Culiacán, Sin.- Un día de 2015, Yeimie Linkimer Bedoya llegó por primera vez a Culiacán, con guitarra ristre y un ramillete de canciones que extrajo del corazón para ofrecerlas de manera gratuita al mundo, y anduvo por todos lados, cantando en los camiones, ganándose el pan de cada día.
"Yo no cobro regalías", ha dicho en más de una ocasión este cantautor originario de Turrialba, provincia de Cartago, Costa Rica, y que después de ganar un puñado de certámenes de interpretación, se fue erosionando hasta terminar, a sus 56 años, en un albergue de acogida en Sinaloa, con una enorme cicatriz que le cruza la panza y una hernia prodigiosamente terrible.
No es la primera vez que la estrella tica de los años 90 termina asilado en una institución de caridad, como El Buen Samaritano. En su itinerario, además de los años de calle y camiones, están plazas como Chiapas, Ciudad de México, Guadalajara, Mazatlán y Sonora. De hecho, si uno busca en su Facebook, puede rastrear que Jonh Linki ha cruzado fronteras y ha trazado mapas con su pata de perro.
Pero hoy está enfermo, y por eso, dice, carga unos dólares, para su entierro cuando llegue en desenlace fatal. Tampoco ya no se sube a los buses en espera de monedas, esas que no compran la risa, pero ayudan a conseguir algo de comida.
DE VIVA VOZ
Jonh Linki, es su nombre artístico; cuenta que llevó una infancia tranquila en su natal Costa Rica. Su padre era de origen lituano y su madre tica; de ahí que el apellido Linkimer suene proveniente de un remoto país europeo; muy pronto, al cumplir los 17 años, Yeimie comenzó a incursionar en la música.
A esa edad participó en el Festival OTI Costa Rica. Quien ganara este certamen en ese tiempo, era casi seguro tener un boleto para las ligas mayores del mundo musical.
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Sus letras, recuerda Linki sentado en una silla, buscaban la esperanza y el corazón de la gente. En 1995, alcanzó el segundo lugar en el Sexto Festival Internacional de la Canción, donde debutó con la letra de su autoría "Se muere la vida", en honor a los niños que padecen de cáncer y que viven en situación de orfandad.
"La necesidad me hizo irme de Costa Rica y aunque el público no me ha dado el valor que quizá me merezca, yo he dado lo mejor de mí", expone el cantautor.
Tras ganar el concurso, grabó con una disquera. Todavía recuerda sus canciones: "Amor de madre", "No puedo olvidarla", "Luciérnaga", "Soluciones" y su éxito más preciado, "Les compro el dinero".
"Quizá mis canciones no sean comerciales, pero son blancas, de mensaje", cuenta Linki.
DE LA FAMA A LAS CALLES
Desde hace 20 años, Jonh Linki fue diagnosticado con trastorno de Bipolaridad-esquizofrénica; desde entonces, sufrió abandono familiar y se mudó a las calles de México para sobrevivir de su música, pasando de cantar en escenarios de gala, a camiones y el metro.
Fue hace seis años que llegó por primera vez a Culiacán. Relata que el ambiente, la comida y las mujeres culichis lo enamoraron al grado
de no querer regresar más a Costa rica, aunque por ahí anduvo hace un año por su tierra natal.
En su trayectoria por la capital del estado, el costarricense le escribió una canción a su patria adoptiva: "Culichis de corazón". En ella, se refiere a la ciudadanía como gente ejemplar y trabajadora que irradia de alegría sus calles y los bellos paisajes que hay en el municipio.
CARRERA
En 2019, Linki fue operado en Culiacán de emergencia tras presentar un cuadro de apendicitis con peritonitis, su precariedad no abonó a que tuviera un cuidado adecuado de su operación llegando al grado de usar una bolsa de colostomía, a raíz de eso también se le originó una hernia estomacal con la que ahora sobrevive.
Esta enfermedad, lo dejó sin nada, pues ahora le impide cantar sus melodías en los camiones y ganarse la vida.
"Yo he hecho música para el mundo y se la he regalado, lastimosamente no he recibido buen trato, pero he dado la talla como artista", dice.
El pasado 9 de septiembre, el artista llegó al refugio El Buen Samaritano. Allí encontró un hogar, un techo para dormir y una familia con quien compartir sus últimos días, donde recuerda la vida que pudo tener como artista pero que no sucedió.
"Dios me envió sólo y desnudo al mundo, y así quiero irme, por lo pronto, aquí me dieron un techo, una camita y me alimentan como una persona más en situación de calle", refiere.
Ese refugio, el cantautor ocupa una habitación de lámina de cartón con apenas una camita y sus pocas pertenencia, un cambio de ropa y sus huaraches negros, pues señala que la vida no necesita de lujos ni de dinero, sino de espíritu y valores morales.
De Costa Rica, lo que más extraña, es que el gobierno lucha por la educación de niños y jóvenes, a diferencia de México, aunque quienes se gradúan no tienen muchas oportunidades de trabajo. En Sinaloa, su gente, sus paisajes y cultura lo nutrieron.
Linki señala que está dejando en legado todas sus canciones a fin de que la ciudadanía reflexione y se rija por los valores y buenas acciones.
"Hoy en día el mundo se ha vuelto materialista y consumista, más no empático, noble y de solidario", comenta.
"Soy un hombre sencillo, humilde, soy más lo que siento que lo que pienso", añade.
TABLITA
"Les compro el dinero"
Esos que creen que el dinero compra castillos/ edificios y levanta ciudades/ esos que miran tan alto/ donde el horizonte ocupa el paisaje/ esos que todo lo saben/ esos que todo lo tienen...
¿Cuánto es que cuesta la vida?/¿Cuánto es que cuesta la muerte?/¿Cuánto es que cuesta la risa de un niño que juega tranquilo en la calle?/¿Cuánto es que cuesta la noche?/¿Cuánto es que cuestan los días?/¿Cuánto es que cuesta un te quiero/ y cuento les vale el amor de una madre?/ Les compro el dinero....
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