Culiacán, Sin.- “Hice la promesa de tatuarme, si el Covid-19 no le pega a mi familia…”, dice Everardo, mientras acaricia su tatuaje.
Asegura que la promesa se la hizo a Dios para que la epidemia no ataque a sus dos hijos pequeños, a sus padres que ya están grandes, así como a su esposa y de paso a él y que optó por un tatuaje, porque le costaba trabajo aceptar a una persona tatuada.
“La verdad cuando yo veía a la gente tatuada, me daba no sé qué cosa, algo así como rechazo al que portaba el tatuaje, en una palabra los discriminaba, como eso me costaba mucho, era algo así como no poder superarlo, cuando se vino la pandemia, me pregunté que le ofrezco a Dios que me cueste un buen, y después de tanto pensar decidí un tatuaje”.
Narra que llegó indeciso al lugar donde le habían recomendado, sin saber a ciencia cierta que tatuaje ponerse y en qué parte del cuerpo.
“No me decidía, quería que el tatuaje se viera, que me recordara que debo de dejar todas mis aversiones a un lado, opté que fuera en mi brazo, luego al ver los catálogos decidí ponerme un león, porque significa fuerza, no en mi persona, sino en mi espiritualidad, poder, dignidad”, dijo.
Destacó que también optó por el León porque significa amor por la familia, ya que este felino siempre vive en manada.
“Por eso, decidí el león en mi brazo, a diario me recuerda, el amor que le tengo a mi esposa, a mis hijos, a mis padres y quiero lo mejor para ellos, afortunadamente nadie en la familia se ha enfermado de Covid.19, nos cuidamos al extremo”, señaló.
Destaca que los cuidados no son nada del otro mundo, a sus hijos que tienen diez y siete años, les inculcaron el lavado de manos constante, el cubre bocas no lo dejan y saludar a sus abuelos de lejos.
“Mis hijos desde que empezó la pandemia, no se han acercado a sus abuelos, desean darles un abrazo, pero se los mandan desde lejos, el aseo en casa es extremo, aunque ya se nos hizo costumbre, lavar la loza, por ejemplo, con un poco de cloro, dejar los zapatos en la entrada de la puerta, evitar las aglomeraciones: Yo soy el que hace las compras, al llegar a casa, me sanitizo, son medidas que a lo mejor me tachan de exagerado, pero no me importa, primero está mi familia, hay que ser responsables”, señaló.
AGRADECIMIENTO
Otro caso es el de Agustín que al igual que Everardo, hizo la promesa de tatuarse, pero él le prometió a San Judas Tadeo que si salían bien librados de la pandemia, iba a manifestar su agradecimiento trayendo su imagen para dar testimonio de la misericordia del Santo.
Narra que él no es muy afecto a la religión, pero que como ve la devoción de mucha gente a este Santo, decidió pedirle protección para su familia.
“Me dije nada se te quita si traes la imagen de este santo que la gente tanto quiere y como la pandemia, está bien ca…. lo que hiciera por mi familia era poco. La inspiración me llegó de la nada, el 28 de mayo del 2020 un compañero me pidió que lo acompañara a la Iglesia de San Judas Tadeo, me dijo que él cada 28 acudía a éste templo, al llegar me conmovió la devoción de los visitantes”, narra.
Detalla que al llegar a su casa le platicó a su esposa, la experiencia que había tenido, porque ellos no son muy afectos a ir a los templos, aunque confiesa que son católicos.
Esa visita, recuerda, no lo dejaba, pasaron varios días y revivía los rostros de los devotos, hasta que sus suegros se contagiaron del Covid-19, el miedo lo invadió, tenía temor por su esposa, sus tres hijos de siete, nueve y 13 años y sus padres que ya son mayores.
“Mi esposa iba a diario a atender a mis suegros, fueron contagiados por uno de sus nietos que no hacía caso de cuidarse, se fue a una fiesta de graduación, a los cinco días estaba el contagio en casa de mis suegros”, recuerda.
BIEN LIBRADOS
Dice que a los días, su esposa también se contagió, pero resultó asintomática.
“Te vienen a la cabeza muchas cosas, quería que mi mujer se fuera de casa, que se refugiara con sus padres para que no llevara el contagio a casa, tenía mucho miedo por mi familia, fue cuando le pedí a San Judas Tadeo, nos protegiera, mi esposa se fue a hacer la prueba, estaba contagiada, pero, afortunadamente salió asintomática. Pasó 15 días encerrada en su cuarto, el resto de la familia, nunca se contagió”, narra.
Para él fue un milagro, porque, relata, que fue tanta su devoción que veía a San Judas por todos lados, su rostro lo perseguía.
“La verdad cuento esto, porque me sucedió, es más sólo a la familia se lo cuento, porque no quieran que me tachen de loco. La promesa que hice cuando mi esposa estaba enferma, fue que al igual que mi amigo iba ir a visitar todos los días 28 de cada mes al Santo. Ya en el templo le prometí también tatuarme su imagen para que mi familia no se contagiara, que nos librada de la pandemia y hasta la fecha no hay un solo contagio en mi familia”, destaca.
Sin embargo, aclara que como dice la cita bíblica “Dios dice ayúdate que yo te ayudaré” su familia han extremado los cuidados y él se siente bien haber cumplido su promesa.
“A veces si me da un poco de pena, cargar mi santo en mi brazo, es cuestión de acostumbrarse, pero juré que la imagen me acompañará hasta la muerte, estoy muy agradecido y quiero dar testimonio de la protección que le ha dado San Judas Tadeo a mi familia…”, dijo.
Los dos tatuados coinciden que llevan una pequeña obra de arte en su cuerpo y ambos aunque todavía no se acostumbran ver su cuerpo tatuado, se sienten orgullosos de los motivos que los orillaron a decorar el lienzo de su brazo.
TATUAJE
En algunas culturas el tatuaje es la representación de un pueblo, que se transmite de generación en generación.
Me tatué a San Judas porque él me dio la fortaleza para enfrentar la enfermedad junto con mi familia.
Agustín Devoto
TRADICIÓN
En México muchas personas demuestran su devoción haciendo una manda, en este caso estos ciudadanos lo hicieron tatuándose una figura en la que tienen fe.
Lee más aquí ⬇