la gente curiosamente la más mayor, se enoja cuando le pides que respete las indicaciones de en donde sí y no sentarse” dijo la usuaria del servicio, Guadalupe, en la ruta Díaz Ordaz.
Ya la pandemia ha avanzado y no se percibe poca gente en las calles y pocas unidades circulando en las rutas, como hace dos meses, a falta de pasajeros que, por consecuencia, dejaban una baja o nula entrada de dinero a los conductores. Sin embargo, cuando más les empezaba a pegar a los transportistas esta falta de circulación, se comprometieron a dar seguimiento estricto a medidas sanitaria, para protegerse de los contagias y poder operar. Lamentablemente, no se cumplieron.
“Se acordó que se va a subir al 50 por ciento de pasaje y hasta se marcó con cinta que por cada para de asientos, solo debe ocuparse un lugar. Se acordó que no se va a subir pasajero sin cubrebocas también pero, qué hace uno si ellos así se suben y se molestan porque se les señala que no están cumpliendo“ externó un chofer de la ruta huizaches.
El gobierno del estado, por medio de Vialidad y Transporte acordó establecer ciertos criterios a cumplir para una movilidad responsable en el camión urbano durante el covid, además de los constantes paraderos para sanitizar las unidades, sin embargo, todo esto parece ser que fueron palabras de un rato.
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“A mí me ha tocado ver que los choferes se quien el cubrebocas y solo lo porte cundo hay tránsitos, también me toca ir con el camión retacado a las horas de salir a trabajar o salir de la hora laboral, entonces, ¿cómo le hace uno para cuidarse?” señaló un joven del Centro de Atención a Clientes de una tienda departamental.
Cuando recién se reactivaba el flujo de las rutas del transporte público, los transportistas procuraban mantener limpio y con sana distancia el espacio, pero al cabo de unas semanas, todo volvió a esa “antigua normalidad “donde los cuerpos de los pasajeros van, incluso, a milímetros de distancia, prados, porque ya no hay asientos disponibles.
SANCIONES
Por parte del gobierno estatal y municipal, solo se habló de multar a las personas que no cumpliesen con portar, al menos, cubrebocas en el espacio público y, para los transportistas, se aplicaría supuestamente una suspensión por desobedecer los parámetros de la Nueva Normalidad. Pero no pasó nada.
Hasta ahora, ya nadie habla de lo que acontece dentro de los urbanos, pues parece ser que la ciudadanía y conductores se conforman con tener el servicio.
Nos necesitamos, ellos para trabajar y tener dinero y nosotros, como usuarios, para ir a trabajar
Alejandro
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