Jorge López Hernández es un abogado de profesión que, desde hace más de 30 años, llegó a Sinaloa en busca de un sueño, superarse profesionalmente y litigar como licenciado en las grandes ligas.
Es originario de la comunidad de Yucuhillo San Miguel del Progreso en Oaxaca, y en entrevista con El Sol de Sinaloa, recordó que la falta de oportunidades en el ámbito educacional, lo llevaron a migrar a Sinaloa en busca de superación profesional.
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Mencionó que desde pequeño, siempre supo que quería ser abogado, pues su interés siempre fue defender los derechos humanos de las personas indígenas, pues la falta de inclusión de lenguaje materno en ámbitos laborales y hasta de gobierno, han abonado a la violación de estos.
Llegó a Culiacán en 1994 y se alojó como estudiante foráneo en la casa del estudiante Marcelo Loya Ornelas de la Universidad Autónoma de Sinaloa, donde cursó la carrera en Derecho.
Durante su educación profesional, se alió con la licenciada Mercedes Murillo Monje en el Frente Cívico Sinaloense y junto a ella realizaron activismo dando accesoria a indígenas que miraban a Sinaloa para laborar en las actividades agrícolas.
“Mi proyecto era defender los derechos de los pueblos indígenas, nuestras lenguas, costumbres, gastronomía, música, pero sobre todo en materia de acceso de justicia porque, si más o menos los que hablamos español no nos hacen caso, ahora los que no entienden los términos legales, se crean muchas injusticias y violaciones”, dijo.
TRABAJO EN CAMPO
En 1998 promovieron en los campos agrícolas del estado, acciones de prevención al delito, esto mediante ilustraciones y trípticos escritos en diferentes dialectos.
“Nunca nos imaginamos la dimensión de dialectos que había”, expresó.
Al finalizar sus estudios, laboro junto a Luis Alberto Higuera como asesor jurídico de atención a víctimas, donde comenzó a trabajar en Villa Juárez.
Ahí, en esa sindicatura que albergaba en ese momento a más de 20 mil indígenas, se comprometió a fundar la primera agencia del ministerio público.
Y así fue, junto a otros activistas y en colaboración del apoyo ciudadano, logró establecer la primera agencia del ministerio público, donde él era el encargado.
“Había gente atropellada, ahogada, gente que se pelea en riñas, que eso se da mucho en los campos agrícolas y que no sabían cómo defenderse. Hice el curso para la agencia del ministerio público y al mismo tiempo investigamos los tipos de lengua que había ahí, fue hasta 2002 que inauguramos la agencia del MP indígena”, explicó.
VISIBILIDAD
En 2003, tras la creación del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, se realizó un catálogo de lenguas a nivel nacional donde se establecen las variantes de cada lengua.
Esto, lo llevo a descubrir que en Villa Juárez, hay más de 28 lenguas de 18 estados del país con más de 80 dialectos, entre ellos; el Mixteco, Náhuatl, Zapoteco, Yoreme, Huichol, Otomí, Mazahua mazatleco, , Tlapaneco y Amusgo.
PROMOCIÓN DE LA LENGUA
Las injusticias y la pérdida constante de las culturas indígenas, llevó a Jorge, a promover la difusión ya enseñanza de lenguas maternas.
En 2008 implementó el primer taller de enseñanza de lenguaje Mixteco y desde entonces ha promovido este tipo de clases.
Para 2011, tras la conformación de la asociación de profesionistas indígenas del noroeste, creo un proyecto para la creación del primer bachillerato intercultural en el noroeste del país. Ahí se daban clases de Mixteco y Triqui.
Pese a que se luchó mucho por este proyecto, no duró mucho activo y quedó en pausa.
A la fecha, Jorge continúa en la lucha de espacios que impartan clases de lengua materna y junto al gobierno del estado, promueve talleres de lenguas.
Su objetivo, a corto plazo, es que pronto Sinaloa cuente con un centro de idiomas indígenas, donde autoridades, trabajadores y la juventud, aprenda nuevas lenguas y que con esto se garantice el respeto a los derechos de los pueblos indígenas.
Dato
Jorge, desde hace 30 años se ha convertido en residente de Villa Juárez Navolato.
Villa Juárez, es la sindicatura más grande del municipio cañero y en ella habitan más de 50 mil personas, la mayoría de origen indígena.
Este lugar, también es el mayor productor agrícola del centro del estado y año con año, tras la llegada de los jornaleros, su cantidad habitación al aumentar hasta un 50 por ciento, por la actividad en los campos.
