Cuando estaba a punto de cumplir cinco años como secretario de Seguridad Pública de dos gobiernos, el teniente coronel Cristóbal Castañeda Camarillo sorprendió con su inesperada renuncia al cargo, semanas después de haber superado una crisis de violencia en la zona serrana del norte del estado.
Tanto él como el gobernador Rubén Rocha Moya fueron parcos en los anuncios, el militar de carrera tuiteó, sin dar más explicaciones, que había tomado la decisión de renunciar, agradeció al gobernador y dejó sus mejores deseos a los sinaloenses.
También puedes leer: Renuncia Cristóbal Castañeda a la Secretaría de Seguridad de Sinaloa
Por su parte, Rocha reconoció el trabajo de Castañeda y elogió su profesionalismo, rectitud y entrega. Nada más. Luego, el secretario de Gobierno, Enrique Inzunza Cázares salió a tomarle la protesta a Yeraldine Bonilla, como encargada de despacho de la SSP. Bonilla es subsecretaria de Prevención y en la 63 Legislatura fungió como diputada de Morena, sin experiencia comprobable en seguridad pública.
Bajo este contexto, sin el anuncio de la llegada de otro secretario, la retirada de Castañeda y su segundo al mando, el mayor Carlos Alberto Hernández Leyva, quien era subsecretario de Seguridad, dejaron más preguntas que respuestas, sobre todo en un momento en que en Sinaloa el crimen organizado ha recibido golpes, se han decomisado laboratorios de droga, decomiso de cargamentos y detención de presuntos operadores del narco.
Ni Castañeda se lo esperaba, pues recientemente había acudido a una nueva evaluación de confianza, como lo marca la Ley Nacional de Seguridad Pública.
Transexenal
Este año, el teniente coronel de Infantería, Cristóbal Castañeda Camarillo, cumple 30 años de servicio, ya que inició su carrera en 1993. Según su currículum, nació en Ciudad de México y estudió en el Colegio Militar.
Su primer encargo fue como comandante de unidades militares, de 1996 al 98 fue analista de inteligencia en la SEDENA. Durante el gobierno de Vicente Fox, fue jefe de sección y con Felipe Calderón, fue jefe de Grupo de Inteligencia, pero también su perfil como administrador lo llevó como director adjunto en Banjército de 2012 a 2015.
Su última comisión en el Ejército fue en 2016 como segundo comandante del Grupo de Comando del 44 Batallón de Infantería en el estado de Veracruz. En enero de 2017, por órdenes del Alto Mando, arribó a Culiacán para ocupar la subsecretaría de Seguridad Pública, siendo el general en retiro Genaro Robles Casillas, el titular de la SSP.
Ese fue el primer año de Quirino Ordaz Coppel, meses que en la guerra entre los clanes de Los Chapitos y Los Dámasos dejaban una estela de violencia en Culiacán, Mazatlán y Navolato. Hasta que el arresto de Dámaso López Núñez, “El Licenciado” calmó las aguas.
Con los militares al frente de la seguridad pública del estado -Quirino dejó que el secretario de la Defensa de Enrique Peña Nieto, Salvador Cienfuegos Zepeda, se encargara de poner a los mandos-, las estrategias se sucedieron. En el penal de Aguaruto se gastaron 84 millones en módulos de seguridad.
En las calles se pagaron más de 500 millones de pesos para contratar equipos de videovigilancia, se reforzó a la Policía Estatal Preventiva, pero todo ello no impidió que los líderes del Cártel de Sinaloa continuaran al frente sus operaciones criminales.
Cada que podían, las cámaras eran reventadas a balazos, los años nuevos siguieron siendo el festival de las balas del narco.
El general Robles Casillas fue relevado por el general Inocencio Fermín Hernández Montealegre, quien llegó al estado en julio de 2018, y se fue en diciembre del mismo año, quedando como titular de la SSP, Castañeda Camarillo.
Los culiacanazos
Diez meses después de que Castañeda asumió el mando, se desató el Culiacanazo del 17 octubre de 2019. A Castañeda le tocó coordinar el repliegue mientras los comandos de Los Chapitos obligaban a liberar a Ovidio Guzmán López.
La convulsión violenta en Culiacán dejó inerme al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y de Quirino Ordaz, ante la máquina de fuego del cártel de Sinaloa.
El tema del “jueves negro” quedó como una impronta en la memoria colectiva, pero Ordaz Coppel continuó con el teniente coronel al frente de la seguridad. Al finalizar el gobierno del priista en 2021, sin que el poderío del crimen organizado disminuyera, la Secretaría de la Defensa Nacional recomendó a Castañeda Camarillo para continuara en el cargo con Rocha Moya.
El gobernador morenista dejó al militar y a la estructura de colaboradores que ya en los años anteriores había formado. Su brazo operativo era el mayor Carlos Alberto Hernández Leyva, quien a su vez como subsecretario de Seguridad, mandaba a la Policía Estatal Preventiva, el ariete en contra del crimen organizado.
Desavenencias
De los hechos que involucraron a sus hombres de confianza, fue la protección que le dio la SSP al comandante “Níquel”, director del Grupo Élite de la PEP, cuando encubrió el homicidio a manos de policías de dos jovencitas de Tamazula, Durango, en enero de 2020.
“Níquel” había sufrido un atentado en diciembre de 2018, pocos días después de que Castañeda fue nombrado secretario. En mayo de 2021, en plena campaña electoral, fue asesinado Joel Ernesto Soto, director de la Policía Estatal, cuando circulaba sin escoltas por la autopista Benito Juárez, a la altura de Angostura.
En noviembre de 2019, fue asesinado un escolta del mayor Hernández Leyva en una plaza comercial del bulevar Jesús Kumate.
Para nadie es un secreto que tanto el teniente coronel como el mayor Hernández se movían siempre con un fuerte aparato de seguridad, pues cargaban sobre ellos los riesgos del oficio.
En enero de 2023, fue la última prueba de fuego de Castañeda y sus hombres. El segundo Culiacanazo sacudió la seguridad de la zona norte de Culiacán y de nuevo grupos de sicarios salieron a hacer bloqueos en la ciudad.
En el fuego cruzado, murió otro escolta del mayor. “El Ratón” fue capturado y desde entonces, los operativos no han generado ese nivel de inseguridad. El 4 de julio pasado, un operativo lanzado sobre la sindicatura de El Tamarindo provocó algunos bloqueos, pero sin incendios. Castañeda informó sobre 9 vehículos asegurados.
La última campaña del teniente coronel tuvo como teatro de guerra la zona serrana de Sinaloa de Leyva. En apariencia, comandos de “El Chapo” Isidro fueron a cazar a Mario Alberto Lugo, “El Calabazas”, lo que provocó la salida de cientos de familias. Después de expulsar a los “Calabaceños”, los pobladores regresaron, y desde el hallazgo del cuerpo de Lugo, ya no se han reportado situaciones de inseguridad en la región.
Así, después de sortear estas convulsiones de violencia, este viernes 25 de agosto, en un solo tuitazo, el teniente coronel se despidió de los sinaloenses.
