Culiacán, Sin.- Una fe inquebrantable en Dios y una actitud positiva, fue lo que empujó a la señora, Rosa María Guerrero Rocha, a superar el cáncer de ovario a sus 45 años, cuando el diagnóstico de los especialistas no era nada alentador para su vida.
Las molestias que en un principio pensaron que eran miomas por el sangrado que le provocaba en su menstruación, meses después y tras tres operaciones, se detectó que el tumor que estaba en el interior de Rosa María era maligno para su salud.
Su camino como una paciente de cáncer de ovario en Sinaloa, empezó en enero del 2019, cuando las molestias que llegaban cada mes la pusieron en alerta para ir a una consulta médica.
Con el diagnostico que eran posibles miomas, entró a cirugía por primera vez en la esperanza de que su doctor la iba a aliviar, pero para su sorpresa, después de tener los cuidados pertinentes, el día que llegó su menstruación, el constante sangrado continuaba, provocando una gran confusión en la señora Rosa María.
Y aunque le decían que eran posibles desechos, prefirió ir con su médico familiar, quien al revisar el expediente se percató que no había sido operada. El doctor que supuestamente le hizo una cirugía, al final solo le abrió y cerró la piel, sin informarle a ella y su familia.
Sin ánimos de querer demandar por negligencia médica, la señora Rosa María se enfocó en su salud, por saber que el tumor que tenía, cada vez se hacía más grande. Para mayo de 2019, tuvo su segunda operación sin una buena esperanza de vida, haciendo que se aferrara más a su fe en Dios, por ser quien siempre la ha acompañado en sus batallas.
Después de que se le retiró el tumor, la matriz y ovarios, solo quedaba esperar los resultados de la biopsia, pero en el camino, en el mismo mes, tuvo que ingresar a una operación más porque aun quedaban partes del tumor. Para junio, los resultados de patología eran positivo a cáncer de ovario, iniciando así un ciclo de seis quimioterapias que finalizaron en noviembre de 2019.
Noticia fuerte
La noticia que a muchos pacientes representa un gran shock, para la señora Rosa María fue saber que iba a empezar un tratamiento que para salir adelante ocupaba de mucha fuerza, valor, fe y optimismo de que las cosas iban a salir bien.
No me puse mal, todo con mi buen optimismo, de que era parte de un proceso que tenía que pasar y que todavía, porque para el 12 de febrero (de este año) me vuelven a hacer otra operación, una biopsiaRosa María
“Mi fe es lo que me sostiene”, repite, la señora Rosa María, al recordar un año que jamás pensó iba a enfrentar en su vida, y a pesar de que este cáncer también es hereditario, en su familia, el único antecedente es el cáncer de mama.
Fue en la primera semana de quimioterapias cuando su largo cabello que llegaba hasta su cintura, empezó a caerse por los efectos del tratamiento y al saber que era inevitable que tendría por un tiempo su cabeza pelona, decidió quitárselo rápido.
Tratamiento
“Fíjate que no, no lo sentí así mal, es que yo ya sentía también, se me empezó a caer el cabello a puños y ya me quedaba muy poquito, y dije no tiene caso que me lo deje hasta que se me caiga todo”, contó.
Por otro lado, fueron sus dos hijos quienes, si sufrieron por las secuelas que su madre sufría a causa del cáncer de ovario, pero que, al verlos en ese estado de ánimo, siempre les recordó que, con el respaldo de Dios, ella iba a estar bien y en cuanto, al cabello, iba a volver a salir en algún momento.
En cada una de sus quimioterapias, su hermana y primas eran quienes la cuidaban y la ayudaban, manteniéndose siempre con un gran optimismo y aunque no conversaba con el resto de las mujeres que también combatían el cáncer, su plática era con Dios.
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El 22 de noviembre del 2019 terminó su ciclo de quimioterapias, sin la necesidad de que continuara con un tratamiento médico por la reacción positiva que tuvo su cuerpo, causando sorpresa entre los doctores, quienes al principio prácticamente le decían que le quedaba poco tiempo de vida.
“Yo con mi fe en Dios y todo, es el que me ha mantenido así (optimista), porque me han dicho los doctores que es raro, porque a mí no me han dado ningún tipo de medicamento, ni nada y que yo estoy bien, a mi solo me hicieron las operaciones, no me dieron medicamentos, nomás me hicieron las quimios y ya no me dieron nada”, destacó.
El aprendizaje que dejó el cáncer de ovario a la señora Rosa María, es que las emociones que no se externan pueden llegan a provocar esta enfermedad y ahora que puede decir que es sobreviviente, el mensaje que mantiene es que uno se enseña a valorar más las cosas que tiene, principalmente su salud y su familia.
Al tener pendiente todavía una operación más para una biopsia, Rosa María, sigue firme en que seguirá luchando a lado de Dios y “ahí le seguimos, le seguimos, verdad, a ver hasta donde se pueda”.
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