Culiacán, Sin.- El cáncer, un padecimiento que es temido por muchas personas, para Flor López de Río, sobreviviente de esa enfermedad, representó una oportunidad para extender sus alas y una experiencia que necesitaba para aprender que es capaz de realizar todas sus metas.
Con 38 años de edad, casada y tres hijos de 12, 10 y dos años, haciendo ejercicios de autoexploración de sus pechos y al detectarse una “bolita” en una bubi, hicieron que se prendieran los focos rojos para Flor, quien en su miedo acudió al ginecólogo.
Sin embargo, en la primera consulta con el especialista la conclusión fue que era un quiste, diagnóstico que consideraba no era acorde con las molestias que sentía en su pecho, motivo por el que decidió consultar con una ginecóloga, quien en una tercera revisión le informó que padecía cáncer de mama en etapa dos.
La primera reacción que tuvo fue relacionar el cáncer con la muerte y poner en duda el diagnóstico de los doctores, al sentir que no cumplía con los síntomas. Además sentía un gran temor a las quimioterapias que tendría que someterse en el futuro cercano.
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LA LUCHA
Para Flor López existe un trinomio que es fundamental para sobrellevar el cáncer, tener buena relación con tu familia, pareja e hijos; estar informado y tener una gran actitud de que se puede enfrentar la enfermedad y ser una sobreviviente más.
Fue así como, aun y cuando se le diagnosticó un cáncer sin saber de quién heredaba la enfermedad, con el soporte de su esposo principalmente, familia y amigos cercanos, pudo asumir el reto con bastante entereza.
Al inicio de su viaje de cinco años de observación y un año de terapia intensiva con análisis, radioterapia y seis quimioterapias, con gran valor decidió informar a sus pequeños hijos la enfermedad que padecía.
En una conversación familiar, a pesar de que fue difícil dar la noticia, reflejó a sus niños su fortaleza como madre y la creencia de que con Dios todo iba a salir bien, acción que dio tranquilidad a sus hijos.
En el camino, la primera quimioterapia representó el primer golpe fuerte que tuvo, al sentir que no sería capaz de sobrellevar cada una de las sesiones que quedaban pendientes y que podrían causarle la muerte.
Su hermana contactó por teléfono a una mujer que había padecido el cáncer de mama, quien con determinación le expresó que con paciencia sí iba a aguantar las quimioterapias.
“El apoyo de la pareja, la familia, mi suegra involucradísima, mi mamá, mis hermanos, todo eso te construye, no te deja que te caigas”.
Como en toda terapia contra el cáncer, Flor López tuvo que desprenderse de su cabello, pero con apoyo de su esposo, tuvo el valor para quedar calva, utilizar una peluca que su suegra le compró y hasta tres meses después de finalizado su año de terapia, dejó su corto cabello natural.
Mientras que con la extirpación completa del pecho dañado, no tuvo remordimiento, debido a que ya había tenido a sus tres hijos y cumplió con su función de lactancia, sintiéndose satisfecha.
No sentí esa pérdida, no sentí ese dolor, ni el cabello tampoco, porque el cabello vuelve a crecer y ya, entonces para mí no fue significativo y en general cuando uno está en proceso de quimioterapia lo principal es cuidar la alimentación porque es algo que sí trastoca mucho.
Flor López
SOBREVIVIENTE
La sobreviviente, con felicidad, comentó que en su caso, en lo general no tuvo complicaciones en sus seis años de cuidado, las terapias fueron exitosas, del mismo modo que la cirugía.
Después de pasar por la extirpación del pecho, lo único que fue “raro” para Flor fue ver una cicatriz grande en su piel, en donde la incertidumbre que se genera es cómo usar la ropa para que no se vea la diferencia.
Fue en diciembre de 2016 cuando fue dada de alta por parte de los doctores del Seguro Social en donde se atendió, noticia que fue motivo de una gran fiesta temática rosa con su familia, amigos y personal médico que la apoyaron todo el tiempo.
Luego de dos años se convirtió en candidata para una reconstrucción del pecho, situación que le provocó una gran felicidad, debido a que no todas las mujeres tienen la posibilidad.
En su trayecto, el hecho de dedicarse por completo a su familia, fue un factor que aportó para tener los cuidados que eran necesarios, aunado a que, con el amor incondicional que su esposo le daba, decidieron renovar votos por su 18 aniversario de boda.
Al finalizar el año de terapia intensiva, Flor López, al darse cuenta de la urgente necesidad que había entre las mujeres con cáncer de mama para ser escuchadas o motivadas por quienes ya habían pasado por lo mismo, decidió iniciar un grupo de conversación con conocidas por WhatsApp.
Al ir aumentando el número de mujeres y tomar capacitaciones para dar las charlas, fue que se creó la Fundación Gamma, en donde también se atiende a los familiares de las pacientes para poder sobrellevar la enfermedad.
Actualmente, dejó la dirección a un grupo de amigas que la apoyaron desde el inicio, y ahora se dedica a ser una gran madre y ejemplo para sus hijos y continúan las revisiones periódicas con el doctor.
En toda esta experiencia, Flor expresó con firmeza que la conclusión a la que llegó fue la importancia de creer en uno mismo, tomar el timón de la vida y hacer que las cosas tomen un rumbo con un fin exitoso.
6 años duró la batalla de Flor contra el cáncer de pecho.
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