Culiacán, Sin.- De acuerdo a la tradición en México, el 1 y 2 de noviembre los muertos regresan para visitar sus familias y amigos y ser agasajados en un ágape que incluye sus comidas y bebidas favoritas, muchos las dejan en las tumbas y otros les hacen vistosos altares.
Este lunes los camposantos de los niños se vieron engalanados de flores, al celebrarse el Día de Todos los Santos, donde según la tradición vienen las almas de los menores de edad, y el 2 es Día de los Fieles Difuntos, dedicado a los adultos.
El origen de estas tradiciones, se remonta a la época prehispánica, cuando las comunidades indígenas acostumbraban a conservar los cráneos de los fallecidos y utilizarlos para rituales en los que se honraba la muerte y se celebraba el renacimiento.
La convivencia con la muerte es parte del imaginario colectivo mexicano. La celebración del Día de los Muertos con sus respectivos altares es una tradición indígena y que cada vez más se está arraigado en el país.
Festejo pandémico
Años atrás era muy común recorrer escuelas, centros culturales, principalmente, para ver los coloridos altares de las personas conocidas que se nos adelantaron: próceres, artistas, maestros, entre otros. Sin embargo, esta tradición fue interrumpida por el Covid-19.
Los altares en el 2020 no aparecieron ante el público, sin embargo, la tradición se trasladó a los hogares, ahí las familias honraban a sus fallecidos, además porque no tuvieron la oportunidad de acudir al panteón a dejar una veladora o un responso.
Este año tampoco se vieron como en otros años, quizá porque todavía se le teme un poco al contagio de coronavirus, porque hubo un largo puente, o bien porque fue fin de sexenio y los empleados andan un poco “ciscados”, no saben qué va a pasar con ellos y no tienen humor para estos menesteres.
Este 2 de noviembre ya está permitido acudir a los panteones a visitar a sus muertos, pero muchos se han adelantado para limpiar y dejar coronas y flores frescas en la tumba, pero no piensan quedarse como antes a velar a sus muertos y convivir todo el día en el camposanto.
Por ello, han optado desde el año pasado, honrar a sus difuntos en su casa, algunos con enormes altares, otros, con un ramo de flores, ponerle la comida que le gustaba a su familiar y degustarla a un lado del altar.
Los altares en los hogares, en su mayoría son sencillos: flores, veladoras, fotos de los difuntos, comida, refrescos, pan, entre otros.
Mantienen viva la tradición
La familia Ramírez Salas acudió al Panteón del Barrio para darle una pintada a la tumba de sus familiares.
“Nada más eso, antes veníamos a velar, pasar el día, traíamos la comida que más le gustaba a nuestros padres como tamales, frijoles, chile rojo, calabaza, cerveza, refrescos y agua, ahora, eso lo consumimos en la casa, le arreglamos en una mesa un altarcito a nuestros viejos, haga de cuenta que le festejamos su cumpleaños”, dice don Andrés.
Destaca que ésta forma de honrar a sus muertos la empezaron el año pasado al no poder ir al panteón, les gustó y asegura que la van a convertir en tradición.
“Así se deja uno de andar batallando entre tanta gente, acá por la colonia están haciendo lo mismo, igual, algunos conocidos de la oficina me cuentan que el año pasado honraron a sus muertos de ésta manera y que ahora nada más van a ir a dejar flores y a recordar a sus muertos en sus casas".
De los pocos altares que se encontraron fueron los del Congreso del estado, donde se recordó a dos luchadores sociales que fueron asesinados hace unos meses.
También en la Secretaría de Educación Pública, en el área financiera instalaron un altar para recordar a sus compañeros que se adelantaron en el camino, algunos murieron por Covid-19.
Así entre flores de todos colores, veladoras, escobas, cubetas, pintura, familias empezaron a darse cita en los panteones de la capital del estado, para dejarlos listos y de esta manera honrar la memoria de sus seres queridos, así como limpiar los mausoleos.
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