Culiacán, Sin. - “Limpiaron mi casa…”, señala Emily Castañeda, quien todavía con el temor y la desilusión reflejados en su rostro, lamenta que las “ratas de cuatro patas”, se llevaron hasta la ropa de invierno de su esposo quien acaba de fallecer de Covid-19.
De acuerdo al último estudio revelado por el Consejo Estatal de Seguridad Pública, el primer semestre del 2020 ha dejado un crecimiento alarmante en el delito de robo a casa habitación en Sinaloa, ya que con todo y la pandemia es el delito que sigue a la alza.
Ricardo Jenny del Rincón, coordinador del CESP, advierte que en los primeros seis meses de este año, el aumento en robo a casa habitación es del 64 por ciento, en comparación con el mismo periodo del 2019.
El robo a casa-habitación es uno de los delitos que más nos afectan por varias razones, una de ellas es porque se realiza en nuestro hogar, en donde suponemos que estamos más seguros, en donde vive nuestra familia.
Emily
Narra que, a principios del mes, su esposo se empezó a sentir mal, se hizo la prueba y salió positivo, por lo que optaron de quedarse los dos solos y mandar a sus tres hijos adolescentes con sus abuelos.
“La casa se convirtió en un hogar solitario, no había movimientos, de vez en cuando mi mamá nos dejaba el mandado en la entrada, yo salía a recogerlo, esa era la única salida donde se me podía ver, mi hogar estaba desolado”, recuerda.
LA HISTORIA DE EMILY
La ama de casa desbastada por la muerte de su esposo y la pérdida de sus bienes materiales, señala que su esposo se agravó por lo que hubo necesidad de hospitalizarlo y ella prácticamente se la pasaba todo el día en el nosocomio.
“Yo iba a casa a bañarme y me llamó la atención que dos o tres veces, vi una camioneta estacionada frente a mi domicilio, me llamó la atención porque no la relacionaba como propiedad de mis vecinos. Lamentablemente murió mi marido en la madrugada, al acudir a la casa por los documentos que requería, cual no va siendo mi sorpresa que, al entrar, la casa estaba abierta de par en par, solamente cerraron la cochera”.
Guarda un largo silencio, como si estuviera rememorando el momento que perdió todo.
“Al entrar y ver casi vacía mi casa, sentí un dolor muy grande. Es una pesadilla, se me vino a la mente, luego me resistía a creer que eso me estuviera sucediendo. Me equivoqué de casa, todos esos pensamientos se me vinieron a la cabeza, pero la realidad me despertó: me habían robado”.
Emily destaca que le robaron aparatos electrodomésticos, televisores, ropa, joyas y más de 70 mil pesos.
Por la enfermedad de mi esposo, tuvimos que vender cinco hectáreas donde se sembraba maíz, las teníamos rentadas, no tuvimos ni para el entierro de Miguel…
Emily
Después de lamentar su situación, recuerda que sacó fuerzas para enfrentarse al trance más doloroso: hacer todos los trámites para darle cristiana sepultura a su esposo. Del robo, ni se acordó de dar parte a las autoridades.
“Además para que lo reportaba, si nunca hacen nada. Los rateros están bien protegidos, entrenados, tengo información de amigas que han sufrido robos, de diferentes modos, algunas los han reportado y no ha pasado nada, es una cifra más…”, relata.
OTRO CASO
Por ejemplo, dice que una de sus amigas que vive en la colonia Pinos en mayo le robaron su casa.
“Llegaron unos fulanos con la argucia de que iban de parte del ayuntamiento a fumigar contra el virus, los dejó entrar, no pasó nada, pero al salir mi amiga al súper, cuando llegó ya le habían vaciado su casa”.
A otra amiga que vive en la Guadalupe, trataron de robarle en pleno medio día. Se fue a hacer la prueba, afortunadamente salió negativa, y al llegar a su casa, encontró su recámara toda revuelta, no encontraron dinero y joyas, que es lo que cree que buscaron, porque solamente se llevaron una cámara fotográfica y un reloj sin valor.
Los robos nos dejan vulnerables, ya no nos sentimos seguros en ningún lugar, creemos que violaron nuestro espacio y que a partir de ese momento toda nuestra familia y pertenencias están en constante y real riesgo.
Emily
Emily señala que una vez que asimile su duelo, buscará un departamento para irse a vivir con sus hijos en otra colonia.
De acuerdo al Consejo Estatal de Seguridad Pública pese al confinamiento que se vive actualmente, donde la gente poco sale de su casa, este delito creció, y se puede constatar por las llamadas que se presentan en el 911 en comparación al 2019.
En las colonias donde más se están dando los robos en casa habitación son Alturas del Sur, Valle Alto, Libertad, Stanza Toscana, Floresta, las Quintas, Lázaro Cárdenas, entre otras.
El estudio también revela que los días en que los amantes de lo ajeno prefieren delinquir son: lunes, jueves y viernes, en un horario que va desde las 10:00 de la mañana a las 4:00 de la tarde.
Emily explica que ahora, por wasapp están mandando mensajes para que la gente se cuide, porque tanto daño hace el virus como los rateros que no se tientan el corazón, ahora que todos requerimos ayudarnos unos a otros.
Doña Josefina, es una anciana que vive con su nieto.
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“Desde que llegó este horroroso virus, no tengo visitas. Mis hijos me hablan a diario, sólo se quedó un nieto conmigo, pero éste se acerca poco a mi habitación, me trae alimentos, platicamos de lejos, él se cuida mucho para evitar contagiarse y pegarme a mí la enfermedad, por eso, cuando oí unos ruidos en el jardín, me asomé a ver qué pasaba, un fulano me amagó con una pistola para que lo dejara entrar”.
Dice que una vez dentro, le empezó a revolver sus cosas.
De repente Dios me iluminó al ver que revolvía mis medicamentos, le dije, hijo deja eso, es mi tratamiento para curarme el Covid-19, el ratero, me vio asustado, aventó todo y salió corriendo…por lo menos para eso me sirvió esta enfermedad que está acabando con los viejos.
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