Culiacán, Sin.- Armados con perros entrenados, detectores de metal, varillas de hierro y hasta un dron que mapea desde las alturas, los colectivos de familias y la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas Desaparecidas buscan a los tesoros perdidos, esas víctimas que el crimen organizado dejó sepultadas por estos lugares de la sindicatura de Eldorado.
Jueves 19 de noviembre. Es mediodía, y aunque el bárbaro sol del verano sinaloense se ha retirado, el calor no dejar de hacer estragos en el rostro de este grupo estos buscadores de cuerpos que vinieron hasta este predio de una desolada playa de Ponce, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Culiacán, donde en junio de 2019 encontraron los restos de cinco personas asesinadas.
“Justo aquí fueron encontradas cinco personas, dos estaban juntos y otros tres a unos metros”, cuenta Alma Rosa Rojo Medina, integrante de la asociación Voces Unidades por la Paz, el cual trabaja en coordinación con la Comisión de Búsqueda dirigida por Juan Carlos Saavedra, quien también busca a su hermano desaparecido.
“Saúl” y “Boby”, dos de los cuatro perros entrenados para detectar restos humanos, apuntan con sus patas dos puntos, a un lado de un pequeño pino que es una anomalía forestal en este terreno donde crecen arbustos achaparrados espinosos y otros que tienen la textura del mangle.
“Esperamos encontrar más”, señala Saavedra, un joven abogado y paramédico parco al hablar, quien en 2018 se convirtió en comisionado de Búsqueda.
El miércoles estuvieron por el rumbo de Sibiracoa, una región pantanosa y poblada de palmeras, yendo hacia Eldorado, en donde pobladores de la región señalan que existen también fosas clandestinas, el pesado testimonio del paso de la guerra entre los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán y los Dámaso.
Los grupos de búsqueda le han seguido la pista a lo que habitantes de la sindicatura llaman “la fosa de los Dámaso”, y que, de acuerdo con los testimonios, son los puntos que usaban las células armadas de El Licenciado para enterrar a sus víctimas.
Se habla de entre 200 y 300 personas sepultadas por estos lares, un verdadero panteón macabro de llegarse a encontrar.
LA JORNADA DEL DÍA
Para llegar a esta zona rodeada de arena y matorrales, es necesario desviarse un kilómetro a mano derecha del acceso principal asfaltado a la playa de Ponce.
Diversos reportes señalan que en este sitio hay más cuerpos enterrados, más aun de los 5 que ya fueron localizados.
La jornada de la Comisión de Búsqueda arranca cuando echan a volar un dron para mapear el lugar y las mujeres de los colectivos exploran el predio con palas y picos con los que sondearán el territorio.
A unos 200 metros, se escucha el rumor del oleaje del Mar de Cortés que golpe insistentemente la línea de playa de Ponce.
Entre 2016 y 2017 decenas de personas fueron desaparecidas no solamente de Eldorado, sino de otros poblados aledaños e incluso de Villa Juárez Navolato. Sin embargo, muchas familias nunca han interpuesto denuncia.
Quizá por eso las cinco víctimas que rescataron en junio de 2019 no fueron identificadas.
Los perros pastor belga que gestionó la comisión de Búsqueda ante la Comisión Nacional son sacados de uno por uno para que con el olfato rastren el terreno.
El primer turno le toca a “Saúl”, quien excava en dos puntos. Enseguida “Boby”, la única hembra de los 4 binomios, también señala los mismos puntos.
A las 11:49 am llega la retroexcavadora amarilla tumbando los matorrales y en escasos minutos cava una zanja de donde brota arena oscura, conchas quebradas y raíces. Búsqueda negativa.
En unas horas, el terreno fue limpiado, pero los restos humanos no fueron encontrados.
LABOR INCANSABLE
Por la mañana, Alma Rosa Rojo Medina se levantó muy temprano para esta nueva travesía. Sabe el día le depara una labor incansable.
“Ando mala de las cuerdas bucales, pero aquí ando, mis hijas me dijeron que no viniera”, dice mientras ensarta la varilla de sondeo en la tierra.
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Ella también habla de las últimas pistas que han seguido para localizar más tesoros escondidos en estas tierras agrestes.
Nos dijeron que era el mismo predio, que había una piedra pintada, un arbolito y hasta una lomita Alma Rosa Rojo Medina
Para el mediodía que retro excava más agujeros. El sol caliente y los perros rastreadores son guardados para no fatigarlos de manera innecesaria.
Hoy no fue un día de suerte, pero la Comisión y los colectivos seguirán buscando, siguiendo pistas que los lleve a ese rincón de esta tierra donde yace la fosa producto de la guerra al interior del Cártel de Sinaloa, la fosa de los Dámaso.
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