Culiacán, Sin.- ¿Qué ha pasado con la tradición de comprar mochilas y trajecitos típico en los pasillos del mercado Gustavo Garmendia? En los comercios que llegan a tener más de 50 años de historia, la tercera o cuarta generación de empresarios resisten a las crisis “por mucho amor a la tierra que dejaron los abuelos”, y los padres que enseñan a los niños las costumbres que no deben morir.
En los pasillos de la calle Domingo Rubí e Hidalgo, mochilas con estampados de superhéroes y princesas, cuelgan en la pared, pero también bolsas para personas de todas las edades. En cada temporada, los transeúntes son enganchados por los trajes, vestiditos, disfraces o decoraciones, en puestos en donde, quienes ahora tienen la estafeta, desde niños aprendieron el arte de vender.
En esta ocasión traemos la historia de dos vendedores del mercado: Iván Cabrera y Elia Nancy Picos Félix, tercera y segunda generación de comerciantes, y en respuesta a la anterior pregunta, responden que la tradición no se ha acabado y no cesará por cada niño o niña que aprende las bondades de ir a “chacharear” en el mercado.
“Cabreras Novedades”
Iván Cabrera, desde pequeño, observó y aprendió de su abuelo y padre cómo evolucionar al ritmo de las nuevas necesidades de la ciudad y del “sin ventas, no hay comida”, y aunque estudió Derecho, prefirió honrar la memoria de su familia y transmitirla a sus hijos y consumidores.
“Aquí prácticamente nacemos todos, desde que tenemos una o dos semanas de nacidos, empiezan las mamás a traernos aquí y aquí empecemos a crecer a la par como si fuera un hogar”, contó, mientras sus ojos se veían pequeños encima del cubrebocas por la sonrisa que los recuerdos le provocaban.
Su abuelo, dice, llegó al mercado como un proveedor de plátanos hace 50 años, después consiguió el local 53 exterior por la calle Hidalgo y con el nombre “Cabreras novedades”, integró nuevos productos como jaulitas, molcajetes, cosas para el hogar y a como fue avanzando Culiacán, se vendieron huaraches, mochilas y trajes de temporada; su padre tomó la batuta y hace 15 años llegó el turno de Iván.
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Conservar la tradición
Como comerciante tiene la doble misión de hacer atractivo el mercado para un niño que está acostumbrado a llegar a una plaza a comprar mochila o juguetes y mientras el pequeño aprende algo nuevo, les da la oportunidad de conocer la calidad de cada producto y de paso, refuercen algunos valores, como la humildad.
“Yo creo que muchas mamás vienen, traen a sus hijos, entran al mercado, creo yo que sería un error no fomentar a nuestros hijos los valores por lo que es tradicional, los valores por los que hay productos orgánicos, los productos económicos y de alta calidad”, destacó.
A Iván le tocó ver como la devaluación dañó el comercio local o el “eslabón frágil” de una gran economía como lo considera; la llegada del “nuevo peso” en 1993, cuando se quitaron tres ceros a la moneda y como fue hasta chistoso adaptarse a otro lenguaje de ventas.
Pero una anécdota que marcó su adolescencia fue la visita de zapatistas al mercado por el año 1995, todos con su vestimenta típica de Chiapas, recuerda, pasamontañas y equipo táctica como militar, su misión era sumar más personas al movimiento.
“Todo el mundo me recuerdo que los miraban como si fuera algo terrorífico y no, se les puso una mesa, se dialogó con ellos, personas muy sensatas, muy humanas y aquí estuvieron y fueron una de las cosas que marcó también”, recordó.
La recuperación con disfraces de mamá coco
La historia comercial de Nancy Picos inició por su madre hace 13 años, primero rentando un local por la calle Hidalgo y después adquiriendo uno por la calle Rubí. ¿La venta? Mochilas, trajes típicos bordados para niños, sombreros y lo más novedoso por la pandemia: disfraces de fantasía.
En su familia, aprovechan la curiosidad de los extranjeros para venderles productos tradicionales acorde a la temporada del año; saben que hay personas que gustan de “chacharear” en el mercado y son los clientes que más valoran.
Por ser mínimas las ventas a causa de la pandemia, se convirtieron en el primer negocio del mercado Garmendia en ofrecer disfraces de fantasía y utilizando las redes sociales, se hicieron de nuevos clientes, quienes después se interesan por los demás artículos que ofrecen.
Dentro del mercado municipal hay vendedores con diferentes profesiones, abogados, doctores, químicos y demás, todos manteniendo la tradición y la costumbre de vender productos de calidad y del día para los miles de personas que transitan por sus pasillos.
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