Ser mamá a los 13 años, algo “normal” en Sinaloa

En el estado se naturaliza que las niñas y adolescentes mantengan embarazos no deseados

Jazmín Ballesteros │El Sol de Sinaloa

  · sábado 20 de febrero de 2021

Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa

Culiacán, Sin.- Mariela tenía 13 años cuando conoció a Antonio, ella dice que fue amor, que él le daba todo lo que necesitaba y aunque sus padres no la dejaban verlo, comenzó a saltarse las clases en la secundaria para salir con él. Hasta que un día no volvió a casa, porque decidió comenzar a vivir con él. Sin un papel de por medio decidieron “casarse” y comenzar una vida juntos.

Antonio en ese entonces, tenía 20 años y trabajaba como “puntero”. Al enterarse los padres de Mariela de esta situación, inmediatamente fueron a buscar el lugar donde ella se iba a pasar el horario de clases, la casa de Antonio.

“Nosotros sabíamos que era estrupo, pero la niña dice que estaba muy enamorada pues bueno, pensamos: entonces que se haga cargo y actúe como adulta, eso quiero. No sabíamos por qué se negaba y se aferraba tanto. Sucedió que ella estaba embarazada y no quería decir. Lo que hicimos entonces fue que le dijimos al vato que se hiciera cargo, y que si algo salía mal, entonces ahí sí, nos íbamos a arreglar”, relató, el padre de Mariela.

Para Mariela el estar embarazada era algo normal, pero inesperado, pues dice que su mamá la tuvo a los 15 años, por lo que sabía que tarde o temprano ella igual tendría un bebé.

“Pues sí me dio como medio, pero yo lo veía también como normal, porque es parte de estar con una pareja. Yo me sentía enamorada del muchacho, sentía que podía estar agusto con él y que me quería pero pues ya al año de tener al niño terminamos, y ya no lo veo. Mis papás me dijeron que era un delito, pero yo no quise denunciar porque también me sentía culpable”, dijo Mariela.

Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa

En esta historia, como en muchas otras, la falsa ilusión de que el amor todo lo puede y enamoramiento, puso en juego la adolescencia de Mariela y, por la cultura que impregna en su familia de embarazos adolescentes, sus padres terminaron normalizando esta situación e incluso responsabilizándola, pese a que esto se califica como estrupo.

Mariel ahora tiene 16 años y un hijo más, con otro hombre que, al igual que Antonio, es mayor de edad. Pero para ella y su familia, esta no es una situación que les impresione, y la han dejado actuar como “adulto”, según lo que refirió su padre.

La titular del Sistema de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), Margarita Urías, señaló que en Sinaloa y México, los matrimonios infantiles se han naturalizado principalmente por los usos y costumbres de las personas.

Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa

“Hay una parte cultural en el ejercicio del cuerpo y de la decisión de las adolescentes, la asociación es que siempre están con un adulto mayor, como en las comunidades raráramuris, por ejemplo, en la zona serrana de Choix, que es el municipio que encabeza este tema. Navolato también tienen a muchos niños y niñas jornaleros que viven algo similar y, aun así, en las zonas urbanas prevalecen estas prácticas”, señaló, Urías.

De acuerdo a los datos de SIPINNA, la edad en que se está iniciando el derecho sexual es entre los 10 y 14 años en la etapa de secundaria, y es en este segmento de la población donde los embarazos están aumentando.

“Tenemos que desagregar que si son niños, niñas y adolescentes de la misma edad; se puede entender que es amor, o hay falta de cuidados, la omisión de información; pero también se debe saber que es un delito cuando están con personas mayores de edad, aunque las familias digan que están viviendo una vida normal. Habría que preguntarle a esa adolescente si en realidad se siente bien y no dar por hecho como adultos que es normal”, expuso.

Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa

Destacó que en México se prohíbe el matrimonio infantil, sin embargo, persisten usos y costumbres de que exista una relación entre padres adolescentes, con personas de su misma edad o cuando las niñas y adolescentes están con personas mayores, lo cual ya es calificado como un delito.

“Se necesita ver las condiciones en las que están los niños y adolescentes: si están en pobreza, su estado de salud, si están fuera del sistema educativo; para hacer políticas públicas pensadas en los derechos de los niños”, mencionó, la titular de SIPINNA.

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Urías señaló que no se puede normalizar que la maternidad comience a temprana edad, pues esto violenta los derechos de las menores de edad y refleja que los adultos, no escuchan a los niños, así como que no denuncian el abuso sexual.

Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa





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