Culiacán, Sin.- 53 años han pasado de la matanza de Tlatelolco, pero para el maestro jubilado de la UAS, Sergio Villalobos, es una herida que parece nunca va a sanar, al recordar cada año como el gobierno decidió acabar de manera brutal un movimiento estudiantil que, principalmente anhelaba una mayor libertad.
En la historia de México quedó la matanza de cientos de estudiantes que de manera pacífica se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas, ajenos a lo que minutos después iba a acontecer, pero que, posteriormente se convirtió en un precedente para las luchas sociales.
En silla de ruedas y con edad avanzada, el señor Sergio Villalobos se dio cita a la plazuela Obregón para conmemorar el 2 de octubre, con defensores de derechos humanos de la ciudad. Ahora, él fue el único sobreviviente del movimiento que acudió al evento.
Sus primeros recuerdos son como a sus 17 años, mientras estudiaba en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), le tocó presenciar la crueldad y facilidad en la que granaderos abrieron fuego contra los manifestantes por órdenes del ex Presidente, Gustavo Díaz Ordaz.
“Al principio del movimiento se pretendía que pudiera resolverse rápidamente, no se exigía otra cosa más que se nos recibiera por el Presidente de la República y tener un diálogo con el denunciando la situación que privaba en aquel entonces (…) se empezó a golpear a los estudiantes que eran los que estaban enfrentando directamente al estado y se agravó la situación”, contó.
Ese 2 de octubre de 1968, el señor Sergio estuvo en el asta bandera de la plaza y cuando empezó el daño a los manifestantes y la “lluvia de balazos”, con los pocos compañeros que estaban a su lado, iban retirándose de poco a poco, mientras veía y escuchaba como caían muertos los estudiantes.
“Se mataron a muchos compañeros, se hizo una verdadera guerra en contra de estudiantes armados (…) parecía que estábamos en guerra pero los balazos eran del ejército y la policía, arremetieron contra todos los estudiantes y trabajadores que asistieron a la marcha”, comentó.
Un rozón de bala en la pierna fue el único daño físico que tuvo en ese día que tuvo que sobrevivir a la matanza de Tlatelolco y cuidando a una compañera, retrocedían cada vez más, hasta que una señora les dio asilo en su departamento junto con más jóvenes, quienes después se fueron a un sótano y para la mañana, el señor Sergio se fue a trabajar como “un día normal”.
“Lo recordamos con sentimiento y con coraje por no poder hacer nada realmente y que las cosas muchas veces no se hace consciencia todavía de lo que sucedió y la gente de ahorita subestima demasiado lo que pasó, los que estuvimos ahí todavía sentimos”, confesó.
Las lágrimas siguen y la muerte de los estudiantes para el señor Sergio es como si hubieran matado a un hermano. Pasado el 2 de octubre, estuvo en la cárcel Lecumberri por seis años como preso político por participar en movimientos, fue por la amnistía que dio el ex presidente José López Portillo que recuperó su libertad.
Con la condición de no regresar a la Ciudad de México, el señor Sergio, volvió a Culiacán con su familia y aquí, la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) le dio la bienvenida como docente.
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