/ sábado 9 de mayo de 2020

Son los vigías al cuidado de una flota que se extingue

Pescadores con más de 30 años de salir a la zafra camaronera, terminan velando barcos en las penumbras pequeras

Mazatlán, Sin.- Los barcos que por mucho tiempo les permitieron salir a la zafra con buenas expectativas, hoy están apiñados a lo largo del muelle en tiempo de veda, bajo un ambiente de incertidumbre y zozobra frente a la próxima temporada de pesca.

A lo largo del muelle se oye el crujir de fierros y cascos golpeados por las olas que llegan del canal de navegación hasta la loza donde están amarradas las embarcaciones, se suma al ruido de marros, esmeriles y máquinas de soldar; la actividad apenas empieza, son los preparativos para la próxima temporada, donde los veladores jugarán un papel importante para que no se pierda nada, y que los barcos estén avituallados para la zafra.

Juan Manuel, Guadalupe y Víctor Antonio, comenzaron su travesía el oficio de la pesca, a muy corta edad y entres los tres suman 202 años de vida, iniciando como “pavos”, quienes son los ayudante de todos los tripulantes.

Fueron escalando de aprendiz de cubierta a cocineros, marineros, ayudantes de motoristas y motoristas, son hombres del mar curtidos por el sol, la brisa y el arduo trabajo en altamar, que después de una vida dedicada a esta actividad, siguen en la “trinchera”, ahora como guardas y veladores de la flota pesquera en los muelles del parque industrial Alfredo V. Bonfil.

Se calcula que en todo el muelle trabajan alrededor de 70 a 100 veladores que cuidan entre 500 y 600 embarcaciones que corresponden a la flota camaronera de Mazatlán.

Tantos propietarios como patrones de barcos y los pescadores les tienen un profundo respeto por su experiencia y antigüedad, se tratan de la vieja guardia que les comparten en corrillos sus historias y anécdotas cuando la pesca era una actividad con viento en popa.

Eran tiempos en que los tripulantes de un barco capturaban de 15 a 20 toneladas de camarón por viaje, actualmente muchas de las embarcaciones no logran sumar estos volúmenes en toda la temporada.

Sin duda alguna, para ellos la pesca va de pique, no solo por el deterioro de la flota camaronera, sino también por la falta de apoyos y los bajos volúmenes de producción en las últimas temporadas que impiden a los dueños acondicionar los barcos para seguir operando.

Aquellos barcos que por mucho tiempo les permitieron salir a la zafra con buenas expectativas, hoy están apiñados a lo largo del muelle en tiempo de veda, bajo un ambiente de incertidumbre y zozobra frente a la próxima temporada de pesca.

A lo largo del muelle se oye el crujir de fierros y cascos golpeados por las olas que llegan del canal de navegación hasta la loza donde están amarradas las embarcaciones, se suma al ruido de marros, esmeriles y máquinas de soldar; la actividad apenas empieza, son los preparativos para la próxima temporada, donde los veladores jugarán un papel importante para que no se pierda nada, y que los barcos estén avituallados para la zafra.

Guadalupe Arauz cuida barcos en el muelle desde hace 18 años. Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

ÚNICA OPCIÓN DE TRABAJO

Originario del puerto de Salina Cruz, Oaxaca, pero vive en Mazatlán desde hace 15 años, Juan Manuel Rojas a sus 65 años de edad, explica cómo llegó al puerto.

La cooperativa para la que trabajaba, de nombre La Suriana, lo envió a Mazatlán, fue pescador durante 33 años y desde hace 4 se dedica a cuidar barcos en el muelle, ya que el médico le diagnosticó problemas en el nervio asiático y desgaste de rodilla.


Ya no puedo salir por la incapacidad que tengo, tiene ya como 4 años que me diagnosticaron esto, el médico me dijo que ya no podía embarcarme, ahora es lo único que puedo hacer, ya es el único lugar donde se puede acomodar uno porque de ahí en fuera nadie te da trabajo Juan Manuel Rojas


Lamentó que a pesar de su experiencia y tiempo en la pesca, sean tan escasas las opciones de trabajo, aunque aseguró que cuando menos tiene este ingreso seguro.

Él tuvo que sacrificar a su familia por su trabajo, pues ellos se quedaron en Salina Cruz, su esposa ya murió y le sobreviven 2 hijas.

Trabaja en turnos de 24 horas por 24 horas de descanso, y gana entre mil 200 y mil 500 pesos a la semana, según la temporada.



Actualmente la pesca da mucho que desear, cada vez la temporada es más corta y menos volumen, nada de lo que se sacaba antes, ya no, antes en un buen viaje regular traía uno hasta 15 o 20 toneladas, ahorita hay barcos que ni en toda la temporada saca eso, la sufres para traerlo Juan Manuel Rojas



Manuel Rojas empezó como casi todos los pescadores de “pavo” a los 18 años y de aprendiz de cubierta pasó a ser cocinero, después marinero y ayudante de motoristas, y al último llegó a ser motorista de barco.

Todavía recuerda su novatada, cuando los marineros le pidieron que metiera sus dedos en una guitarra, un pez parecido a la mantarraya que da toques.

Ahora cuida 10 barcos en el muelle, su función como velador es que no entren personas ajenas a las embarcaciones y evitar los robos o sustracción de cosas, ya que asegura hay pepenadores que llegan a medianoche para llevarse el cobre o fierro que encuentran, algunos les da por meterse a los barcos para llevarse los aparatos de máquina o eléctricos.


Si no hubiera alguien cuidando aquí, en cualquiera de los barcos puro cascarón hubiera Juan Manuel Rojas


Víctor Antonio Padilla cuida embarcaciones las 24 horas del día. Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

VIVE EN LOS BARCOS

Guadalupe Arauz, de 78 años de edad, es originario de Guasave, Sinaloa, pero desde los 3 años, su mamá lo trajo a Higueras del Conchi, de donde era ella, y desde entonces vive en Mazatlán, estudió hasta el cuarto año de primaria y a los 17 años le entró a la pesca, primero como pavo, después de cocinero y marinero.

Desde hace 18 años es velador de barcos, actualmente cuida 4 embarcaciones de distinto dueño las 24 horas del día, por lo que percibe un ingreso de 2 mil 200 pesos semanales, solo sale a desayunar y comer una hora, tiempo en que visita a su familia que vive en la 12 de Mayo.

Tuvo 4 hijos, se le murió una hija y le quedan 3 hombres, de los cuales solo a uno le gustó la pesca, otro tiene un taller de mofles y uno más trabaja con las changueras.

Prácticamente vive en el muelle las 24 horas del día, en uno de los barcos tiene una hamaca, abanico y televisión, por momentos le gusta ver películas, pero en la noche tiene que estar más al pendiente.

Refiere que los que trabajan 24 horas por 24 horas, ganan entre mil 200 y mil 500 pesos a la semana, aunque cuiden 10 o 20 barcos a la vez, pero en su caso gana más porque está todos los días las 24 horas y tiene contrato con distintos dueños.


Aquí me la llevo día y noche, nomás voy a comer una hora, voy y vengo, aquí salen los barcos y me pagan corrido, estén o no estén, yo gano igual, igual que todos los veladores, son permanentes, tengo 18 años trabajando con estas personas, casi me jubilo, trabajé primero con ellos en la pesca Guadalupe Arauz


Juan Manuel Rojas tiene 65 años de edad, es velador de barco desde hace 4 años. Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

LA PESCA VA DE PICADA

Está cumplir 5 años de velador de barcos, pertenece a una familia de pescadores y desde los 7 años salía con su padre a pescar en panga, de ahí le nació el interés por esta actividad y a los 18 años se embarcó primero como “pavo” y después llegó a ser marino.

Víctor Antonio Padilla tiene 59 años de edad, es originario de Mazatlán, “Con la pesca sostuve a la familia, antes estaba mejor, ahorita ya no, hay mucho barco, antes había pescado, mucha vida en el mar, me tocó buenos tiempos, ahorita no, ahorita está duro, la pesca ya va de picada, no queda nada, así quieras guardar no te queda nada, las últimas dos temporadas fueron malísimas”, indicó.

Por otra parte, se queja de que la ayuda no llega al pescador, sino solo a los patrones y dueños de barcos, y cuando llegan los apoyos de 7 mil pesos son sorteados porque no alcanzan, y quedan muchos hombre del mar en la misma situación.

Te puede interesar: Piden liberar recursos para inspección y vigilancia en altamar

Juan Manuel, Guadalupe y Antonio coinciden en señalar que es casi nula la vigilancia en el muelle por parte de seguridad pública y que en cuanto a alumbrado, algunas de las lámparas no sirven, por lo que tienen que estar más al pendiente de las embarcaciones ya entrada la noche.

Refiere que si hubiera más rondines policiacos, la situación en el muelle mejoraría y su labor no sería tan pesada por las noches.


TEXTUAL


La pesca ya va de picada, no queda nada, así quieras guardar no te queda nada, las últimas dos temporadas fueron malísimas Víctor Antonio Padilla, velador de barco





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Mazatlán, Sin.- Los barcos que por mucho tiempo les permitieron salir a la zafra con buenas expectativas, hoy están apiñados a lo largo del muelle en tiempo de veda, bajo un ambiente de incertidumbre y zozobra frente a la próxima temporada de pesca.

A lo largo del muelle se oye el crujir de fierros y cascos golpeados por las olas que llegan del canal de navegación hasta la loza donde están amarradas las embarcaciones, se suma al ruido de marros, esmeriles y máquinas de soldar; la actividad apenas empieza, son los preparativos para la próxima temporada, donde los veladores jugarán un papel importante para que no se pierda nada, y que los barcos estén avituallados para la zafra.

Juan Manuel, Guadalupe y Víctor Antonio, comenzaron su travesía el oficio de la pesca, a muy corta edad y entres los tres suman 202 años de vida, iniciando como “pavos”, quienes son los ayudante de todos los tripulantes.

Fueron escalando de aprendiz de cubierta a cocineros, marineros, ayudantes de motoristas y motoristas, son hombres del mar curtidos por el sol, la brisa y el arduo trabajo en altamar, que después de una vida dedicada a esta actividad, siguen en la “trinchera”, ahora como guardas y veladores de la flota pesquera en los muelles del parque industrial Alfredo V. Bonfil.

Se calcula que en todo el muelle trabajan alrededor de 70 a 100 veladores que cuidan entre 500 y 600 embarcaciones que corresponden a la flota camaronera de Mazatlán.

Tantos propietarios como patrones de barcos y los pescadores les tienen un profundo respeto por su experiencia y antigüedad, se tratan de la vieja guardia que les comparten en corrillos sus historias y anécdotas cuando la pesca era una actividad con viento en popa.

Eran tiempos en que los tripulantes de un barco capturaban de 15 a 20 toneladas de camarón por viaje, actualmente muchas de las embarcaciones no logran sumar estos volúmenes en toda la temporada.

Sin duda alguna, para ellos la pesca va de pique, no solo por el deterioro de la flota camaronera, sino también por la falta de apoyos y los bajos volúmenes de producción en las últimas temporadas que impiden a los dueños acondicionar los barcos para seguir operando.

Aquellos barcos que por mucho tiempo les permitieron salir a la zafra con buenas expectativas, hoy están apiñados a lo largo del muelle en tiempo de veda, bajo un ambiente de incertidumbre y zozobra frente a la próxima temporada de pesca.

A lo largo del muelle se oye el crujir de fierros y cascos golpeados por las olas que llegan del canal de navegación hasta la loza donde están amarradas las embarcaciones, se suma al ruido de marros, esmeriles y máquinas de soldar; la actividad apenas empieza, son los preparativos para la próxima temporada, donde los veladores jugarán un papel importante para que no se pierda nada, y que los barcos estén avituallados para la zafra.

Guadalupe Arauz cuida barcos en el muelle desde hace 18 años. Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

ÚNICA OPCIÓN DE TRABAJO

Originario del puerto de Salina Cruz, Oaxaca, pero vive en Mazatlán desde hace 15 años, Juan Manuel Rojas a sus 65 años de edad, explica cómo llegó al puerto.

La cooperativa para la que trabajaba, de nombre La Suriana, lo envió a Mazatlán, fue pescador durante 33 años y desde hace 4 se dedica a cuidar barcos en el muelle, ya que el médico le diagnosticó problemas en el nervio asiático y desgaste de rodilla.


Ya no puedo salir por la incapacidad que tengo, tiene ya como 4 años que me diagnosticaron esto, el médico me dijo que ya no podía embarcarme, ahora es lo único que puedo hacer, ya es el único lugar donde se puede acomodar uno porque de ahí en fuera nadie te da trabajo Juan Manuel Rojas


Lamentó que a pesar de su experiencia y tiempo en la pesca, sean tan escasas las opciones de trabajo, aunque aseguró que cuando menos tiene este ingreso seguro.

Él tuvo que sacrificar a su familia por su trabajo, pues ellos se quedaron en Salina Cruz, su esposa ya murió y le sobreviven 2 hijas.

Trabaja en turnos de 24 horas por 24 horas de descanso, y gana entre mil 200 y mil 500 pesos a la semana, según la temporada.



Actualmente la pesca da mucho que desear, cada vez la temporada es más corta y menos volumen, nada de lo que se sacaba antes, ya no, antes en un buen viaje regular traía uno hasta 15 o 20 toneladas, ahorita hay barcos que ni en toda la temporada saca eso, la sufres para traerlo Juan Manuel Rojas



Manuel Rojas empezó como casi todos los pescadores de “pavo” a los 18 años y de aprendiz de cubierta pasó a ser cocinero, después marinero y ayudante de motoristas, y al último llegó a ser motorista de barco.

Todavía recuerda su novatada, cuando los marineros le pidieron que metiera sus dedos en una guitarra, un pez parecido a la mantarraya que da toques.

Ahora cuida 10 barcos en el muelle, su función como velador es que no entren personas ajenas a las embarcaciones y evitar los robos o sustracción de cosas, ya que asegura hay pepenadores que llegan a medianoche para llevarse el cobre o fierro que encuentran, algunos les da por meterse a los barcos para llevarse los aparatos de máquina o eléctricos.


Si no hubiera alguien cuidando aquí, en cualquiera de los barcos puro cascarón hubiera Juan Manuel Rojas


Víctor Antonio Padilla cuida embarcaciones las 24 horas del día. Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

VIVE EN LOS BARCOS

Guadalupe Arauz, de 78 años de edad, es originario de Guasave, Sinaloa, pero desde los 3 años, su mamá lo trajo a Higueras del Conchi, de donde era ella, y desde entonces vive en Mazatlán, estudió hasta el cuarto año de primaria y a los 17 años le entró a la pesca, primero como pavo, después de cocinero y marinero.

Desde hace 18 años es velador de barcos, actualmente cuida 4 embarcaciones de distinto dueño las 24 horas del día, por lo que percibe un ingreso de 2 mil 200 pesos semanales, solo sale a desayunar y comer una hora, tiempo en que visita a su familia que vive en la 12 de Mayo.

Tuvo 4 hijos, se le murió una hija y le quedan 3 hombres, de los cuales solo a uno le gustó la pesca, otro tiene un taller de mofles y uno más trabaja con las changueras.

Prácticamente vive en el muelle las 24 horas del día, en uno de los barcos tiene una hamaca, abanico y televisión, por momentos le gusta ver películas, pero en la noche tiene que estar más al pendiente.

Refiere que los que trabajan 24 horas por 24 horas, ganan entre mil 200 y mil 500 pesos a la semana, aunque cuiden 10 o 20 barcos a la vez, pero en su caso gana más porque está todos los días las 24 horas y tiene contrato con distintos dueños.


Aquí me la llevo día y noche, nomás voy a comer una hora, voy y vengo, aquí salen los barcos y me pagan corrido, estén o no estén, yo gano igual, igual que todos los veladores, son permanentes, tengo 18 años trabajando con estas personas, casi me jubilo, trabajé primero con ellos en la pesca Guadalupe Arauz


Juan Manuel Rojas tiene 65 años de edad, es velador de barco desde hace 4 años. Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol de Mazatlán

LA PESCA VA DE PICADA

Está cumplir 5 años de velador de barcos, pertenece a una familia de pescadores y desde los 7 años salía con su padre a pescar en panga, de ahí le nació el interés por esta actividad y a los 18 años se embarcó primero como “pavo” y después llegó a ser marino.

Víctor Antonio Padilla tiene 59 años de edad, es originario de Mazatlán, “Con la pesca sostuve a la familia, antes estaba mejor, ahorita ya no, hay mucho barco, antes había pescado, mucha vida en el mar, me tocó buenos tiempos, ahorita no, ahorita está duro, la pesca ya va de picada, no queda nada, así quieras guardar no te queda nada, las últimas dos temporadas fueron malísimas”, indicó.

Por otra parte, se queja de que la ayuda no llega al pescador, sino solo a los patrones y dueños de barcos, y cuando llegan los apoyos de 7 mil pesos son sorteados porque no alcanzan, y quedan muchos hombre del mar en la misma situación.

Te puede interesar: Piden liberar recursos para inspección y vigilancia en altamar

Juan Manuel, Guadalupe y Antonio coinciden en señalar que es casi nula la vigilancia en el muelle por parte de seguridad pública y que en cuanto a alumbrado, algunas de las lámparas no sirven, por lo que tienen que estar más al pendiente de las embarcaciones ya entrada la noche.

Refiere que si hubiera más rondines policiacos, la situación en el muelle mejoraría y su labor no sería tan pesada por las noches.


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La pesca ya va de picada, no queda nada, así quieras guardar no te queda nada, las últimas dos temporadas fueron malísimas Víctor Antonio Padilla, velador de barco





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