La búsqueda de mi hijo me ha costado más de 5 amenazas de muerte: María Isabel

En su peregrinación por encontrar a su hijo, la mujer ha sido amenazada de muerte no solo en su persona, sino para el resto de su familia, pues desde hace 5 años, lleva las riendas de un colectivo de búsqueda de personas desaparecidas

Nallely Casillas | El Sol de Sinaloa

  · miércoles 6 de julio de 2022

Maria Isabel, fundadora de Sabuesos Guerreras A. C. Foto: Archivo | El Sol de Sinaloa

Culiacán, Sin.- El amor de una madre por recuperar a un hijo perdido a sabiendas de que fue víctima de la desaparición forzada, supera incluso los más grandes miedos, recibir amenazas de muerte, tener pistolas en la cabeza o recibir balazos para ahuyentarla de algún predio o fosa donde pudiera estar enterrado.

Y este, es el caso de María Isabel Cruz Bernal, quien a raíz de la desaparición y búsqueda de su hijo Reyes Yosimar García Cruz en 2017, formó un colectivo y asociación civil de búsqueda de personas desaparecidas.

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La mujer recuerda que fue el 9 de octubre, tras la primera búsqueda formal como colectivo, cuando recibió la primera amenaza de muerte para que dejara de escarbar la tierra.

Ella, junto a una investigadora de la Fiscalía General del Estado, regresaban de la comunidad de Estación Dimas, en Culiacán, se les había oscurecido, pues ya eran tipo 8:30 de la noche, cuando al llegar al domicilio de Isabel, dos hombres las esperaban armados.

Ambas, no alcanzaron a bajarse de la camioneta, cuando comenzaron a recibir las amenazas.

“La investigadora me trajo en su camioneta, se nos había hecho tarde, en la camioneta traíamos el equipo que usamos para la búsqueda y ella traía todas sus armas del trabajo, llegamos y afuera de la casa había un hombre sentado en la maceta, le hizo señas a ella como preguntando la hora, pero para cuando ella levantó la mirada, el hombre ya estaba poniéndole la pistola en la cabeza”, relata.

Foto: Archivo | El Sol de Sinaloa

La investigadora, intentaba decirle que era trabajadora de la fiscalía y enseñaba su uniforme suplicando que no les hiciera nada, mientras que Isabel, portaba una camisa con el rostro de su hijo pintada en ella.

El hombre, con la pistola en mano, le pidió a la investigadora que bajara del carro, pero que su compañera no lo hiciera, él se subió a la camioneta y de inmediato le aventó unos radios a Isabel.

“Me dijo que no me bajara, me aventó los radios, sin embargo, alguien más abrió la puerta, se trataba de otro chavalo que iba con él, cuando eso pasó, alcance a agacharme y juntar una pistola, luego recuerdo que me aventaron y me caí de la camioneta”, menciona.

Después de eso, entre los hombres se abría una discusión porque la que debía ir en el carro junto con ellos era Isabel, entonces entre el pleito y alegato, se fueron y se llevaron todo, las armas, la camioneta y el equipo de búsqueda.

Isabel comentó que luego del hallazgo, al día siguiente fue encontrada la camioneta con el equipo de búsqueda en un predio de la ciudad, sin embargo, las armas ya no estaban.

Isabel no levantó ninguna denuncia la primera vez que fue amenazada cuando emprendió la búsqueda para encontrar a Yossimar. Foto: Archivo│ El Sol de Sinaloa

Ella, como víctima y buscadora, tomó esta advertencia como un aviso del gobierno del estado para que dejara de levantar la voz por los desaparecidos, pues tras la formación de Sabuesos Guerreras AC, las manifestaciones y los reproches contra las autoridades por la falta de trabajo en favor de las víctimas de este delito, eran más notorias en la ciudad capital.

Tras la primera advertencia, Cruz Bernal no levantó ninguna denuncia, pues había sido convencida por la investigadora que vivió este hallazgo junto a ella, de no hacerlo o perdería su trabajo en la FGE.

“A la compañera o la Fiscalía o sus jefes la obligaron a que hiciera lo posible por convencerme de que yo no denunciara”, añade.

Tras recibir este primer percance, Cruz Bernal decidió inscribirse en el Mecanismo de Defensa de Activistas y Periodistas en la Ciudad de México, un proceso difícil ante la falta de creencias de su situación.

Las amenazas se hicieron más frecuentes

La segunda amenaza llegó tan solo dos días después de haber recibido la primera, ahora en forma de llamada telefónica anónima, donde se le informaba que si seguía escarbando la tierra, no solo podrían matarla a ella, sino que también a sus hijos.

“Me decían por teléfono, que yo no tenía que salir de mi casa, que yo tenía más hijos y empiezan a intimidarme, eran llamadas de números privados y voces de hombres, en promedio recibí de 4 a 5 llamadas”, recuerda.

Isabel continuó atribuyendo que las amenazas venían directamente del gobierno estatal, pues argumentó que si hubieran venido de parte del crimen organizado, no le hubieran intimidado, sino más bien la habrían matado.

Desde que inició la búsqueda de su hijo, Isabel ha recibido toda clase de amenazas a mano armada. Foto: Mario Ibarra | El Sol de Sinaloa

Pará el mes de marzo del 2018, solo unas semanas después de haber recibido las llamadas de intimidación, Isabel comenzó a notar la presencia de hombres armados afuera de su domicilio.

Los gatilleros, descarados con pistola en mano y en camionetas como su se tratará de un convoy, duraron alrededor de una semana vigilando su casa.

Ante esto, la mujer cuenta que tomó fotografías y videos, mismos que envió como evidencia al programa de defensa en la ciudad de México, sin embargo, las respuestas fueron nulas y no hubo apoyo de ninguna autoridad.

“Solo me dijeron que no saliera de mi casa y que si tenía otra forma de salir por donde no estuvieran ellos que lo hiciera. Tuve que sacar a mis hijos de mi casa porque me daba miedo que les hicieran algo”, expresa.

Las cosas no quedaron ahí, sino que empeoraron el día en que ella se hartó del encierro y se armó de valor para salir a la calle.

No dio tres pasos afuera de la puerta de su domicilio, cuando fue sometida por la espalda por un hombre que puso en su cabeza una pistola, las palabras que salieron de su boca fueron “No te muevas, es otra advertencia, deja de buscar a tu hijo o le bajas o te calmas porque ya sabes que te va a pasar”.

La mujer, en shock, volvió a meterse a la casa sin poder ver al sujeto que la había amenazado.

Con esto, Isabel descubrió que no se trataba solo de una persona involucrada en el delito de la desaparición forzada, sino que había un mundo de gente trabajando para alguien y bajo un mismo objetivo.

Isabel ha vivido bajo amenazas desde que emprendió su camino como rastreadora, para encontrar el paradero de su hijo. Foto: Cortesía | Cecilia Flores

“El buscar a Yosimar, me llevó a abrir una caja de pandora, que al día de hoy no he podido descifrar, saber de toda la porquería que hay porque no es una sola persona involucrada, son muchas”, dice.

Perro que ladra no muerde

Tras las primeras cuatro amenazas, Cruz Bernal se dio cuenta de que solo eran eso, amenazan, y decidió cobijarse bajo el dicho “Perro, que ladra no muerde”, y continuó con las búsquedas.

Dos años pasaron para que en febrero del 2021, Isabel Cruz Bernal, recibiera una nueva amenaza, ahora a través de balazos.

Cuenta la mujer que en esta ocasión, ella junto a otras dos compañeras del colectivo, se encontraban inspeccionando un predio de la sindicatura de Culiacáncito, habían recibido una denuncia de la presencia de osamenta humana, por lo que decidieron acudir.

Al llegar al lugar, relata, llegaron atrás de ellas dos jóvenes hombres quienes les dieron las buenas tardes, sin embargo, 5 minutos después, dispararon hacia ellas, haciéndolas correr hacia la camioneta.

Por fortuna, ninguna de ellas resultó heridas, pero si asustadas por el hallazgo.

Afortunadamente, Isabel no ha resultado ilesa ante las amenazas y ataques que ha recibido. Foto: Mario Ibarra | El Sol de Sinaloa

De inmediato, las tres compartieron su ubicación en tiempo real en un grupo de WhatsApp, donde se encuentran otras activistas y periodistas, quienes se trasladaron a auxiliarlas.

De nueva cuenta, en esta ocasión, las autoridades no encontraron a los responsables y solo fue el susto.

Una quinta amenaza llegó también en 2021, Cuando en compañía de autoridades estatales, Isabel buscaba restos humanos en la playa de Ponce, en Culiacán, cuenta que en esa ocasión, llegó un convoy de camionetas con hombres armados, quienes les pidieron que salieran del lugar y que dejarán de buscar.

Pese a que había autoridades, todos los que se encontraban en la búsqueda, decidieron abandonar el lugar y ponerse a salvo.

Otras experiencias

En una ocasión, fueron los gatilleros de un grupo criminal, quienes escoltaron al Colectivo Sabuesos hasta un punto de búsqueda en la sindicatura de Villa Juárez en Navolato.

“Ellos fueron con nosotros hasta el punto, nos escoltaron, nos ayudaron a escarbar y dijeron que eran nuevos en eso, pero que si ellos hubieran sabido dónde estaban enterrados los cuerpos, ellos mismos nos los entregaban, estábamos con los malandros y no nos pasó nada", expresa.

Entre otras vivencias, el colectivo que lidera Isabel, ha sufrido robo de vehículos, material de búsqueda y hasta la eliminación de un dron que se encontraba volando.

Cruz Bernal, asegura que pese a los peligros, ella continuará buscando a su hijo y que será el día en que lo encuentre, cuando se retirará del colectivo para vivir su duelo, fuera de tanto crimen coludido entre las autoridades.

Reyes Yosimar

Reyes Yosimar García Cruz, se desenvolvía como policía estatal cuando fue desaparecido, el 20 de enero del 2017

Isabel Cruz Bernal comenzó la búsqueda de su hijo en el mes de mayo del 2017, acompañada por el colectivo de búsqueda Voces Unidas, sin embargo, la forma de trabajo entre este colectivo y el gobierno, no le gustaron y decidió abandonar el grupo.

“A voces unidas les hablaba el gobierno y les decía, mañana hay búsqueda y las llevaban donde estaban los cuerpos, a mí no se me hacía que debería ser así, ¿por qué el gobierno tenía que ponerte los cuerpos?”, dice

Para el 10 de mayo de ese mismo años, comenzaba a cocinarse el colectivo Sabuesos Guerreras, para el 30 de agosto, consolidarse como una asociación civil sin fines de lucro, con el objetivo de buscar a las víctimas de la desaparición forzada.