Ludopatía: Vicios que cuestan, pero no matan

De acuerdo al Centro de Integración Juvenil (CIJ), en Sinaloa se llega a atender a alrededor de 127 pacientes con este problema de salud

Sandra Solís

  · sábado 6 de julio de 2019

Fotos: Cortesía/Cuartoscuro

Culiacán, Sin.- Dentro de la euforia que se vive cada vez que se gana en cualquier sentido ya sea en lo social, familiar, laboral, deportivo o apostando en juegos de azar, provoca en este último una sensación similar a la adrenalina, en el que cada vez que aumenta la cifra por obtener, incrementa el sentimiento de placer.

Como un vicio caro es considerado la ludopatía por las personas que lo llegan a sufrir, al ser una adicción que genera en el ludópata la necesidad de aumentar la apuesta, para poder sentir la satisfacción que tanto buscan en las horas que llegan a permanecer dentro de un casino.

"MARIO", EL JUGADOR

Para un paciente de 33 años que se encuentra en proceso de rehabilitación, quien decidió dar a conocer su historia dentro del anonimato, pero que nos referiremos a él como “Mario”, el hecho de tener ludopatía provocó en él una codependencia a las máquinas.

Fue por invitación de sus amigos cuando decidió por primera vez en su vida asistir a un casino a jugar bingo, sin saber que, dentro de seis años, el juego que consideró como inocente, evolucionaría rápido a las máquinas, en donde encontró una sensación única.

Sin haber jugado de joven a las cartas o a las maquinitas, que están cotidianamente fuera de un abarrote o tienda y sin tener un familiar que lo incitara al juego, por decisión propia y sin darse cuenta, con el paso del tiempo se fue sumergiendo en las garras de las apuestas en el casino.

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“Mario” empezó a asistir a jugar únicamente bingo como un pasatiempo social con sus amistades, dedicando una hora cada quince días o meses, comenzó la apuesta con 100 o 200 pesos, al considerar que 400 pesos era una cantidad excesiva.

Situación que mantuvo por alrededor de tres años, pero ahora únicamente en las máquinas y en lo solitario, debido a que quienes lo ingresaron al juego solo permanecían en el bingo.

Yo primero empecé a jugar bingo, el bingo para mí no fue tanto rollo de yo sentirlo como un vicio, a mí lo que me atrapó más fueron las máquinas; después de jugar bingo me iba a la máquina, eso fue lo que más me atrapó.

Mario

Fue hace alrededor de dos años y medio cuando el obtener cinco mil pesos ya no generaba en él una satisfacción, lo que provocó que la apuesta aumentara gradualmente hasta llegar a jugarse 15 mil pesos en un día, recurso que no tenía, pero que se respaldaba con las tarjetas de crédito.

“Empecé hace unos seis años, pero yo sentí como ya una dependencia, porque uno lo siente, uno no se debe hacer tonto, fue hace unos dos años y medio más o menos”, reconoció el joven que atiende su enfermedad.

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Al dedicarse a un trabajo con flexibilidad en el horario, “Mario” llegaba a pasar seis horas, ya sea corrido o entre lapsos de tiempo, esto casi a diario por cinco días a la semana, tiempo en el que su familia pensaba que estaba laborando, al ser una dependencia que no daba a conocer.

Sin tener una adicción ni gusto al consumo de las drogas, tabaco y alcohol, dentro de su enfermedad que clasifica como silenciosa, aumentó también porque al interior del casino se observan personas que llegan a ganar una exorbitante suma, lo que hace pensar que si ellos pudieron él también lo logrará.

En todo el tiempo, acostumbró acudir a dos casinos de la misma empresa, fue hasta cuando la ansiedad por apostar o el planear la visita al casino de manera constante, se empezaron a presentar mayores síntomas de la ludopatía, en el que las veces que no ganaba al ir manejando lo hacía mientras gritaba de frustración.

Aunado al grave problema financiero al que se sumergió por decisión propia, al contar siempre con las tarjetas de crédito, situación que orilló a Mario a dejar de ir al casino, determinación que duro por dos meses; sin embargo, presentó una recaída la cual considera fue aun peor.

Al percatarse del daño que el mismo se estaba provocando y al conocer la existencia de centros de rehabilitación, por decisión propia y con todo el interés de superar su enfermedad, hace una semana inició a recibir un proceso médico, tiempo en el que ya ha sentido diferencia.

Entre sus propósitos, planea no volver al casino, hacer ejercicio, sanar sus finanzas, pasar tiempo con su familia y a los meses, sentir arrepentimiento por los años que pasó dentro del casino y los problemas que le provocó.

Así como “Mario”, existe una gran cantidad de personas que sufren de ludopatía; sin embargo, no existe una cifra exacta del número de ludópatas que hay en el estado, al ser una enfermedad que es negada por quienes lo padecen.

DIAGNÓSTICO

De acuerdo al director del Hospital Psiquiátrico, Omar Sánchez González, la ludopatía se caracteriza por personas que se involucran en un juego de manera inadecuada, generando problemas económicos y disfunción en las áreas humanas, es decir, familiar, de pareja, laboral o escolar.

Los sistemas de recompensa en el sistema nervioso central son los mismos que se activan en cualquier adicción, e incluso, es relacionado a los trastornos de sustancia y adictivos, con una edad de inicio de los 18 años en el caso de los jóvenes y mayores de 65 años en las personas que están jubiladas.

Quirino Ordaz Coppel, acompañado del senador de Morena, Ricardo Monreal. Foto: Jesús Verdugo

Últimamente, los jóvenes varones tienen mayor tendencia a padecer ludopatía, se tiene comprobado que uno de cada tres casos son mujeres, todos con una predisposición a la necesidad de sentir adrenalina a la hora de ganar, provocando que la apuesta vaya en aumento y con descontrol financiero.

Los ludópatas pueden llegar a pasar horas dentro de un casino, perdiendo la noción del tiempo, quienes al no querer que sus familiares conozcan la magnitud de su enfermedad llegan a ocultar su situación de salud y económica, en algunos casos han robado a su propia familia o dependen de ellos para solventar la deuda.

En cuanto a la hospitalización de personas con ludopatía en el nosocomio, sin precisar cantidad, Sánchez González mencionó que es una situación que no se presenta de manera frecuente y en algunas ocasiones al no requerir ser internados, son remitidos a los centros de rehabilitación y al Centro de Integración Juvenil (CIJ).

Existen diversos factores predisponentes que conlleva a la enfermedad como la perdida de algún progenitor por defunción, separación de la pareja sentimental o disciplina parental inapropiada.

Jesús Estrada Ferreiro. Foto: EfrÉn Cárdenas Osuna


TRATAMIENTO

En el Centro de Integración Juvenil (CIJ), en el estado se llega a atender a alrededor de 127 pacientes con ludopatía, lo que significa una cifra menor al 10 por ciento de las personas que llegan a tratar por cualquier tipo de adiciones.

El director del CIJ en Culiacán, Manuel Velázquez Ceballos, detalló que en la mayoría de los casos los pacientes son adultos mayores quienes al haber concluido su vida laboral y encontrarse en una actividad de reposo, optan por dedicar su tiempo al interior de un casino.

Sin embargo, para poder ser atendidos por parte del personal médico del centro, el ludópata tiene que ser consciente del hecho que padece una enfermedad que tiene que ser tratado por especialistas, con el soporte de la familia.

Cabe aclarar que aunque dedicar tiempo a juegos de azar ya sea en un casino o en un ambiente familiar llega a funcionar como un método de liberación de estrés, quienes juegan de manera regular tienen que ser conscientes de las consecuencias que pueden sufrir al aceptar sumergirse en las apuestas.

LAS VÍCTIMAS

Jóvenes de 18 años y adultos mayores de 65, son los que más se sienten atraídos a los juegos de azar