Culiacán, Sin.- “¡Nos ha golpeado más la soledad que el virus!”, es la expresión de los abuelos que cansados de vivir el confinamiento ya casi seis meses, se les ve desanimados, tristes y hasta con miedo al contagio y al abandono en la que muchos se encuentran por el estricto encierro que les ha mantenido alejados de sus hijos, nietos y demás seres queridos.
Las personas mayores ha sido el grupo más golpeado por la pandemia del coronavirus, ya que a los que el Covid-19 no se ha llevado por delante viven con el miedo al mañana, porque están conscientes que si adquieren esa enfermedad, saben que la letalidad aumenta con la edad y que pocos tienen la oportunidad de seguir viviendo.
Josué es un anciano de 84 años, sus ojos tristes, no te ven de frente, están fijos en el horizonte, en ese horizonte que el mismo lo bautiza como infernal.
“Es una agonía mi vida, no sé qué pueda pasar mañana, mi familia, me tiene abandonado por eso del Covid, pero es sólo un pretexto, desde antes ya poco me visitaban, ya tengo muchos meses que no veo a mis nietos que es lo que más quiero”, señala.
Parado, sólo apoyado por su andadera, don “Jus” como a él le gusta que le digan, dice que el mundo se ha vuelto contra las personas mayores al tenerlos encerrados, sin ninguna esperanza de vida.
DÍA TRISTE
“El día del abuelo, mejor debería de festejarse el día de los olvidados, porque eso es lo que somos unos seres olvidados, parece que nosotros somos los que traemos la peste. Todo marcha muy lento… los viejos estamos como esos animales que van al matadero, esperando, sin saber que sigue antes de la muerte”, indica.
Dice que tiene noticias de que su hermano, dos años menor que él, enfermó, lo aislaron más y falleció sin posibilidad de despedirse siquiera de sus familiares.
Mi familia desde hace mucho tiempo me fue abandonando, pero la verdad tengo miedo a morir sin despedirme de los míos.Don jus
De acuerdo a sus cuentas, don Jus tiene diez nietos, dos bisnietos “y no sé cuántos hijos…” dice con la primera sonrisa que le alegra ese momento.
No estoy seguro, pero parece ser que tengo dos hijos fuera de mi matrimonio, donde también tuve dos hijos.Don Jus
Lo que más le ha dolido en su vida, es el abandono en que se encuentra “lo que me haría feliz y morir en paz, sería abrazar a toda mi familia, esa sería mi mejor medicina”.
IMPACTO EN LA SALUD
“La alteración de la normalidad, la falta de rutinas y las pocas nociones tecnológicas de una gran parte de nuestros mayores los lleva a informarse, de forma mayoritaria, por radio o televisión. Y, sin embargo, no pueden compartir con nadie la preocupación que les invade.”
“No tener a nadie para compartir la información ni contrastarla con sus pensamientos puede suponer mucha preocupación e insomnio. Es muy posible que las noticias que les lleguen supongan un impacto negativo en su salud, tanto física como mental”, explica la sicóloga Leticia Verdugo.
Señala que hay que tener en cuenta que lo que vivimos en estos momentos es una situación sin precedentes, completamente desconocida, con un alto nivel de incertidumbre y con muchas noticias negativas.
“Aunque las personas adultas son especialmente duras, ya no gozan de la misma energía. Es posible que aquellos que estén viviendo solos sientan mucha angustia, y eso les puede acarrear una tristeza interior que desemboque en una depresión”, sostiene.
Hasta el momento todo apunta a que habrá que extremar precauciones con la tercera edad hasta que pase el próximo invierno, ya que a decir de las autoridades sanitarias, las personas mayores, van a ser las últimas en poder abandonar el confinamiento.
Y cuando puedan salir, la vida, tal y como la conocían hasta ahora, habrá cambiado por completo.Leticia Verdugo
HISTORIA DE CARMEN
"Antes cuidaba a mis nietos, podía visitarlos, mostrarles todo mi amor y ahora ni eso tengo para tener alientos para seguir viviendo”, lamenta Carmen de 78 años, quien junto con su esposo viven completamente aislados.
Al preguntarles que significan sus hijos y nietos para ellos, con palabras entrecortadas asegura que son su anclaje de vida, porque con su cariño les aportan oxígeno para seguir en esta vida.
Privar a los abuelos de sus nietos, aunque sea necesario para preservar su salud es aumentarles de forma clara su vulnerabilidad.
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“Nos quitaron toda la alegría. Están distanciados y no sabemos cuánto tiempo se alargue, a veces queremos tirar la toalla, pero platicamos mi esposo y yo y la sonrisa de la nietecita que ahorita ya tiene un año, nos da cuerda para seguir adelante”, indica.
Los abuelos están conscientes de su fragilidad y saben que muchos de ellos van a fallecer por el Covid-19, pero prefieren morir ellos a que lo hagan sus hijos y nietos, pero temen marcharse sin ver una cara conocida.
Doña Carmen dice que la nietecita más pequeña tenía pasados los seis meses cuando la tuvo por última vez en sus brazos.
“No es lo mismo verla en video llamadas, que sentir su cariño, su calorcito, el mejor regalo para este día del abuelo, sería sentir el abrazo tierno de nuestros nietos e hijos, pero sabemos que es imposible y lo aceptamos, no por nosotros, sino por la salud de ellos, nosotros ya tuvimos una larga vida… lo que venga es ganancia”, indica.
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