Culiacán, Sin.- Muchos llegaron a terminar su camino aquí, a descansar de una vida recia de excesos y vicios. Otros porque esa vida se truncó y el mundo ya los expulsó al olvido. Don Roberto dice que ahí espera la muerte, toda su ambición la cumplió en su juventud; ahora solo cuida sus gatos y espera morir de manera digna.
Entre los precarios bungalows hechos de lámina y cartón conviven muchas personalidades; como Rosa de Lima, quien confesó haber abandonado a su familia para vivir en la calle entregada a la heroína.
Ahora espera la Navidad llena de nostalgia al ver a su nieto visitarla una vez por semana en ese asilo. Alguien donó 2 arbolitos de navidad, artificiales y plásticos, que iluminan y amenizan el patio central con su música polifónica haciendo eco con la tos de sus moradores.
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En El Buen Samaritano se oyen risas y aplausos cuando llegan los regalos y las posadas a la casa hogar, porque hay muchos benefactores que todavía se acuerdan en diciembre de los olvidados de Noche Buena y Navidad.
El pastor Luis dice que puede ser engañosa la percepción, pues los moradores del buen samaritano han vivido tanto tiempo en el olvido que ya se acostumbraron. Triste sentencia, pero al fin realista, puede se oyen risas y aplausos cuando llegan los regalos y las posadas a la casa hogar, porque hay muchos benefactores que todavía se acuerdan en diciembre de los olvidados de Noche Buena.
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