Culiacán, Sin.- Después de renunciar como titular de la Fiscalía General del Estado, Sara Bruna Quiñónez Estrada consideró que las cosas se hicieron bien en el organismo de procuración de justicia.
Hoy por la mañana se notificó su renuncia, después de que la Fiscalía General de la República señalara deficiencias en la investigación del homicidio de Héctor Melesio Cuen Ojeda, realizada por la FGE.
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En su perfil oficial de X, Quiñónez Estrada agradeció al Congreso y al gobernador Rubén Rocha Moya por considerarla para ser titular de la fiscalía.
“Segura de que se hicieron las cosas bien durante mi gestión y para no entrar en controversias que puedan afectar carpeta de investigación alguna me retiro del cargo”, dijo.
Sara Bruna duró 3 años en el cargo, tomó protesta en noviembre del 2021, diez días después de que Rocha Moya iniciara su sexsenio como gobernador.
Los señalamientos
Después de recibir la carpeta de investigación, la Fiscalía General de la República (FGR) detectó diversas deficiencias en las indagaciones hechas por la dependencia a cargo de Quiñónez Estrada.
En primer lugar, se señala que la necropsia realizada no establece de manera adecuada los signos cadavéricos inmediatos, tales como la temperatura corporal, los signos tanatológicos, las livideces, ni se describe correctamente la evolución que tuvo el cuerpo desde el momento del deceso.
Además, el cuerpo presentaba un fuerte hematoma en la cabeza y cuatro impactos de bala en las piernas, detalles que no fueron abordados con el rigor necesario en la investigación local.
Otro punto crítico es la falta de coherencia entre las pruebas. A pesar de que el video del lugar donde ocurrieron los hechos cuenta con sonido, en él solo se escucha un disparo, lo que contrasta con los cuatro disparos encontrados en el cuerpo. Este dato resulta aún más desconcertante dado que los tres empleados de la gasolinera no refieren haber escuchado ningún disparo durante el evento.
La investigación también se ve debilitada por la falta de identificación precisa de los ocupantes de la camioneta implicada en los hechos, lo cual limita la capacidad de reconstruir el evento. Asimismo, no existe una mecánica de hechos clara que explique lo ocurrido, ya que ni el lugar de los hechos ni el vehículo fueron procesados criminalistamente como es debido.
Otro aspecto es que, aunque se encontraron manchas de sangre humana en la batea de la camioneta, no se realizaron los peritajes correspondientes ni se tomaron determinaciones al respecto.
Estás omisiones son consideradas graves por la FGR aunado al hecho de que el cuerpo fue incinerado, una acción contraria a las prácticas criminalísticas recomendadas para la investigación de homicidios, lo que complica la obtención de evidencia crítica para el caso.