Masajistas en la plazuela: Aligeran el estrés y dolor

Ellas han atendido por más de 10 años a los culichis con terapias para contrarrestar los efectos de presiones y preocupaciones

Jesús Verdugo /El Sol de Sinaloa

  · sábado 12 de octubre de 2019

Fotos: Jesús Verdugo

Culiacán, Sin.- Dentro de todo el caos del centro de la ciudad, tres mujeres han aliviado por más de 10 años el malestar de culichis con terapias anti-estrés.

Entre los pasillos del jardín de la plazuela Obregón se ven los puestos improvisados de masajes y ajustes musculares de ellas, que aprendieron con su oficio a dar a la vez un apoyo comunitario.

Ahí vemos las lonas que anuncian los tratamientos de alivio al alcance de todos. No hay tarifas inaccesibles, pues como dice Moni González, una de las masajistas, "al alivio no se le puede poner precio".

La señora González dice que comenzó a prepararse y estudiar sobre los masajes y terapias hace diez años, cuando se separó de su pareja y quedó a cargo de sus hijos. Tenía que encontrar una manera honrada de sacarlos adelante y aliviar el dolor ajeno fue además algo noble.

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Durante todos esos años, Moni ha tenido clientes recurrentes, casuales o recomendados, pero el trabajo nunca se acaba. Puede tener hasta diez clientes al día y aunque las tarifas por cada masaje no son fijas, el ingreso le ha alcanzado para seguir adelante.

"Todo se compensa, a veces veo a una persona mayor y no le voy a cobrar mucho, solo lo que me quiera dejar, pero en otras ocasiones me pagan de más; si lo normal son 50 pesos, me dejan 100 o 200" dijo Moni.

Más adentro en la plazuela está "La Chinita de Culiacán", como se le conoce, y ella insiste en que se le llame así. Ella tiene 15 años aliviando el estrés y lesiones a sus recurrentes clientes y nuevos curiosos que se detienen para saber por qué hablan tanto de aquella chinita.

Ella los escucha, los anima, y con esa sabiduría que tienen aquellos que siempre oyen y nunca hablan les receta no preocuparse por cosas que tienen solución, pues no vale la pena enfermarse por ello.

"No sé qué tengo en mis manos que siempre los alivio", dice entre risas nerviosas La Chinita.

La tercera mujer masajista es Marisela Audelo, quien se ubica en la parte central del jardín y lleva 10 años de experiencia en su popular actividad. Ella conoce cada malestar y congoja de sus clientes; sabe que la mayoría de los que cruzan la plazuela todos los días están inmersos en una rutina de desgaste de la que a veces son poco conscientes.

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"Nos falta una cultura de la prevención: me llegan los clientes con mucha carga de estrés y la mayoría de las veces es por cuestiones del dinero", dijo Doña Marisela.

Ellas dicen que el ayuntamiento les respeta el espacio por un acuerdo de palabra, y no han tenido problemas con nadie, pues se acotan a las reglas de la vía pública.

Transeúntes coinciden en que el estrés puede ser un detonante de múltiples malestares, pues después de tanto tiempo cargando con pendientes y pensamientos negativos se pueden presentar enfermedades graves.

"Uno no está acostumbrado a pensar en que necesitamos terapia, pero con tanto estrés a veces si se antoja llegar a que le den a uno una buena sacudida" dijo, Gabriela González, ama de casa.

Otros más también apuntan que el problema más grande que se presenta es el económico. Una mayor preocupación llega cuando el dinero falta y las opciones se reducen si el tiempo para conseguirlo es poco.

"Siempre es el dinero lo que más preocupación nos da, y cada año es eso, pero porque todo sube de precio, además de que cuando los plebes entran a la escuela uno tiene que corretear sus zapatos, sus libretas y pues a veces uno no halla la puerta", comentó José Luis, empleado de Ley.

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La ciudad se acostumbró a verlas y sus espacios de atención terapéutica son ya parte del paisaje del centro de la capital sinaloense. Entre el ruido de los automóviles, el paso frecuente de cientos de peatones cada día, ahí están trabajando y ayudando a sus pacientes que afrontan las prisas de la vida moderna.

Las tres mujeres concuerdan en que Culiacán necesita un respiro del caos, y quién mejor que ellas para describir las dolencias de una ciudad a la que han aliviado por tantos años.

Todos los días podemos ver bajo los árboles esos puestos con utensilios de relajación y pomadas coloridas, ese oasis de reinicio para continuar con la dura rutina de la vida.

FRASE

Doña Marisela

Masajista

"Nos falta una cultura de la prevención: me llegan los clientes con mucha carga de estrés y la mayoría de las veces es por cuestiones del dinero".

Numeralia

50, 100 o 200 pesos es lo que llegan a pagar quienes reciben un masaje a un costado de Catedral

AYUDA NECESARIA

La mayoría de los que cruzan la plazuela todos los días están inmersos en una rutina de desgaste de la que a veces son poco conscientes



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