Culiacán, Sin.- Ser la alternativa de niños y jóvenes que viven en zonas complicadas de Culiacán, entre la educación y la vida de violencia, es la meta que Roberto Gutiérrez y Helio Carcereri, tomaron cuando fundaron Malala Academia en 2013, en la colonia Buenos Aires, un sector con una alta complejidad social.
Los métodos para lograr un cambio en los menores que su entorno los incita a lo que ahora se le conoce como “el camino fácil”, fue replantar los valores a través de las cualidades que brindan las artes marciales y la educación, con clases particulares en las materias que el estudiante registra un rezago.
Por casi ocho años, han pasado miles de alumnos en las cuatro sucursales que han logrado habilitar, la primera en la colonia Buenos Aires, la segunda en el sector de abastos en Culiacán y dos más en Sonora. Todas siguiendo la filosofía de la activista originaria de Pakistán, Malala Yousafzai, quien se ha destacado por recibir el Premio Nobel de la Paz a sus 17 años, por defender principalmente los derechos a la educación.
Los polígonos en donde se instala Malala Academia es donde se registran mayores niveles de inseguridad, deserción escolar y narcomenudeo, de acuerdo con los fundadores.
SE ABRE UNA BRECHA
Somos la oportunidad de que los niños y los jóvenes que viven en estas áreas salgan de la trinchera que están, somos la opción de elegir la educación a la vida de violencia
Gerardo Galicia Rodríguez, gerente de la sucursal Malala Buenos Aires
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Son más de mil niños los que reciben al año y el primer paso con ellos es conocer sus calificaciones y de ahí, reforzar sus conocimientos en las materias, los casos de éxito se observan cuando en el siguiente período de exámenes, los alumnos cambian un seis por un ocho y después un ocho por un nueve.
“Se ve la mejoría de los alumnos cuando al inicio de su inscripción les pedimos la boleta de calificaciones, cada tres-seis meses, les estamos pidiendo las boletas y tú ves un cambio de un seis a un ocho, y después de ese ocho a un nueve, entonces así es como vamos creciendo”, subrayó.
Y aunque al inicio existió cierta resistencia por parte de los padres de familia, una vez que conocieron la metodología que beneficia el desarrollo físico y educativo de sus hijos, confiaron en Malala Academia, e incluso los mismos maestros de las escuelas del área, los recomiendan.
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El enfoque es en niños de seis a adolescentes de 17 años y mientras descubren juntos sus habilidades, las artes marciales refuerzan sus ganas de salir adelante y dejar de ver atractivo el involucrarse en actos ilícitos, al aprender de sus maestros a ser perseverantes, “vamos formando ciudadanos de bien, con figuras ejemplares, entonces es la comunidad trabajando por la comunidad”.
“Es una lucha muy difícil, pero si logramos un cambio positivo, porque nosotros atacamos a la violencia, a la inseguridad en una muy temprana edad, los niños de aquí entran a los seis años y es un trabajo que desde pequeños se trabaja con los niños para cambiarles ese chip”, reconoció.
DE ESTUDIANTES A MAESTROS
Los jóvenes que se apasionan con la misión de Malala Academia se llegan a convertir en maestros de artes marciales y tutores de las nuevas generaciones, sobre todo en las materias que agarraron un gusto particular.
“El granito que nosotros les damos, ellos nos lo devuelven siendo voluntarios”, dice el también sensei Gerardo, quien entró a la academia como brigadista y en su camino se dio cuenta del gran impacto positivo que logran en la vida de los pequeños.
El cambio en los estudiantes se da en tan diversas maneras, un joven encontró en la robótica su pasión, por un pequeño curso que un brigadistas brindó, fue tanto su interés que se animó a ingresar a una competencia estatal, pasando a la nacional, en donde obtuvo el tercer lugar. Otros niños, se han convertido en seleccionados nacionales de artes marciales.
BRIGADISTAS
Estudiantes en carreras afines a la misión de Malala Academia se suman al proyecto como servicio social y gracias a la colaboración que tienen con Aiesec, reciben brigadistas internacionales.
Actualmente cuentan con el apoyo de Vanessa Castro de 24 años, originaria de Colombia; Anahis de 28 años de Brasil y Angie Torres de 21 años, proveniente de Colombia, las tres con la intención de fungir como maestras y demostrarle a los menores que pueden salir de México a replicar sus conocimientos.
PANDEMIA
Al ser fundamental no dejar de lado la educación de los niños y adolescentes, una vez que las escuelas cerraron sus puertas, las clases se adaptaron también al modelo en línea y aunque algunos corrían el riesgo de quedar rezagados por no contar con las herramientas, como academia otorgaron tabletas y paquetes para pagar el internet.
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Solo las semanas en la que Sinaloa estuvo en semáforo verde, los alumnos tuvieron la posibilidad de regresar a sus entrenamientos, sin embargo, al volver al color amarillo, las clases de artes marciales sólo son para mayores de edad, mientras los niños desean ya volver a hacer una actividad física.
La trayectoria de Malala Academia en cada uno de los niños y jóvenes que ingresan, es un reflejo de las personas que desde su trinchera trabajan para que en Culiacán se reconozca más a la gran cantidad de ciudadanos de bien que viven en el municipio.
DISCIPLINA
El kárate o karate es un arte marcial tradicional de las islas Ryūkyū pertenecientes a Japón, conocidas como la prefectura de Okinawa, basado en algunos estilos de las artes marciales chinas, y en menor medida en otras disciplinas provenientes del sureste asiático.
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