Culiacán, Sin.- Cada día, Jorge Cisneros sube la cortina del área de snacks del restaurant-bar Tío Pepe, un negocio que lleva casi 60 años en ese punto de la calle Miguel Hidalgo, en el Centro de la ciudad, y que ha visto desfilar a poetas, cantantes, pintores, pero también a esos humildes maestros del enjarre y los tabiques que daban lecciones de cómo era que había que vivir en Culiacán.
Con su pasillo hospitalario, el Tío Pepe también es recordado por sus montones de bollos que alimentaban a los culichis que iban al Mercado Garmendia. Ahora que todo va de mal en peor por la pandemia, Cisneros dice que “siguen al pie del cañón”.
El Tío Pepe abrió sus puertas en aquel lejano 1961, y su propietario, que encabeza la tercera generación, dice que el negocio ha visto pasar a miles de personas, algunos que acuden para comprar alimentos como tortas o los bollitos, otros para echarse un chapuzón en su bar.
Fundado por su abuelo, Jorge dice que se niega a dejar morir el local, se niega a que la crisis por la pandemia le dé el tiro de gracia a su herencia.
En estos tiempos de crisis es difícil con todas las complicaciones que hay, es difícil mantenerlo, sin embargo, estamos tratando de conservar la tradición familiar, tratar de que el negocio siga vivo y siga prevaleciendo como parte de la cultura Jorge Cisneros
A LA EXPECTATIVA
Con el inicio del 2020 la expectativa era para su administrador el hacer crecer el negocio, pero con los rumores de que el Covid-19 iba a llegar tarde o temprano a México y al ser Sinaloa uno de los primeros estados con pacientes activos, todo el proyecto fue pospuesto sin tiempo definido y ahora, se aboca a empezar prácticamente desde cero, desde el punto de partida.
El ciclo de vida del restaurante-bar se tambalea por diversos factores, la permanencia del coronavirus con el incremento de casos, el cierre del área del bar por ser considerado como actividad no esencial, el cierre de las calles del primer cuadro de la ciudad por parte de las autoridades municipales y el temor de las personas para consumir en las tiendas.
Cuando el coronavirus empezaba a tomar fuerza a finales de marzo, la decisión de Jorge fue cerrar de manera temporal el área de snacks y bar antes de que la situación empeorara y al tener un negocio estable, la opción fue apoyar a sus ocho colaboradores hasta el día que las finanzas lo permitieron.
Se les apoya a los trabajadores hasta donde se puede, hasta donde la ley lo marca, se les apoya, pasándose determinado tiempo el negocio ya no puede solventar esos gastos, o sigue solventado los gastos o deja de pagar otras cosas que gobierno te requiere, como los pagos de seguro ahí están todavía Jorge Cisneros
Al no ser alentador el panorama, fue cuando Jorge optó por cerrar después de conversar con sus colabores, a quienes de les apoyó hasta donde pudieron y de abril a mediados de junio, las cortinas del restaurante-bar Tío Pepe estuvieron cerradas.
RENOVARSE O MORIR
Hasta que por pedidos de clientes que tienen su contacto, iniciaron a hacerle pedidos de tortas a domicilio en el primer de cuadro de la ciudad por alrededor de una semana, momento en el que decidió empezar de nuevo, pero ahora solo con la colaboración de su mamá para la elaboración de los bollitos y la venta que se llegue a generar en el día.
No podemos emplear a nadie, estamos trabajando no porque estemos trabajando mucho, más que nada para mantener el negocio abierto, que la gente vea abierto y que el negocio siga en el pie del cañón, que seguimos en la lucha, en la pelea Jorge Cisneros
El trabajo que anteriormente era realizado por una empleada, ahora es por la propia familia con la elaboración de los bollitos día con día, al no ser redituable contratar a un trabajador por las mínimas ventas que llegan a tener y que en ocasiones no llegan a recuperar la inversión que realizan.
Ahorita no te sale tanto estar preparando, preparando, porque no hay mucha afluencia de gente en el centro y te queda mucha merma, pierdes, inviertes y la verdad no estás sacando ni siquiera la inversión Jorge Cisneros
Jorge es consciente de que todas las medidas que las autoridades de salud emiten son por seguridad de todas las personas, pero al haberse dejado de lado algunos comercios, actualmente es muy difícil para muchos pequeños y medianos empresarios estar subsistiendo, por todo el tiempo que se dejó de trabajar y la poca afluencia que hay en el centro con el cierre de las calles.
Antes de cerrar, en marzo, algunas personas acudían de carrerita en carro para pedir los bollitos sin bajarse al automóvil y ahora, las pocas personas que le llegan a consumir son porque de casualidad pasaron por la calle Hidalgo o porque algunas estaban en un local cercano.
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PARA SABER
El Tío Pepe es un restaurant-bar ubicado por la Hidalgo, entre Morelos y Rubí, a tiro de piedra del Garmendia, y a tres pasos de la sed. Se fundó en 1961, y desde entonces la familia Cisneros es su propietaria.
Vengo a aprender a administrar mejor en los gastos, en los tiempos y siempre ante la crisis o ante cualquier adversidad tener una actitud positiva Jorge Cisneros, Propietario del Tío Pepe
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