Culiacán, Sin.- El anhelado reencuentro de una madre con su hijo con vida, fue una realidad gracias al grupo de búsqueda Sabuesos Guerreras, quien logró devolver al “tesoro” Martín García Vázquez, originario de Chilpancingo, Guerrero, con su madre.
Fue luego de 15 años que Araceli Vázquez, volvió a arroparlo para regresar con él a casa después de una travesía larga, de años, por dar con su paradero.
Ella recuerda que su hijo había salido de su lugar de origen para buscar trabajo al norte del país, así llegó a Sinaloa a la edad de 20 años y, desde entonces, ya no supo de él.
“Nosotros estábamos enojados, porque yo no quería que se fuera de su casa para trabajar en otro lado y como hubo ese disgusto, ya no tuvimos comunicación”, recuerda.
El acto del reencuentro fue un espacio de sentimientos encontrados. La entrada de la casa hogar “El Buen Samaritano”, en la colonia El Barrio, se llenó de aplausos y lágrimas de madres que, también anhelan ese abrazo, el de su hijo desaparecido.
Al mismo tiempo que Martín se reunía con su hermano y mamá, se despedía del pastor Luis Alfonso Ochoa y su “hermano” Jesús Figueroa, su “amá” postiza; ambos se encargaron de que el joven se recuperara de la desnutrición con la que llegó y el VIH que ha ocasionado severos estrados en su cuerpo.
“Él estaba muy grave en el hospital, nos dijeron que no tenía familia y él no recordaba nada sobre él, incluso, nos dijeron que le quedaban cuatro días de vida pero la libró, gracias a Dios y con toda la fe pudimos ayudarle a que continuara con nosotros y ahora que él se va con su madre y bien repuesto a cómo llegó, me doy cuenta de la grandeza de Dios”, expresó al sol de Sinaloa.
Desde hace 20 años, el pastor Luis Alfonso, atiende esta casa hogar.
LA OTRA MADRE DE MARTÍN
Cuando Martín estaba siendo vestido por su madre con ropa nueva y ya a punto de partir, entre los cuartos de la casa hogar una andadera se escuchaba y la voz de un hombre sonriente le llamaba a Martín.
“¡Martín, ya te vas, Martín!”
Era Jesús Figueroa, quien más que haber compartido cuarto con Martín, le dio su atención y cariño cuando él no podía si quiera alimentarse solo o realizar sus necesidades fisiológicas.
“Me decía “amá”, así me llamaba cuando necesitaba algo. Yo creo que era más fácil nombrarme así que por “Figueroa”. Él no miraba bien, no hablaba bien ni podía ir al baño cuando llegó aquí. Nos la pasábamos muy pendientes de él y orábamos diario para no perderlo. Poco a poco se fue recuperando y entre mejor se iba sintiendo nos contaba de dónde era. Nos decía que quería ver a su mamá y también nos platicó luego que tuvo una novia y en dónde trabajaba” platicó Jesús Figueroa.
Con lágrimas y bendiciones se despidió de su hijo postizo, a quien vio recuperarse durante 15 años.
Muchas gracias, les voy a agradecer siempre. Yo nunca en mi vida pensé que iba a pasar. Muchas gracias Martín
Doña Araceli relató que no comía ni dormía de la emoción de saber que su hijo estaba vivo y que lo volvería abrazar.
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“Yo no comí ocho días, ni una tortilla y lloré mucho. Nunca pensé que esto iba a pasar, ya se me hacía que mi hijo no volvía y me siento muy agradecida” manifestó.
Lo que parecía fantasía para la familia de Martín, se hizo realidad, gracias a la solidaridad y convicción de las madres sinaloenses que esperan volver a abrazar a sus tesoros.
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