Algunos de los miedos e inseguridades más presentes en los sinaloenses es ser víctima de un “levantón” o desaparición forzada y ser extorsionado por un policía, esto según el estudio realizado por la Coordinación General del Consejo Estatal de Seguridad Pública en las tres ciudades más grandes de la entidad.
En el instrumento aplicado en mil 498 personas de Culiacán, Mazatlán y Los Mochis, los sinaloenses respondieron sentirse vulnerables e inseguros ante situaciones como un “levantón”, extorsión, agresión física, verbal o sexual o un siniestro vial.
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El 43 por ciento de las mujeres encuestadas dijo sentirse vulnerable a ser extorsionada por policías, contra el 37 por ciento de los hombres encuestados que también respondieron afirmativo a esta situación hipotética.
El 36 por ciento de las mujeres dijo sentirse insegura ante un levantón o privación de la libertad, mientras que en los hombres este sentimiento se presenta en 3 de cada 10 encuestados, la incidencia positiva de este miedo e inseguridad fue del 27 por ciento en hombres.
Percepción social que contrasta con la reciente declaración del Secretario del Ayuntamiento de Culiacán, José Ernesto Peñuelas, quien señaló que los levantones y privaciones de la libertad no son un tema grave o que preocupen a las autoridades.
En la encuesta de nombre Percibe el 42 por ciento de los hombres dijo sentirse vulnerable a alguna agresión o intimidación física, verbal o sexual al encontrarse en el espacio público, en las mujeres la percepción de vulnerabilidad es mayor en estas situaciones, siendo el 57 por ciento de las encuestadas quienes afirman sentirse expuestas la intimidación física o verbal.
El estudio social realizado por la Coordinación General del CESP que consta de 6 entregas mensuales, señala los temores o percepciones más presentes en los sinaloenses, que son balaceras, asaltos, robo a casa habitación y venta o consumo de drogas.
Con este instrumento se pretende que tanto el Gobierno del Estado, Fiscalía General y el Congreso del Estado tomen acciones que abonen a cambiar esta percepción social, con políticas y programas de prevención, atención y erradicación de la violencia en los distintos espacios públicos y privados.