Culiacán, Sin. - Como parte de jornadas de concientización entre jóvenes universitarios, Ceaip invitó al especialista Salvador Romero Espinosa a presentar un libro sobre el tema e impartir la conferencia magistral “Redes Sociales y Privacidad ¿Qué sí y qué no?”
Los acercamientos se realizaron en la Universidad Autónoma de Occidente y la Universidad San Sebastián.
Ante nutridos grupos de estudiantes, Romero Espinosa enfatizó que es exponencial la información que se deja en las redes y estas se convierten en un “archivero enorme” que se alimenta diariamente.
El también Comisionado del Instituto de Transparencia y Acceso a la Información de Jalisco reveló que las redes sociales concentran la información publicada, luego hacen perfiles personales individuales, y conforman bancos de datos que son comercializados.
Por eso, explicó, cuando se navega en Internet, aparecen anuncios con productos o servicios que son del gusto de la persona.
El problema es que estamos muy sujetos a ataques a la información producto de la información que nosotros mismos proporcionamos y es más común de lo que se piensa el acceso que se realiza a nuestros datos
Salvador Romero Espinosa
Porqué si no estás pagando por un producto”, advirtió ante jóvenes, “quiere decir que el producto eres tú
Salvador Romero Espinosa
Dijo que la premisa de las redes sociales es que provocan adicción y el bienestar o la recompensa que se obtiene es el reconocimiento social, lo que puede llevar compartir información en exceso, delicada y privada.
Te puedes volver adicto no tanto al gimnasio, si no a tomarte fotos en el gimnasio, subirlas al Facebook y recibir likes o comentarios de reconocimiento
Salvador Romero Espinosa
Otro es el caso de una joven que sube una foto con minifalda y obtiene muchos “me gusta”, ejemplificó.
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“La siguiente etapa para esa joven es una foto en bikini”, dijo, “y después puede ir más allá con tal de lograr la recompensa de reconocimiento social”.
Afirmó que el Estado tiene la obligación de otorgar el derecho a la privacidad, pero si las personas mismas ejercen la autodeterminación informativa, no queda mucho qué hacer.
Por eso hay que poner en la balanza y pensar muy bien si se comparte o no esa publicación, recomendó.
Invitó a autolimitarse y controlar los impulsos sociales que solicitan ese reconocimiento personal, pues esos datos libres pueden afectar a la persona.
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