/ sábado 25 de enero de 2020

Taller de máquinas de escribir un oficio extinto

En Culiacán había bastantes talleres de reparación de máquinas de escribir, hoy en día, ya no existen, dice Jesús

Culiacán. - El viejo taller de don Jesús Espinoza todavía conserva el olor a moho y aceite; en las paredes se observan manchas de grasa y por aquí y por allá brotan herramientas. Es como volver al pasado, a aquel pasado de teclas golpeando contra la cinta de carbón, contra el papel blanco.

“Aquí se escuchó por muchos años sonidos a tecla”, comenta Jesús y parece envolverse en una nostalgia por aquellas máquinas de escribir que ahora prácticamente dejaron de existir para abrir paso a las modernas computadoras.

En el taller que fue su casa por 45 años, solo queda una mesa de madera, pero también los recuerdos que durante las décadas de los 70 y 80, fueron la sensación en empresas pequeñas y grandes, y también en las escuelas, porque era una materia a llevar, pero ahora todo eso se fue a la basura.

Con la aparición de las computadoras, los teléfonos celulares decayeron todo esto bonito, los que gozamos aprender a escribir y arreglar máquinas sentimos sensacional.

Jesús Espinoza

“Era agradable escuchar el tac, tac, tac, limpiar el rodillo, ponerle cinta que era solo dos colores, negro y rojo, ponerle la hoja blanca, qué tiempos verdad”, enfatiza don Jesús.

BUENOS RECUERDOS

De hecho, el día en que nos concede esta entrevista, hay una máquina de escribir Omega 30 en su mesa, solo dos herramientas y un cuarto de recuerdos, sobre la que este hombre nos comentó que ha guardado por años, impecable, de hecho, es la última que arregló y optó por tenerla de recuerdo, porque la mayor parte lo vendió, sólo carcajes olvidados tengo.

Foto: Martín Tamayo I El Sol de Sinaloa

Al llegar la era digital, las máquinas de escribir mecánicas escribieron su sentencia de muerte. De tantos locales de reparación de máquinas de escribir que había en la ciudad, no existe alguna. El cual perdieron la batalla frente a la era digital y el internet.

Jesús Espinoza

Lo cierto es que mientras los niños y jóvenes se adentran cada vez más a la era digital y controlan el mundo a través de pantallas, las máquinas de escribir desaparecieron, así como otras cosas, como el tema de la taquigrafía que iba de la mano con esto.

Hoy en día solo tienes que tener una computadora o un teléfono celular, ahí puedes redactar el documento, imprimirlo vía bluetooth o mandarlo por correo electrónico y listo, así es la forma de comunicarnos hoy en día, pero

“Fueron buenos años”, recuerda con un suspiro el señor Jesús Espinoza, las mejores máquinas eran las marcas Olivetti, Remington y Olimpia”. Hoy ya no existen ni refacciones.

En uno de sus recuerdos, Don Jesús comenta que, en el último año de cerrar su negocio, pasaban jóvenes y niños volteaban a su taller preguntando a sus papás “¿qué son esas cosas?”. Los papás al responder que son máquinas de escribir, desconciertan a los niños. “Ya no les atraen estas máquinas de escribir, prefieren lo electrónico”, platica nuestro entrevistado.

¿Qué consejo les daría a las nuevas generaciones?

“Mi consejo sería que los niños se enseñaran primero a dominar la escritura en una máquina de escribir mecánica, y que después usaran la computadora, para que se enseñaran bien”, finalizó Jesús Espinoza, uno de los últimos técnicos en reparación de máquinas de escribir.

PARA SABER

Don Jesús Espinoza, arregló por muchos años máquinas de escribir, hoy en día es pensionado, su profesión fue ingeniero civil.

Mi taller lo tenía ubicado en la colonia Las Vegas, pero con el paso del tiempo, parte de mi casa fue taller, hoy en día, nada queda.

Jesús Espinoza, reparador de máquinas



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Culiacán. - El viejo taller de don Jesús Espinoza todavía conserva el olor a moho y aceite; en las paredes se observan manchas de grasa y por aquí y por allá brotan herramientas. Es como volver al pasado, a aquel pasado de teclas golpeando contra la cinta de carbón, contra el papel blanco.

“Aquí se escuchó por muchos años sonidos a tecla”, comenta Jesús y parece envolverse en una nostalgia por aquellas máquinas de escribir que ahora prácticamente dejaron de existir para abrir paso a las modernas computadoras.

En el taller que fue su casa por 45 años, solo queda una mesa de madera, pero también los recuerdos que durante las décadas de los 70 y 80, fueron la sensación en empresas pequeñas y grandes, y también en las escuelas, porque era una materia a llevar, pero ahora todo eso se fue a la basura.

Con la aparición de las computadoras, los teléfonos celulares decayeron todo esto bonito, los que gozamos aprender a escribir y arreglar máquinas sentimos sensacional.

Jesús Espinoza

“Era agradable escuchar el tac, tac, tac, limpiar el rodillo, ponerle cinta que era solo dos colores, negro y rojo, ponerle la hoja blanca, qué tiempos verdad”, enfatiza don Jesús.

BUENOS RECUERDOS

De hecho, el día en que nos concede esta entrevista, hay una máquina de escribir Omega 30 en su mesa, solo dos herramientas y un cuarto de recuerdos, sobre la que este hombre nos comentó que ha guardado por años, impecable, de hecho, es la última que arregló y optó por tenerla de recuerdo, porque la mayor parte lo vendió, sólo carcajes olvidados tengo.

Foto: Martín Tamayo I El Sol de Sinaloa

Al llegar la era digital, las máquinas de escribir mecánicas escribieron su sentencia de muerte. De tantos locales de reparación de máquinas de escribir que había en la ciudad, no existe alguna. El cual perdieron la batalla frente a la era digital y el internet.

Jesús Espinoza

Lo cierto es que mientras los niños y jóvenes se adentran cada vez más a la era digital y controlan el mundo a través de pantallas, las máquinas de escribir desaparecieron, así como otras cosas, como el tema de la taquigrafía que iba de la mano con esto.

Hoy en día solo tienes que tener una computadora o un teléfono celular, ahí puedes redactar el documento, imprimirlo vía bluetooth o mandarlo por correo electrónico y listo, así es la forma de comunicarnos hoy en día, pero

“Fueron buenos años”, recuerda con un suspiro el señor Jesús Espinoza, las mejores máquinas eran las marcas Olivetti, Remington y Olimpia”. Hoy ya no existen ni refacciones.

En uno de sus recuerdos, Don Jesús comenta que, en el último año de cerrar su negocio, pasaban jóvenes y niños volteaban a su taller preguntando a sus papás “¿qué son esas cosas?”. Los papás al responder que son máquinas de escribir, desconciertan a los niños. “Ya no les atraen estas máquinas de escribir, prefieren lo electrónico”, platica nuestro entrevistado.

¿Qué consejo les daría a las nuevas generaciones?

“Mi consejo sería que los niños se enseñaran primero a dominar la escritura en una máquina de escribir mecánica, y que después usaran la computadora, para que se enseñaran bien”, finalizó Jesús Espinoza, uno de los últimos técnicos en reparación de máquinas de escribir.

PARA SABER

Don Jesús Espinoza, arregló por muchos años máquinas de escribir, hoy en día es pensionado, su profesión fue ingeniero civil.

Mi taller lo tenía ubicado en la colonia Las Vegas, pero con el paso del tiempo, parte de mi casa fue taller, hoy en día, nada queda.

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