/ viernes 17 de abril de 2020

Mariana: entre la amenaza del Covid-19 y el narco

La enfermera por vocación fue intimidada por su vecino para que abandonara su hogar

Culiacán, Sin.- Mariana, tiene 24 años, es enfermera y su padre es un médico jubilado en el sector salud, pero que trabaja de manera privada y cuyo lema siempre fue y es “el dolor humano es mi dolor” y eso es lo que la hace levantarse todas las mañanas con ánimo de dar todo por los pacientes que en estos momentos están padeciendo de coronavirus.

Mariana al principio se muestra reacia para contar todo lo que ha tenido que pasar para poder seguir atendiendo a quien lo necesita debido a que la han agredido nada más por su deseo de seguir apoyando a los que en este momento la necesitan.

Dice que estudió enfermería porque “mi intelecto no me daba para más, sólo tenía mucho amor y disposición para hacer lo que mi padre nos inculcó: servir a los demás”.

Tiene otros dos hermanos y son médicos. Sin embargo, ella es la única que en estos momentos está al frente de batalla combatiendo el coronavirus, ya que sus hermanos, uno es pediatra y el otro psicólogo.

Hace quince días mi papá nos reunió, nos dijo que la situación estaba muy difícil que íbamos a tener momentos complicados. Estaba preocupado por mí en particular, me dijo que no tenía necesidad de trabajar, pero que la decisión estaba en mis manos si continuaba prestando mis ser vicios en el Hospital o renunciaba, tengo tres años de servicio.

Mariana

Dice que no lo pensó dos veces y de inmediato le dijo a su familia “el dolor humano es mi dolor”, su padre la abrazó y la familia apoyó su decisión.

Lee Aquí:Se han contagiado de coronavirus 58 empleados de la salud

Vive en las Quintas con su padre y su esposa, su mamá murió hace 15 años, sus hermanos están casados.

Mi papá me dio algunos consejos para protegerme, me dotó de guantes, mascarillas quirúrgicas y me dio la bendición. Todo iba bien, las jornadas están muy pesadas, pero eso no me ha importado, quisiera tener más fuerzas para seguir apoyando porque es verdaderamente dramático lo que pasa un enfermo con esta epidemiaMariana


Cuando se empezaron a multiplicar los contagios, optaron porque ella durmiera en el cuarto de servicio.

La escalera del cuarto de servidumbre da a la cochera, entonces no tenía para que entrar a la casa. Hace más de un mes que no veo a papá, nos hablamos, pero hemos optado de no tener ningún contacto. Yo misma hacía la limpieza, cuando llegaba tenía mi comida o cena en la cocheraMariana


La voz se le quiebra cuando recuerda que antes de semana santa, la abordó un vecino y la amenazó con una arma “no te queremos aquí, nos puedes contagiar”, le dijo.

Se resiste a seguir contando su situación, porque asegura que el vecino, “tenemos la sospecha de que no anda bien”..

Puedes leer:Yadira Marcos invita a PAN a ser prudente


El vecino a recibido el apoyo de la familia cuando uno de sus hijos se enfermó. Le llamó a mi papá que el niño estaba ardiendo en calentura, lo fue a ver y le pidió que lo llevara a una clínica, no quiso, entonces mi papá lo recetó y yo me ofrecí a cuidarlo, a bajarle la fiebre porque la mamá decía que estaba nerviosa y que no sabía hacer esas cosas”.

Mariana

Mariana recuerda que después de la amenaza toda la noche estuvo llorando, no entendía la condición humana.

“Cómo es posible que nosotros siempre hemos estado al servicio de los demás, ayudamos sin saber a quién y ahora estaba amenazada por quien menos lo esperaba, sabía que andaba mal, pero no se metía con nadie de la colonia, es más ni siquiera se le ve y esa noche me estuvo esperando para pedirme de la manera más agresiva, como si nunca me hubiera visto de que cuanto antes me fuera de la colonia”.

Al amanecer se puso su uniforme y todavía sin saber qué hacer, en el camino al Hospital pensó en su tío, hermano de su papá, le habló y le contó lo que estaba pasando, de inmediato le aconsejó que dejara la casa paterna y se fuera a vivir con él y su esposa.

Nosotros no tenemos temor al contagio. Ustedes se cuidan, son los que menos nos pueden contagiar, pero de todos modos vamos a tomar las medidas, me dijo y me acondicionaron la bodega que está en la cochera, ahí me baño como se dice a jicarazos. A mi papá no le queríamos decir la causa por la que me iba de su lado, pero después de insistir le contamos de la amenaza, ahora, toda la familia está asustada. Tengo la amenaza del virus y la amenaza del narco.

Mariana


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Culiacán, Sin.- Mariana, tiene 24 años, es enfermera y su padre es un médico jubilado en el sector salud, pero que trabaja de manera privada y cuyo lema siempre fue y es “el dolor humano es mi dolor” y eso es lo que la hace levantarse todas las mañanas con ánimo de dar todo por los pacientes que en estos momentos están padeciendo de coronavirus.

Mariana al principio se muestra reacia para contar todo lo que ha tenido que pasar para poder seguir atendiendo a quien lo necesita debido a que la han agredido nada más por su deseo de seguir apoyando a los que en este momento la necesitan.

Dice que estudió enfermería porque “mi intelecto no me daba para más, sólo tenía mucho amor y disposición para hacer lo que mi padre nos inculcó: servir a los demás”.

Tiene otros dos hermanos y son médicos. Sin embargo, ella es la única que en estos momentos está al frente de batalla combatiendo el coronavirus, ya que sus hermanos, uno es pediatra y el otro psicólogo.

Hace quince días mi papá nos reunió, nos dijo que la situación estaba muy difícil que íbamos a tener momentos complicados. Estaba preocupado por mí en particular, me dijo que no tenía necesidad de trabajar, pero que la decisión estaba en mis manos si continuaba prestando mis ser vicios en el Hospital o renunciaba, tengo tres años de servicio.

Mariana

Dice que no lo pensó dos veces y de inmediato le dijo a su familia “el dolor humano es mi dolor”, su padre la abrazó y la familia apoyó su decisión.

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Vive en las Quintas con su padre y su esposa, su mamá murió hace 15 años, sus hermanos están casados.

Mi papá me dio algunos consejos para protegerme, me dotó de guantes, mascarillas quirúrgicas y me dio la bendición. Todo iba bien, las jornadas están muy pesadas, pero eso no me ha importado, quisiera tener más fuerzas para seguir apoyando porque es verdaderamente dramático lo que pasa un enfermo con esta epidemiaMariana


Cuando se empezaron a multiplicar los contagios, optaron porque ella durmiera en el cuarto de servicio.

La escalera del cuarto de servidumbre da a la cochera, entonces no tenía para que entrar a la casa. Hace más de un mes que no veo a papá, nos hablamos, pero hemos optado de no tener ningún contacto. Yo misma hacía la limpieza, cuando llegaba tenía mi comida o cena en la cocheraMariana


La voz se le quiebra cuando recuerda que antes de semana santa, la abordó un vecino y la amenazó con una arma “no te queremos aquí, nos puedes contagiar”, le dijo.

Se resiste a seguir contando su situación, porque asegura que el vecino, “tenemos la sospecha de que no anda bien”..

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El vecino a recibido el apoyo de la familia cuando uno de sus hijos se enfermó. Le llamó a mi papá que el niño estaba ardiendo en calentura, lo fue a ver y le pidió que lo llevara a una clínica, no quiso, entonces mi papá lo recetó y yo me ofrecí a cuidarlo, a bajarle la fiebre porque la mamá decía que estaba nerviosa y que no sabía hacer esas cosas”.

Mariana

Mariana recuerda que después de la amenaza toda la noche estuvo llorando, no entendía la condición humana.

“Cómo es posible que nosotros siempre hemos estado al servicio de los demás, ayudamos sin saber a quién y ahora estaba amenazada por quien menos lo esperaba, sabía que andaba mal, pero no se metía con nadie de la colonia, es más ni siquiera se le ve y esa noche me estuvo esperando para pedirme de la manera más agresiva, como si nunca me hubiera visto de que cuanto antes me fuera de la colonia”.

Al amanecer se puso su uniforme y todavía sin saber qué hacer, en el camino al Hospital pensó en su tío, hermano de su papá, le habló y le contó lo que estaba pasando, de inmediato le aconsejó que dejara la casa paterna y se fuera a vivir con él y su esposa.

Nosotros no tenemos temor al contagio. Ustedes se cuidan, son los que menos nos pueden contagiar, pero de todos modos vamos a tomar las medidas, me dijo y me acondicionaron la bodega que está en la cochera, ahí me baño como se dice a jicarazos. A mi papá no le queríamos decir la causa por la que me iba de su lado, pero después de insistir le contamos de la amenaza, ahora, toda la familia está asustada. Tengo la amenaza del virus y la amenaza del narco.

Mariana


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