Culiacán, Sin. Fue en el 2011 cuando un grupo de 20 enfermeras del Hospital de la Mujer, fueron despedidas de manera injustificada, en la búsqueda de recibir prestaciones sociales, ante el riesgo que corrían al laborar en áreas que podría dañar su salud, además de las largas jornadas de trabajo con un salario precario.
En los primeros años de la administración del ex Gobernador, Mario López Valdez, se inició una pelea legal y personal entre el mandatario estatal y el grupo de enfermeras del nosocomio, quienes evidenciaron al funcionario en el trato que les daba.
Las afectadas reclamaban recibir sus derechos que por ley les corresponde, además de un mejor sueldo, al someterse a jornadas de 20 horas en áreas de especialidades como neonatos, terapia intensiva e intermedia, en donde se utilizan aparatos que pueden afectar su salud.
Como parte de exigir a la Secretaría de Salud la entrega de las prestaciones, realizaron plantones en las inmediaciones del nosocomio, el cual, estaba en sus primeros años de operación, al haberse inaugurado en el último periodo el ex Gobernador, Jesús Aguilar Padilla.
Además de realizar marchas pacíficas, las cuales tuvieron cobertura por los medios de comunicación locales y que ante el movimiento que se estaba generando en contra de Malova, este decidió ordenar el despido de los manifestantes.
La historia recordada por una de las enfermeras afectadas, a quien se reserva su derecho al anonimato y que llamaremos Ana, decidió hacer pública la noticia, debido a que siete años del despido injustificado, la mayoría dejó de ejercer su profesión y siguen en la espera de ser contratadas en un nosocomio.
Recordó que un inicio, el recorte fue a 35 enfermeras y enfermeros, quienes durante las gestiones que realizaban con el ex mandatario estatal, fueron hostigados de manera constante y hasta amenazados, en caso de continuar la rebelión hacia Gobierno.
Luego de un tiempo de protestar por el despido injustificado, de nueva cuenta se ofreció la recontratación, pero de forma condicionada y ante la desesperación y la necesidad de recursos para mantener a su familia, finalmente 15 aceptaron las condiciones.
EN TOTAL 20 SIGUIERON EL PROCESO
Mientras que el resto (18 mujeres y dos hombres), continuaron el proceso de una demanda laboral, el cual tuvo un periodo de siete años y en donde la corrupción fue el factor que imperó en contra de los trabajadores de la salud.
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Ana, indicó que en un principio el propio ex Gobernador afirmó que, si ellas ganaban un laudo ante la Junta de Conciliación, mientras continuara en el poder, no permitiría que se les entregara un apoyo.
La licenciada de la Secretaría de Salud, tuvo una manipulación con los magistrados para declarar un laudo en contra de las enfermeras, siendo evidente de nueva cuenta el control que López Valdez tenía.
La abogada que recibió el caso en defensa de los trabajadores de la salud, también fue amenazada e incluso su automóvil fue quemado, situación que ocasionó que los dejara y pasara la batuta a otro colega, el segundo abogado no tuvo mucha injerencia en que se avanzara.
Motivo por el que solicitaron el apoyo a otro licenciado en Derecho, con quien perdieron un amparo, provocando la contratación de un cuarto abogado para presentar un segundo amparo, el cual también perdieron las enfermeras, recibiendo mínimas prestaciones.
Durante el juicio a los trabajadores de la salud que fueron despedidos, les retiraron el título profesional y cedula, acción que no permitió que obtuvieran un empleo formal, obligándolos a tener trabajos temporales, sin prestaciones sociales y sin seguro social.
Algunas enfermeras se han dedicado a trabajar en guarderías, cuidar pacientes particulares, lavanderías, mientras que otros se quedaron sin trabajar para dedicarse al cuidado de los hijos.
En estos siete años que las enfermeras se han quedado prácticamente paralizadas en su profesión a causa de una mala administración estatal, solicitaron apoyo a la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), quienes procedieron a presentar una recomendación, sin embargo, no se presentó ningún cambio a favor.
Durante la lucha, el ex Secretario de Salud, Ernesto Echeverria, les dijo que iba a despedir a todas las personas que tuvieran una demanda en contra de la Secretaría, debido a que no podrían estar peleando contra la institución.
En el caso de las enfermeras que aceptaron el nuevo contrato, hasta el momento no han sido dados de baja, sin embargo, durante los siete años se quedaron a la espera de que sus colegas regresaran.
“Entonces los tenían sometidos, acosados, cubriendo turnos extras y de todo, fue la manera que obedientes y que lograron quedarse, con el mismo sueldo y todo”, explicó.
Tras las injusticias que se cometieron contra ellas, Ana, manifestó que “fue un capricho del Gobernador, aprovechándose de que éramos mujeres, de que nos amenazó, de que necesitábamos del trabajo, fue un abuso total”.
En los años que las enfermeras sufrieron de amenazas y hostigamiento, causó en dos de ellas la pérdida de su bebé, ya que ante el miedo y estrés que manejaban no lograron finalizar su embarazo.
Mientras que otras tuvieron que recibir atención psiquiátrica, problema que continúan atendiendo, algunas presentaron crisis de pánico ante la grave situación que vivieron, cuando únicamente lucharon por sus derechos y no optaron por quedarse en el silencio.
Al ser ya siete años de la lucha, las afectadas no superan los hechos ocurridos en lo moral, económico y profesional, ya que sus expectativas de crecimiento fueron rebatadas y las dejaron sin oportunidad de crecer en la enfermería.
Actualmente de las 20 enfermeras, alrededor de 12 están desempleadas al no encontrar trabajos duraderos y se dedican a cuidar pacientes en prolongado tiempo, cinco sí tienen un empleo formal, mientras que el resto optaron por estudiar otras profesiones como derecho.
FORMA SU FAMILIA
En el caso de Ana, comentó que al momento que ocurrió el despido era soltera, sin embargo, tiempo después contrajo matrimonio, naciendo sus dos hijos, quienes tienen cinco y dos años y medio y que con esfuerzo han sacado adelante, ya que el salario de su esposo no es suficiente para la familia.
A partir del 2002 comenzó a ejercer como enfermera, cuando tuvo oportunidad ingresó al Hospital de la Mujer al considerarlo como una institución en el que podría crecer en la enfermería, sin embargo, a tres años de su contratación fue despedida.
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Al momento que busca trabajo en su profesión no se le otorga por la falta del título profesional en original, por lo que se ha dedicado al igual que sus colegas a empleos eventuales como cuidado de un enfermo, además de ser promotora de banco de reconocida empresa.
En su caso, por la presión y amenazas que recibieron, en el que temieron por su vida y repite en reiteradas ocasiones en que todo lo que sucedió durante el Gobierno de Malova fue muy fuerte para ellas, en los primeros meses sufrió de depresión.
Actualmente, está estudiando el cuarto semestre de licenciatura e injerencia de servicios de salud en línea, debido a que es gratuito y representa una oportunidad como enfermera.
Ante toda esta situación, Ana, comentó que jamás pensó que el propio Gobernador se pusiera en su contra cuando solicitaban prestaciones y un mejor sueldo, cuando su función es respaldar y velar por los trabajadores y sinaloenses.
LES PAGAN PRESTACIONES CON QUIRINO ORDAZ
En el inicio de la actual administración del mandatario estatal, Quirino Ordaz Coppel, se continuó con la demanda laboral, finalizando el proceso legal en septiembre del año pasado, en donde se pagó las prestaciones correspondientes de la antigüedad que tenía cada uno, de entre tres y cinco años.
Con casi una década de ser dejadas en el olvido, han tratado de seguir delante de cualquier forma, sobre todo para poder mantener a su familia, por lo que seguirán tocando puertas para ser reubicadas y regresar a ejercer la profesión que tanto aman.
ANA
ENFERMEDA DESPEDIDA
“Fue algo fuerte, era un acoso total, era el sufrir, el perder un trabajo cuando tienes la necesidad y las ganas de salir adelante como trabajador, profesionistas como madre de familia y te viene a dar en la torre”
35 Enfermeras y enfermeros, quienes durante las gestiones fueron hostigados de manera constante.
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