La falta de políticas y una estructura regulatoria en la comercialización de la producción agrícola, deja a los campesinos en la incertidumbre del precio de venta de la cosecha y expuesto al coyotaje, una práctica muy conocida por las autoridades, pero que no es sancionada porque no es ilegal, pero sí desleal.
En los últimos años, los programas de apoyo al campo y acompañamiento al agricultor ha desaparecido, señala Gilberto de la Vara, agricultor del Valle de Sinaloa, dejando desprotegidos a los productores, quienes ante las malas prácticas de avasallamiento y especulación terminan entregando sus cosechas a intermediarios y graneros a un precio muy bajo, recuperando solamente el costo de producción, sin obtener ganancia alguna.
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Ante la ausencia del precio base del maíz que debió fijarse en diciembre pasado, la especulación del valor comercial, la caída del precio del dólar y la nula respuesta de las autoridades estatales y federales en cuanto al precio de la tonelada del maíz y el trigo, próximos a cosecharse, la semana pasada productores agrícolas realizaron fuertes manifestaciones en el centro y norte del estado.
Protestas
La manifestación inició el 8 de mayo con la toma de la planta de Pemex en Topolobampo, continuó con la toma de las plantas de Salvador Alvarado y Culiacán, y se extendió durante 8 días sin que se registrara desabasto de combustible en la entidad.
Productores agrícolas con sus familias e incluso niños permanecieron a las afueras de las instalaciones de la paraestatal por casi 200 horas, durante este periodo los agricultores se organizaron para comprar comida, hicieron carne asada, recibieron donativos e incluso proveedores agrícolas (empresas de fertilizantes y agroquímicos) regalaron agua embotellada, sueros y comida preparada.
Fueron casi 20 organizaciones campesinas agrupadas en la Unión de Productores Agrícolas del Valle del Carrizo, Productores Únicos de Sinaloa, Campesinos Unidos de Sinaloa, la Liga de Comunidades Agrarias de Sinaloa y la Confederación de Asociaciones Agrícolas Del Estado de Sinaloa quienes se manifestaron exigiendo un precio de 7 mil pesos por tonelada de maíz y 8 mil pesos por tonelada de trigo.
Se estima que la producción de maíz en Sinaloa este año ronda los 5 mil 500 millones de toneladas, de las cuales Gobierno Federal y Estatal prometieron adquirir 1.8 millones a pequeños productores a un costo de 6 mil 965 pesos, sin que haya certeza de ello.
Las pendientes
Son casi 4 mil millones de toneladas de maíz las que siguen pendientes, las que no compra Gobierno y los productores tienen que colocar en el mercado, ya sea vendiéndolas a los industriales locales y nacionales o exportándolas a Estados Unidos.
En Sinaloa hay casi 27 mil productores agrícolas, 22 mil dedicados a la siembra del maíz y el resto a granos y hortalizas, de los cuales casi el 80 por ciento, 17 mil productores, son agricultores pequeños o medianos que requieren de créditos y financiamiento para sembrar las parcelas.
El costo de producción del maíz es de alrededor de 60 mil pesos por hectárea, para ello solicitan créditos con intereses muy altos, y comúnmente son las empresas granelaras quienes otorgan estos créditos con la garantía de que al final el productor le entregará la cosecha a estos graneros, y son ellos quienes ponen el precio (regularmente más bajo que el valor del mercado).
Al descontarles el monto del crédito que se otorgó más los intereses, el productor termina quedando “tablas” una expresión utilizada para señalar que no hubo ganancias, que solo recuperó la inversión o se pagó la mano de obra, reduciendo así el papel del agricultor a un empleado de las empresas granelaras.
Otra forma en la que se presenta el coyotaje relata Gilberto, es que estas empresas granelaras financian los insumos de producción a manera de crédito, no les prestan a los productores una cantidad de dinero, sino que les entregan directamente la semilla, el fertilizante y los agroquímicos, en ocasiones a sobre precio (porque esa es la ganancia de las empresas aseguran) además de que estos productos son de mala calidad, lo que provoca que no se logren los resultados esperados, que no se de la producción, que sea de mala calidad o en menor cantidad.
Precios más bajos
Aquellos productores que adquieren créditos en instituciones bancarias legalmente establecidas, en condiciones más favorables, les interesa cosechar y vender rápido la producción, para liquidar los créditos, puesto que los intereses aumentan conforme pasan los días, una vez trillada la cosecha el agricultor debe encontrarle rápidamente un comprador.
Ante el aumento de la oferta, los industriales (compradores) buscan el precio más bajo y lo consiguen con el productor que este más desesperado por vender.
“Hablamos de unos 15 o 17 mil personas que estamos al garete, estamos obligados a entregar porque hay que pagar la deuda, es el caso de ahorita, la trilla ya llegó y el contrato ya está para liquidarse y hay que haber entregado la cosecha para que se paguen de ahí y entreguen lo que sobra (la ganancia), que a como yo veo no va a sobrar nada”, explicó Gilberto de la Vara, agricultor en el municipio de Mocorito.
Para evitar esta situación es que los agricultores pugnan por las bases, el precio pinso con el que se blindan para no vender su cosecha a un precio más bajo. Existen también intermediarios, que no son agricultores ni empresarios, sino personas que se dedican a comprar el maíz a los productores, almacenarlo y venderlo más tarde, (en el mes de diciembre cuando baja la oferta) a los industriales a un precio más elevado, llevándose la ganancia de las cosechas.
“No existe una regulación, yo entrego a peso y ellos lo venden a dos pesos, nada más por tenerlo, por almacenarlo, (…) los coyotes llegan y le ofrecen al agricultor 5 mil o 5 mil 500 pesos, por decir algo, por su cosecha, a uno como le conviene vender, pues acepta”, explicó el agricultor.
Contexto
A mediados del mes de abril miles de agricultores del norte y centro del estado llegaron en caravana a manifestarse en Palacio de Gobierno, con tractores bloquearon las entradas y salidas y exigieron una respuesta al Gobernador Rubén Rocha Moya en la gestión del precio del maíz.
Las manifestaciones de esta temporada han sido las más grandes y prolongadas de la última década, la última vez que se vio una expresión de esta magnitud fue en 2011, durante la administración del Gobernador Mario López Valdez debido a los daños que provocó una helada en el campo sinaloense, en esa ocasión también se sumaron ganaderos, pescadores, y apicultores, pues las afectaciones fue de gran magnitud.
No existe una regulación, yo entrego a peso y ellos lo venden a dos pesos, nada más por tenerlo, por almacenarlo.
Gilberto de la Vara, agricultor en el municipio de Mocorito
Para saber
En Sinaloa hay casi 27 mil productores agrícolas, 22 mil dedicados a la siembra del maíz y el resto a granos y hortalizas.
80%
De los productores en Sinaloa son pequeños que buscan financiamiento para sembrar las tierras.