¡Sé que me voy a morir…pero qué hago!

Doña Elvia, como cientos de personas que viven de la mendicidad, ahora no les dan monedas

Irene Medrano Villanueva │ El Sol de Sinaloa

  · miércoles 1 de abril de 2020

Foto: Efrén Cárdenas │ El Sol de Sinaloa

Culiacán, Sin.- Día uno de la emergencia nacional… ¡Los jodidos no podemos quedarnos en casa!, lamenta Elvia quien a diario sale a las calles -ahora desiertas-, en busca de la caridad de la gente que le da una ayuda para sobrellevar su diabetes.

Su mirada lánguida, suplicante, se pierde en el horizonte, nadie los ve “si antes pocos nos volteaban a ver, ahora menos”, lamenta y advierte que ella no anda en la calle por gusto, “es la necesidá”

Desilusionada, su cara ceniza, apagada, a veces suelta una broma, pero de inmediato su semblante se vuelve taciturno, rebelde, decepcionado.

“Ahora hasta nos maltratan, ayer me grito una señora que iba en su carro con dos niños “váyase a echar los piojos y su virus a otro lado, no ve que nos puede contagiar, me dijo y otro joven me grito que me fuera a mi casa, que no anduviera regando los virus”.

Las autoridades decretaron la emergencia sanitaria por causa de fuerza mayor por el avance acelerado de la pandemia del coronavirus que provoca el covid-19, donde prohíben que la gente salga a la calle y entre las recomendaciones está que la población en el país debe cumplir resguardo domiciliario.


Dicen todos a casa y si me quedo en mi casa, no tengo ni siquiera para comprar tortillas, esto está de la chingada Elvia


La impotencia se le refleja en su rostro, luego poco a poco deja salir toda la ira que la agobia.

“Mi Dios me ha abandonado, tengo la diabetes, no tengo familia, no tengo con que sostenerme y ahora este “chingao” virus que nos persigue. Sé que me voy a morir, pero mientras que hago….”

Las calles están semivacías, aparece un automóvil y Elvia aprieta el paso, se alegra, quizá ahora si le den una moneda, no, al contrario, el automovilista la ve que se acerca y sube el cristal de su vehículo.

“Así son, nos ven como apestados, todo por culpa de las noticias que dicen que los que andan en la calle pueden contagiar, yo me siento bien, nomás mi azúcar, a veces ando más dulcesita que otros días”, dice con una mueca que aparenta ser sonrisa.

Doña Elvia se disculpa por ser “tan mal hablada”.


Pero oiga, esto me desespera, todos los días buscando cómo sobrevivir, esto que está pasando, dicen que nomás les pega a los ricos, pero no es cierto, los ricos nos van a mandar a la tumba, ellos se infectan y de pilón nos traen la infección a los jodidos, además ellos tienen con que quedarse en su casa después de que hicieron la maldad y tienen con qué curarse y nosotros los jodidos a veces ni pa tortilla tenemos y por eso nos ven en la calle Doña Elvira


Juventino, otro personaje que busca con qué salir adelante, escucha la conversación y advierte “que no daría por estar echadote en mi casa, pero esos son nomas sueños guajiros, somos pobres y a talonearle pa llevar la papa…”

Otros que viven de la mendicidad, adoptan ciertas medidas de seguridad para no contagiar o contagiarse.

“Tengo que salir en busca del sustento diario” señala José a quien le falta una pierna debido a un accidente.

Así estos personajes que a falta de vehículos forman parte del paisaje citadino son partes del paisaje de Culiacán.

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DÍA UNO

Un gran porcentaje de la población no se puede quedar en casa debido a su situación precaria que las empuja a salir a la calle.

VULNERABLES

Son estas personas en situación de miseria quienes corren riesgos al no tener ingresos y vivir de la caridad.





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