/ lunes 24 de mayo de 2021

Maestros se jubilan ante la incapacidad de las clases en línea

Durante la pandemia, muchos maestros se jubilaron al no tener los conocimientos para atender a sus niños en línea lo que los hundió en depresión

Culiacán, Sin.- La pandemia por el Covid-19, la tecnología y la edad para muchos maestros en Sinaloa, la jubilación se ha convertido en la única alternativa que tienen, pero que los ha sumido en una gran depresión por no haber estado a la altura de sus alumnos obligándolos a dejar las aulas.

Desde que inicio la cuarentena –marzo 2020 a la fecha-, maestros que no estaban familiarizados con la computadora, con el internet y todo lo que conlleva conocer el uso de la tecnología para poder enfrentarse a sus alumnos en línea, los obligó a pensar en retirarse antes de tiempo.

La maestra Ernestina tiene 52 años, se siente joven. "Yo todavía podía dar mucho, pero no pude adaptarme a los nuevos tiempos. Con el dolor de mi corazón tuve que abandonar a mis niños, que es lo que más amo en este mundo, eso me avergüenza mucho".

Dice que siempre fue muy dedicada a sus alumnos, le gustaba estar frente a un pizarrón y pocas veces usa un celular. "Por inercia nunca supe manipular una computadora y justo llega la pandemia, y a fuerza, era necesario dar clases en línea".

"Eso me estresó mucho. Me siento totalmente frustrada como maestra porque primero tuve que modificar mi forma de enseñar, motivar a mis alumnos, pero, sobre todo, incorporar las nuevas tecnologías, situación que nunca pude superar".

"Me da mucha vergüenza comentarlo, no quiero que me juzguen, que digan ahí va la maestra inculta. Por eso pocas veces lo comento, pero me costaba mucho levantarme, tenía miedo enfrentarme una vez más a mis alumnos, no sabía cómo motivarlos, ellos sabían más que yo en lo que se refiere al aprendizaje en línea", señala.

Dice que su "terror" de estar frente a la computadora, no era nada más de ella, otros maestros tenían el mismo problema.

Foto: Karla Mendívil | El Sol de Sinaloa

"Nos empezamos a comunicar, ver cómo podíamos superar este nuevo modelo de aprendizaje, pero conforme pasaba el tiempo, ni se iba la pandemia, ni nosotros avanzábamos. Dos compañeros y otras tantas maestras empezamos a pensar en retirarnos del aula".

Llegó el nuevo ciclo escolar. Las clases presenciales no tenían ni para cuando aplicarlas y eso iba minando las fuerzas, tenía un gran vacío lo que la obligaba acudir a la escuela para retroalimentarse y volver a su casa, encender el monitor y esperar enlazarse con sus alumnos.

"La nostalgia me mataba, antes de comunicarme con mis niños, me levantaba muy temprano como si fuera a clases, me iba a la escuela, a mi salón, me pasaba largas horas meditando, incluso, veía las caritas de mis niños, creo que hasta hablaba con ellos, sentía su presencia, al volver a la realidad me entraba pánico", recuerda.

Dice que así logró terminar el ciclo escolar, con muchos tropiezos, insatisfecha y sin ganas de aprender, pese a que sus hijos la apoyaban, incluso, le rogaban que en las vacaciones de verano tomara un curso, sin embargo, asegura que era un pánico a la tecnología, llegó el momento que ni siquiera quería saber nada del internet.

"Hasta la fecha le tengo fobia a todo lo que tenga que ver con computadoras e internet, es algo que me recuerda la pandemia, la falta del contacto con mis niños, llegó el momento, que me enfermé de los nervios, regresé al nuevo ciclo escolar, con la idea de jubilarme en octubre y así lo hice, creo que fue un gran descanso, pero, la nostalgia de la escuela, fueron 30 años de estar frente a grupo, los niños eran mi vida, mi mundo… mi vida",

La maestra Ernestina ahora atraviesa por una severa depresión, hay días que no duerme, otras veces no quiere tener contacto con nadie o duerme todo el día.

"Nosotros sabíamos que esto iba a pasar, antes de la pandemia, le decíamos que se jubilara, ella nos prometía que el día que los niños la rechazaran por vieja, se iba a retirar, ser maestra fue su vida, su pasión, tan sólo ir al aula la rejuvenecía, ahora ha envejecido; no quiere salir, no quiere ir a ver a su familia que está fuera de la ciudad, hay días que no come…se está dejando morir", lamenta su hija.

Otro caso es la de la maestra Rosalba, la Maestra Ernestina nos puso en contacto con ella, también se jubiló por no estar familiarizada con la tecnología, sin embargo, no pudimos contactarnos con ella, porque al jubilarse se encerró, incluso, ni a si familia quiere ver.

"Es algo que nos está mortificando mucho, la depresión la invadió, un día después de que se jubiló empezamos a ver que no tenía motivaciones, quería cumplir sus 30 años de servicio y no pudo más, poco a poco, fue rechazando a la gente, hasta que finalmente se encerró…no quiere ver a nadie, ni saber nada del exterior", dice mortificada su hermana.




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Desde que inicio la cuarentena –marzo 2020 a la fecha-, maestros que no estaban familiarizados con la computadora, con el internet y todo lo que conlleva conocer el uso de la tecnología para poder enfrentarse a sus alumnos en línea, los obligó a pensar en retirarse antes de tiempo.

La maestra Ernestina tiene 52 años, se siente joven. "Yo todavía podía dar mucho, pero no pude adaptarme a los nuevos tiempos. Con el dolor de mi corazón tuve que abandonar a mis niños, que es lo que más amo en este mundo, eso me avergüenza mucho".

Dice que siempre fue muy dedicada a sus alumnos, le gustaba estar frente a un pizarrón y pocas veces usa un celular. "Por inercia nunca supe manipular una computadora y justo llega la pandemia, y a fuerza, era necesario dar clases en línea".

"Eso me estresó mucho. Me siento totalmente frustrada como maestra porque primero tuve que modificar mi forma de enseñar, motivar a mis alumnos, pero, sobre todo, incorporar las nuevas tecnologías, situación que nunca pude superar".

"Me da mucha vergüenza comentarlo, no quiero que me juzguen, que digan ahí va la maestra inculta. Por eso pocas veces lo comento, pero me costaba mucho levantarme, tenía miedo enfrentarme una vez más a mis alumnos, no sabía cómo motivarlos, ellos sabían más que yo en lo que se refiere al aprendizaje en línea", señala.

Dice que su "terror" de estar frente a la computadora, no era nada más de ella, otros maestros tenían el mismo problema.

Foto: Karla Mendívil | El Sol de Sinaloa

"Nos empezamos a comunicar, ver cómo podíamos superar este nuevo modelo de aprendizaje, pero conforme pasaba el tiempo, ni se iba la pandemia, ni nosotros avanzábamos. Dos compañeros y otras tantas maestras empezamos a pensar en retirarnos del aula".

Llegó el nuevo ciclo escolar. Las clases presenciales no tenían ni para cuando aplicarlas y eso iba minando las fuerzas, tenía un gran vacío lo que la obligaba acudir a la escuela para retroalimentarse y volver a su casa, encender el monitor y esperar enlazarse con sus alumnos.

"La nostalgia me mataba, antes de comunicarme con mis niños, me levantaba muy temprano como si fuera a clases, me iba a la escuela, a mi salón, me pasaba largas horas meditando, incluso, veía las caritas de mis niños, creo que hasta hablaba con ellos, sentía su presencia, al volver a la realidad me entraba pánico", recuerda.

Dice que así logró terminar el ciclo escolar, con muchos tropiezos, insatisfecha y sin ganas de aprender, pese a que sus hijos la apoyaban, incluso, le rogaban que en las vacaciones de verano tomara un curso, sin embargo, asegura que era un pánico a la tecnología, llegó el momento que ni siquiera quería saber nada del internet.

"Hasta la fecha le tengo fobia a todo lo que tenga que ver con computadoras e internet, es algo que me recuerda la pandemia, la falta del contacto con mis niños, llegó el momento, que me enfermé de los nervios, regresé al nuevo ciclo escolar, con la idea de jubilarme en octubre y así lo hice, creo que fue un gran descanso, pero, la nostalgia de la escuela, fueron 30 años de estar frente a grupo, los niños eran mi vida, mi mundo… mi vida",

La maestra Ernestina ahora atraviesa por una severa depresión, hay días que no duerme, otras veces no quiere tener contacto con nadie o duerme todo el día.

"Nosotros sabíamos que esto iba a pasar, antes de la pandemia, le decíamos que se jubilara, ella nos prometía que el día que los niños la rechazaran por vieja, se iba a retirar, ser maestra fue su vida, su pasión, tan sólo ir al aula la rejuvenecía, ahora ha envejecido; no quiere salir, no quiere ir a ver a su familia que está fuera de la ciudad, hay días que no come…se está dejando morir", lamenta su hija.

Otro caso es la de la maestra Rosalba, la Maestra Ernestina nos puso en contacto con ella, también se jubiló por no estar familiarizada con la tecnología, sin embargo, no pudimos contactarnos con ella, porque al jubilarse se encerró, incluso, ni a si familia quiere ver.

"Es algo que nos está mortificando mucho, la depresión la invadió, un día después de que se jubiló empezamos a ver que no tenía motivaciones, quería cumplir sus 30 años de servicio y no pudo más, poco a poco, fue rechazando a la gente, hasta que finalmente se encerró…no quiere ver a nadie, ni saber nada del exterior", dice mortificada su hermana.




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