El 24 de octubre pasado, a plena luz del día, un comando integrado por dos camionetas, irrumpió en el residencial privado, Bosques del Rey, ubicado en el sector de La Conquista de Culiacán, en busca de un joven de 23 años identificado como Germán Alexis, pero al no encontrarlos, los sujetos armados se llevaron a su esposa Pamela Alison y a su sobrino de 13 años.
De acuerdo con fuentes de la Fiscalía General del Estado, el joven alcanzó a escapar cuando vio al grupo armado en camionetas Cheyenne, color blanca y con equipo táctico y ropa oscura, incluso más tarde que llegaron agentes estatales y Policía de Investigación, Germán informó la situación.
También puedes leer: FGE de Sinaloa no tenía carpetas de investigación contra "El Nini"
Al día siguiente se confirmó que junto con Pamela y Jesús, se llevaron a un pintor y a su hijo, que trabajaban en una fachada contigua. Las autoridades nunca intentaron b de manera b el caso, en total de la privada levantaron a seis personas. Germán Alexis fue el último, quien se entregó a cambio de la vida de su esposa, de acuerdo a las mismas fuentes.
Días después, la barbarie se hizo presente. En la cabecera de Tamazula, Durango, aparecieron los cuerpos de ocho personas torturadas, atadas de mano y asesinadas con el tiro de gracia. Poco a poco se fue desenredando el hilo que confirmaba que las víctimas eran los secuestrados de Bosques del Rey.
“Por sapos”, se leyó en una cartulina dejada entre los cadáveres aquella mañana de fines de octubre.
Cacería
A través del Protocolo Alba de la Fiscalía, se confirmó que de todas las víctimas secuestradas, solo Pamela Alison fue liberada, ella es ciudadana estadounidense.
El multihomicidio fue atribuido a Néstor Isidro Pérez Salas, “El Nini”, debido a que acusaba a Germán Alexis de ser informante de las autoridades, de acuerdo con las fuentes consultadas, convirtiendo el caso de una “papa caliente” pues la Fiscalía de Durango aseguró que la investigación le tocaba a Sinaloa, y el gobernador Rubén Rocha señaló que le tocaba al vecino estado.
Esta situación arreció una cacería en contra de “El Nini”, la cual había comenzado este 2023, dos días después del segundo Culiacanazo, cuando las Fuerzas Armadas capturaron a Ovidio Guzmán López, “El Ratón”, uno de los principales sostenedores en el Cártel de Sinaloa. Sin “El Ratón”, “El Nini” pareció perder la brújula.
El sábado 7 de enero, cuando ya Ovidio se encontraba preso, elementos del Ejército cayeron a unas oficinas de Néstor Isidro en la colonia Miguel Hidalgo, pero equivocaron un inmueble y presuntamente mataron a Don Isidoro, un adulto mayor de 84 años que vivía solo.
El 13 de abril siguiente, la DEA lo colocó a “El Nini” en su programa de recompensas con 3 millones de dólares, mientras que elevó el premio para las cabezas de Los Chapitos, a 10 millones por cada uno de los dos hermanos, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo.
A partir de ahí, la DEA, a través de su directora, Anne Milgram, elevó la intensidad de la cacería, al señalar a los hijos de “El Chapo” como los principales productores y traficantes de fentanilo.
Sobre Sinaloa se cirnió la sombra de la incertidumbre, cuando Los Chapitos comenzaron a operar para prohibir la producción de esta droga altamente tóxica, informantes revelaron a la DEA supuestas formas de operar el tráfico, casos de violencia extrema y hasta experimentos infrahumanos para probar la eficacia del opioide.
En el transcurso de mayo aparecieron varios cuerpos con cientos de pastillas de fentanilo arrojados al lado. El mensaje estaba enviado.
Operación tamarindo
El 24 de junio la SEDENA y la Policía Estatal desplegaron un operativo en El Tamarindo para barrer con vehículos robados, pero en la comunidad se refugiaba Néstor Isidro, quien abandonó el lugar dejando atrás bloqueos con vehículos secuestrados. Pero el brote de violencia no llegó a un nuevo Culiacanazo.
Para entonces, “El Nini” también fue colocado en la lista del Departamento del Tesoro, a un lado de Óscar Noé Medina González, “El Panu”, otro de los hombres clave de Iván Archivaldo. Ambos fueron involucrados por la OFAC como parte de la red de tráfico de fentanilo de los Zamudio, una familia propietaria de farmacias y gasolineras en Culiacán.
La presión mediática continuó. En medios nacionales se exhibió a una presunta red de apoyo que involucra a policías municipales y parte de su biografía criminal fue dejada al descubierto.
Y es que Néstor Isidro había sido fichado por la Policía Ministerial en diciembre de 2013, cuando tenía 21 años, y había entrado a la Feria Ganadera con una pistola .38 Súper fajada a la cintura. De esa fecha data la foto que años después usó la DEA para ficharlo.
En los documentos de Guacamaya Leaks, la SEDENA ya tenía su historial, desde septiembre de 2016, cuando su célula “Los Ninis”, participaron en la emboscada a un convoy militar que arrojó 6 soldados muertos y 15 heridos.
En el primer Culiacanazo octubre de 2019, su movilización fue clave en el secuestro -según los documentos- de militares y en el asedio a la Novena Zona Militar y al Complejo Habitacional de la 21 de Marzo.
También lo fue en el operativo de captura de Ovidio del 5 de enero en Jesús María, pero su ineficacia y el arresto de su principal aliado en el grupo criminal, lo llevó a caer en desgracia.
Hasta que el mediodía del miércoles 22 de noviembre, Néstor Isidro fue capturado en solitario, sin el aparato estridente de seguridad, sin ningún sicario que lo apoyara y exhibido en un video como un joven temeroso de morir cuando pretendía huir por la azotea, mientras era acribillado a gritos y persuadido del escape a tiros. Hoy enfrentará el proceso de extradición a dos cortes federales que lo reclaman en Estados Unidos: En el Distrito de Columbia y en Nueva York.
“Yo voy a ser narco”, decía “El Nini” en la escuela
Aunque Néstor Isidro Pérez Salas es originario de Baja California -según consta en la ficha signaléctica de la Oficina para el Control de Bienes Extranjeros del Tesoro (OFAC, por sus siglas en inglés)-, en realidad su crianza fue en la colonia Miguel Hidalgo de Culiacán, entre calles que se asoman a la periferia de la ciudad, con casas de familias que llegaron a vivir la década de los 70.
“Yo voy a ser narco”, decía Néstor Isidro, en la secundaria, a principios de los dosmiles, recuerdan vecinos de la colonia. Por un tiempo, tras dejar los estudios, a Pérez Salas se le dejó de ver en la zona, hasta que su nombre saltó cuando lo detuvieron en la Feria Ganadera en 2013, a los 21 años.
Policías todavía recuerdan cuando el director de la Policía Ministerial del Estado, Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, “Chuy Toño”, lo tuvo enfrente y el muchacho lo irrespeto, por lo que el comandante le dio un revés con aquella mano que parecía una manopla de beisbol.
No hubo charola que valiera. Néstor y sus dos amigos fueron enviados a los separos, pero rápido salió al ser exculpado de portación de arma de fuego. Al poco tiempo se casó con Gabriela Isela Fernández, hija de Manuel Fernández Valencia, “El Animal”, compadre del “Chapo” y uno de los que ayudó a Iván Archivaldo en sus primeros pasos.
En noviembre de 2010, un hermano de Gabriela, de nombre Marcial, fue asesinado por Israel Rincón, “El Guacho”, quien a su vez fue ejecutado por Los Chapitos. En ese ambiente de violencia y drogas, tuvo su ascenso “El Nini”, en lo que en Sinaloa llaman “la farándula buchona”.
En la Fiscalía General del Estado sabían de él, de sus andanzas, algunos policías contaban sus anécdotas, le decían el “Little Chiken” más por su corta edad que por su parecido al personaje de la caricatura.
Una vez, policías ministeriales lo pararon circulando a exceso de velocidad por el malecón viejo, a la altura de la Isla de Orabá, pero “El Nini” no se dejó intimidar, sacó una bazuka y amenazó a los agentes con activarla, pero al final lo dejaron marcharse. “Soy el Nini”, les dijo antes de tomar viada.
Decían que no había olvidado la cachetada que le dio “Chuy Toño”, pero cuando el comandante de Malova tenía el control no solo de la Ministerial, sino de todas las corporaciones municipales y la Estatal, era intocable.
Con el paso de los años, Néstor Isidro cada vez fue más expuesto, sus guerras con Los Rusos fueron documentadas ampliamente por la SEDENA, que sabía que todo comenzó por un pleito que involucraba a policías municipales.
La Loma de Rodriguera, Tepuche y sus alrededores ardieron en llamas. El choque entre “El Ruso” y “El Nini” provocó no solo muerte, también desplazamiento forzado interno. “El Ruso” emprendió su escapada a Mexicali y Néstor se quedó en Culiacán. Sabía que la DEA le pisaba los talones, que ya estaba cercado.
Del porqué lo agarraron solo, quedó en la especulación, en la idea que flota cuando a un máximo jefe de seguridad de un Cártel, ya no hubo nadie que tratara de salvarlo. Ahora le espera un juicio de extradición, mientras las fuerzas armadas continúan realizando más cateos en una ciudad crispada, temerosa de nuevos culiacanazos.