Culiacán, Sin. Ernesto Leyva Bacasegua permaneció internado 16 días en el Hospital General, y cuando parecía que iba a ganar la batalla, un infarto súbito provocado por los estragos del Covid-19, le segó la vida. Su familia y amigos pronto lo anunciaron en redes sociales: despedían a un joven doctor que permaneció en la primera línea de lucha contra el coronavirus que sigue sumando víctimas a diario.
Leyva Bacasegua, como muchos otros médicos, se enlistó en las filas de la Secretaría de Salud cuando fueron llamados los más jóvenes, resistentes y entusiastas, ya que para combatir al virus en los hospitales era necesario más personal médico.
De 34 años cumplidos apenas el 16 de marzo pasado, justo en el umbral de la pandemia, Leyva Bacasegua se enroló por la necesidad de ayudar, una habilidad que poseía desde sus años en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Sinaloa, pero también por obtener un mejor ingreso que alentara a su familia.
Se había casado pocos años atrás. Algunos amigos de la Facultad recuerdan que le gustaba explicar que su apellido materno era de origen mayo-yoreme, y que según la tradición, significa “flor de carrizo”. Él era originario del norte del estado, allá tenía su querencia.
Pero durante las más intensas jornadas de combate al Covid-19, Ernesto resultó contagiado, al igual que parte del personal que labora en los hospitales.
EL INICIO DE LA TRAGEDIA
De acuerdo a lo publicado por sus familiares en redes sociales, al ser diagnosticado al inicio con esta enfermedad, estuvo en su casa aislado, pero cuando comenzó a agravarse acudió al Hospital General, donde afirmaron que “el equipo de la Secretaría de Salud lo abandonó en su padecimiento”.
Fue porque comenzó a oxigenar cada vez menos, y la necesidad de oxígeno lo orilló a abandonar su hogar, pero desde que llegó con síntomas graves, el personal de seguridad le negó el acceso bajo el argumento de que ya no había camas, pero en eso sus amigos salieron a recibirlo en una camilla.
Sin embargo, su familia acusa que una vez internado, la Secretaría de Salud lo abandonó a su suerte; y justo cuando estaba en la etapa crítica del Covid-19, se le detectó una bacteria en uno de sus pulmones que le estaban complicando y poniendo en riesgo la vida.
Solo después de que su familia salió a hacer públicas estas injusticias por parte del sector salud, Ernesto Leyva fue atendido y enviado al área de intensiva, donde se vio un mejoramiento a los días.
Así pasaron varios días, en las redes sociales no faltaban las cadenas de oración, por él y por los miles de enfermos de Covid-19. Parecía que su situación iba a mejorar, solo era cuestión de esperar, pero de manera súbita, durante la madrugada, debido a los daños que provocó el Sars-Cov-2, el joven médico e incansable solidario, sufrió un infarto que lo llevó a la muerte.
LA MUERTE DE HERMELINDA
Como Ernesto, la tarde del pasado lunes 27 de julio, falleció Hermelinda Cipriana Medina Aispuro, quien fuera trabajadora del servicio de intendencia en el Hospital General de Culiacán "Dr. Bernardo J. Gastélum".
Sus compañeros la conocían como Linda, recuerdan que siempre se encontraba con una sonrisa en el rostro mientras manejaba los utensilios de limpieza y se encargaba de la higiene de los espacios del hospital.
El nosocomio recordó que cuando se habla de trabajadores de la salud, siempre se piensa en médicos y enfermeras, pero no recuerdan al personal de salud, cuyo trabajo es demasiado valioso. Estas personas, desde su trinchera de limpieza se suman como soldados al ejército sanitario que lucha por salvar las vidas que persigue la pandemia del Covid-19.
“Hoy su cuerpo abandona el hospital, su segunda casa, pero su recuerdo y su espíritu lleno de amor se queda con nosotros”, compartió el Hospital General a través de su cuenta de Facebook.
Linda era esposa y madre de cinco hijas, abuela y una gran mujer, formó parte del ejército blanco del Hospital General y nunca se le olvidará porque su humilde trabajo también salvó vidas.
DIEZMAN LAS FILAS DEL EJÉRCITO
Con corte al 28 de julio, la Secretaría de Salud, reporta 38 defunciones de integrantes del ejército blanco en Sinaloa, incluyendo uno más con la reciente muerte del doctor Ernesto Leyva, en la noche del martes.
De acuerdo a la tabla de la Secretaría de Salud, los médicos han sido los que más han perdido la batalla contra el Covid-19 con 21 casos, seguido por otros trabajadores del área de la salud, con ocho defunciones.
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El equipo de enfermería también ha tenido que despedir a colaboradores, hasta el momento van siete muertes; mientras que va un dentista y un laboratorista.
En relación a los empleados de la salud que han contraído el coronavirus, la Secretaría de Salud, indicó que son dos mil 963, con más casos registrados con el personal de enfermería, con mil 298.
Le siguen los empleados de otras áreas de salud con 816 contagios; 766 son médicos; 55 laboratoristas y 28 dentistas.
Con información de Angela Montoya y Sandra Solís
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