Escuinapa, Sin.- ¿Cuántas veces hemos escuchado de las cosas extrañas que suceden en la escuela primaria José G. Gutiérrez, situada en pleno Centro de la cabecera?
Cuentan las personas que todo se debe a que las instalaciones están “malditas”, ya que antes de ser construida en el lugar existía un cementerio. Aún a principios de la década de los 90, se podían ver las lápidas semienterradas de las personas que fueron sepultadas allí.
Una de las leyendas más aterradoras es sin duda alguna la del fantasma de la niña que se aparece en el baño de mujeres. Un sin fin de egresados de esa escuela cuentan sus experiencias personales con este fantasma.
Se dice que esta leyenda surgió de una niña, Amanda Cortés, que cursaba el tercer año en el turno vespertino. Por su complexión un poco llenita las niñas le jugaban bromas y la molestaban a diario, sufría de bullying.
En la hora del recreo, Amanda corría al baño y se encerraba en la segunda puerta hasta que llegaba la hora de volver al salón de clases; pasaron varios días así, la niña se refugiaba en el mismo lugar por semanas, hasta que un día una de las niñas que la molestaban la miró correr y entrar ahí para esconderse.
Rápidamente llamó a las demás niñas para ir a molestarla, abrieron la puerta del baño y sacaron a Amanda. Despeinada y con la camiseta manchada de suciedad, dejaron a la niña tirada en el suelo.
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Al día siguiente, Amanda no apareció. Fue hasta el tercer día que volvió a la escuela, entonces las niñas la llevaron al viejo baño para seguir con su “tortura”, pero esta vez fueron más allá de una broma, un viejo “tambo” azul lleno de agua, situado siempre en el mismo lugar a la entrada, fue donde las niñas metieron a Amanda para mojarla y divertirse con ella.
Desesperada, Amanda fue perdiendo el sentido, sus pulmones se llenaron de agua y poco a poco fue perdiendo el aliento. Las niñas asustadas corrieron y la dejaron morir sola en el húmedo y mal oliente baño.
Cuenta la leyenda que Amanda se manifiesta asustando a las niñas para llenar su sed de venganza y algún día encontrar a aquellas que le quitaron la vida de forma atroz.
Hasta la fecha, sigue habiendo testigos de niñas que la han mirado sentada llorando en el mismo retrete desconsoladamente, aterrorizando a quien entre a ese baño.
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