Escuinapa, Sin.- Las ganas de salir adelante y poder llevar un sustento a su casa para beneficio de sus hijos fueron los principales motivos por los que doña "Chepy" se metió en el negocio del tejuino, una bebida ancestral y tradicional en Escuinapa.
La vida no ha sido fácil para Josefa García Barraza, una mujer de 65 años, quien recuerda con orgullo su tierra, Sayula, Nayarit, en donde vivió hasta los 30 años de edad.
Doña "Chepy" comenta que fue en 1985 cuando la vida la trajo a Escuinapa, lugar que se convirtió en su casa desde entonces. Recién llegada, inició con la búsqueda de trabajo, primero en una cocina de comida rápida.
"Estando trabajando en la cocina, un compañero me ofreció a trabajar con su mamá en la venta de tejuino, había que trabajar, acepté y estuve trabajando en los dos lugares, era poco el tiempo que tenía para descansar, pero aun así me aventé".
Dos años después, ya en 1987, se le terminó el trabajo en la cocina, pero siguió ayudando en la venta de tejuino, donde apenas y alcanzaba a ganar para sostener a sus hijos.
Después de un tiempo, optó por emprender el negocio por su propia cuenta, con el apoyo de sus hijos logró comprar una carrera para recorrer las calles de Escuinapa.
"Bien recuerdo, 14 pesos nos costó esa carretita, es la misma con la que sigo trabajando. Los primeros días no me salía muy bien el tejuino, la gente me decía que le faltaba algo u otra cosa, fue así como poco a poco fui perfeccionando la receta, que ahora es muy solicitada".
Todos los días, como hasta la fecha, se levanta alrededor de las 4:00 de la mañana para iniciar con la preparación de la bebida y salir a la calle a ofrecerla a los escuinapenses.
"De esa carretera salió para hacer crecer a mis hijos, algunos han seguido con este trabajo y otros han buscado otra manera de sostenerse, pero todos saben la receta para preparar el tejuino que vendo".
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Han sido varios puntos de Escuinapa los que ha tomado para instalar su negocio, el primero fue en la esquina donde se encuentra Banamex y actualmente se encuentra en lel cruce de las calles Miguel Hidalgo y Francisco I. Madero.
Aunque sus hijos le han pedido que deje el trabajo, doña "Chepy" dice que mientras tenga fuerzas para caminar y empujar su carreta, seguirá haciéndolo.
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