Altata, Navolato.- Doña Evelia le da vuelta a la esperanza, la retuerce con ganas y no deja que el llanto acumulado de tres noches le brote en los ojos, turbios del desvelo. Desde la tarde del viernes en que su hijo Miguel Ángel no regresó del mar abierto, vino a la sombra de este árbol frente a la bahía a esperar noticias suyas.
“No me he movido de aquí, y no me voy a mover hasta saber que regresó bien” dice.
Miguel Ángel era el capitán de la embarcación que salió la tarde del jueves 8 de abril de la pescadería Franjamar junto con José Francisco, de 23 años; Sinuhé, de la misma edad y Jesús David, de 17 años.
Iban a aprovechar las últimas semanas de la pesca del tiburón, a unos 50 ó 70 kilómetros adentrados en las aguas que ya llamamos el Mar de Cortés.
La panga de ellos era una de las más de 40 que se amontonan en la bahía del Campo Pesquero de Dautillos, Navolato, y que en esta época, y hasta mayo próximo, se lanzan al mar abierto en busca de los escualos.
“De aquí se despidieron como a las 2 de la tarde del jueves, Miguel Ángel era el capitán, él tiene mucha experiencia, se puede decir que nació en el mar”, cuenta Panchito, dueño de la pescadería que esta mañana recibe un montón de tiburones pequeños.
EN ESPERA
Todos en el pueblo pesquero saben del caso y mientras esperan buenas noticias, cuentan otras historias. Don Borja, un veterano pescador de 62 años, dice que él naufragó por cuatro días en 2013, y que desde entonces no quiere volver a repetir la experiencia.
“Aquí el gobierno nos tiene abandonados, pero eso sí, ahora quieren que votemos por ellos de nuevo”, sentencia, sobre todo porque esta mañana arribó una brigada de un candidato en campaña.
Para nadie es tiempo de elecciones. Aquí quieren ver resultados, que los cuatro muchachos estén de vuelta. “No queremos políticos aquí, queremos que los busquen y los hallen”, suelta una de las mujeres que acompaña a Evelia.
A su hijo Miguel Ángel lo conocen como “El Propelías”; todo porque a su padre le dicen “El Propelas”, pescador antiguo del campo. Evelia muestra una foto del rostro moreno de su hijo.
Yo sé que está vivo y los otros también, él conoce muy bien el mar.
Evelia
“El Propelías” ya era pescador desde antes de nacer. Cuando tenía 6 meses, su padre y sus tíos se lo llevaban en una caja en la panga. Eso cuenta su tío Jesús Gabriel, quien arribó a la bahía a eso de las 2 de la tarde, sin noticias de su sobrino.
EL MAR SE LOS LLEVÓ
“Desde hace tres días he salido a buscarlo”, comenta Jesús Gabriel al bajarse de la panga. Cuenta que han avanzado hasta 70 kilómetros mar adentro y nada, ni un rastro de los muchachos.
No hemos hallado ningún rastro, ninguna tambulaca, ninguna otra cosa, por eso pensamos que deben ir al garete.
Evelia
El domingo, unos pescadores localizaron dos bolsas con cobijas y se cree que sean de ellos, sin embargo, para Jesús Gabriel, este indicio no es definitorio.
Yo no sé si es de ellos, a muchos de nosotros se nos caen ese tipo de cosas y las dejamos irse.
Jesús Gabriel
Dice que él no dejará de buscar a su sobrino y a los otros jóvenes, porque además de llevar su sangre, el pacto del pescador es irrompible: no dejamos que uno de los nuestros se quede al garete.
Jesús Gabriel es quien ha dicho que el motor de la panga pudo averiarse, pues un día antes de zarpar, escuchó un ruidito extraño.
Pasa muy seguido que los motores ya no jalen, a mí me ha pasado, pero llevo mi radio y van en mi apoyo.
Jesús Gabriel
CON DRONES Y RÁPIDAS
Queremos que el gobierno y la Marina lance los drones, como bien cuando alguien lleva drones rápido los ubican.
Jesús Gabriel
La Secretaría de Marina y la de Seguridad Pública de Sinaloa, disponen de estos aparatos que vuelan a alta altura peinando un área.
Por la tarde, cuando por fin regresó el helicóptero de la búsqueda infructuosa, familiares y decenas de pobladores de Dautillos acudieron a la Capitanía de Puerto en Altata, a un lado del malecón, y armaron una protesta.
Exigieron que la Marina salga con sus lanchas rápidas con radar para peinar toda el área en donde pudieran localizarlos. De acuerdo con algunos pescadores, las personas en una embarcación pueden sobrevivir hasta 7 días, por lo que cada hora se complica el panorama para los extraviados.
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