Culiacán, Sin.- En el 21, como mejor se le conoce entre sus clientes, la fiesta comenzaba a medianoche, aunque desde el atardecer abría sus puertas para quien decidiera aventurarse en un torbellino de música, juegos de azar y placer.
Casi siempre, la jornadas febriles del 21 concluían cuando el sol de la mañana descubre rostros retorcidos y las carteras vacías son el símbolo de toda parranda excesiva; luego era tomar hacia la casa, dejar el edificio de tres plantas localizado sobre el bulevar Universitarios, en este punto en que Culiacán se quiebra en cuatro puntos cardinales: los que van más al norte, los que marchan al poniente o al oriente, y quienes peregrinan al sur.
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El Siglo 21 es uno de esos lugares de la ciudad dominada por el Cártel de Sinaloa que operaba entre lo legal y lo ilegal; el 21 de diciembre del 2021, apenas cuatro meses atrás, la Policía Estatal Preventiva bajo el mando del teniente coronel Cristóbal Castañeda Camarillo, irrumpió para pararle la fiesta a decenas de clientes agazapados en la oscuridad de las pequeñas mesas atravesadas por los halos de luz multicolores.
AQUELLA CLAUSURA DE "A MENTIS"
De acuerdo con el reporte oficial, los agentes "se percataron" que en horas de la mañana, cuando ningún antro debiera estar operando, en el 21 todavía seguía la actividad febril.
Los estatales ingresaron, y para nadie que entre le es imposible esquivar las máquinas tragamonedas de casino que se acomodan en fila en la planta baja, lo mismo que mesas de blackjack y ruletas en donde los más avezados al azar se juegan la suerte y el dinero.
En la requisa de diciembre, la PEP reportó que encontraron tirada un arma de fuego corta con su cargador abastecido, así como radios de frecuencia, armas blancas y dosis de droga.
También se encontró a una jovencita, que al no acreditar su mayoría de edad, se tomó como menor y fue remitida a las autoridades correspondientes para averiguar el caso, pues con esto se abrió la sospecha que el lugar podría ser usado para trata de personas.
Pero nada ocurrió. Aunque se colocaron los sellos de clausura por parte de la Dirección de Alcoholes, días después el sitio ya operaba con normalidad.
EL 21 ACTIVADO
Fueron días incesantes, sobre el bulevar Universitarios, decenas de vehículos de clientes trasnochados invadían las aceras y hasta saturaban la gasolinera de enfrente. Patrullas iban y patrullas venían.
En realidad, sentenciaban algunos clientes, el lugar gozaba de protección oficial. Un pase de coca por aquí, un porro por acá, que la meta no falte. A nadie le preocupaba. Las chicas en el escenario hacían su trabajo, en las meses departían con clientes que se animaban a pagar 200 pesos por una copa.
Tampoco nadie buscaba excederse mientras era cliente, pues el negocio era respetable y adentro los pleitos no existían, hasta la madrugada de este viernes en que una aparente discusión llevó a un hombre identificado como Morgan, a dispararle a otro cliente en pleno paroxismo de la parranda.
Según la versión oficial, ofrecida por la SSP, luego del ataque Morgan bajó a la calle y ahí se encontró con los policías municipales, entre ellos Roberto Carlo, un agente con varios años de trayectoria en las filas de la corporación.
Antes, Morgan había disparado contra Luz, quien al parecer laboraba en el sitio, y estaba por irse en un automóvil Kia habilitado como DIDI. Los policías le hicieron frente al agresor, pero logró herir de muerte a Roberto y a su compañero, quien sobrevive en un hospital.
Morgan abordó una camioneta Toyota Tacoma, pero fue perseguido hasta Villa Universidad, en donde fue abatido por compañeros de Roberto Carlo. El gobernador Rubén Rocha, al ofrecer una declaración del tema, indicó que el agresor “estaba enloquecido”.
Como epitafio, durante la mañana de nueva cuenta Gobierno del Estado colocó los sellos de clausura en el edificio. Enrique Inzunza, secretario de Gobierno, declaró que si se volvió a reabrir el negocio en diciembre, fue porque no se cometió ningún delito al interior del bar, y en esta ocasión, todo ocurrió afuera.