Culiacán, Sin.- Las nuevas tecnologías y la llegada de las nuevas generaciones, han revolucionado las prácticas de la peluquería y estética, sin embargo, desde hace más de 30 años, los amigos José Ricardo y Guadalupe Peña, han trascendido en Culiacán con el oficio cada más extinto.
Desde 1930, la peluquería Hermanos Castañeda que se encuentra ubicada sobre las calles Domingo Rubí y Benito Juárez, ha perdurado en el mercado culichi, pasando de generación en generación, siendo su fundador Jesús Castañeda y quedando a cargo hoy en día en manos de su nieto, José Ricardo Castañeda.
En entrevista para El Sol de Sinaloa, José Ricardo Catañeda, comentó cuál ha sido el trabajo de preservar las viejas prácticas de la estética en el cabello y la barba, una profesión que ha ejercido en los últimos 30 años, junto a su fiel compañero Guadalupe Peña.
Recordó haber adquirido de su padre, la sabiduría en el corte con tijera y el perfilado con navajas, “a la antigüita”, como se hacía cuando la tecnología todavía no rebasaba la profesión.
“Toda la generación mía desde mi abuelo, mi papá, yo y mis hermanos aprendimos del oficio, yo con esto me pagué los estudios, mis estudios, me casé, también soy odontólogo. Esta herencia nos la dejo mi abuelo y gracias a Dios, hemos trascendido yo estoy un poco más actualizado”, mencionó.
En su trayectoria de más de 30 años, José Ricardo ha tenido la oportunidad de vivir y estudiar en los Estados Unidos, donde se actualizó en cortes de cabello y hasta llegó a montar su propia peluquería.
“Aprender el oficio me costó mucho, parece fácil pero no, se maneja la vista, la navaja y herramientas filosas”, subrayó.
OFICIO VITANGE
En la actualidad, sigue atendiendo a sus clientes a modo rústico, corta el cabello con tijera de plata, navajas gruesas, se apoya de toallas y cremas de afeitar.
Mantiene activas las viejas normas sanitarias, desinfecta con alcohol sus herramientas y a sus mismos clientes, pues recordó que, en antaño, el alcohol era la base de todo, pues las enfermedades como el VIH-Sida, predominaban y se mantenían estigmatizadas por los objetos con filo.
Pese a que han pasado ya 30 años, José Ricardo, utiliza estas técnicas, pues asegura que las nuevas generaciones le han restado importancia a la labor del corte de pelo y barba, además de que duplican los costos en los servicios de manera innecesaria.
“Lo que se necesita es una toalla, la navaja y la tijera, hoy en día ponen toallas calientes, todo lo hacen con máquina, usan rastrillo, ahora rasuran antes se procuraba marcar, delinear y observar el crecimiento”, dijo.
Pese a que sus hijos ya cuentan con una profesión, a futuro, planea heredarles el negocio a y que procuren prevalecer.
COMPAÑEROS DE AVENTURAS
Guadalupe Carlos Peña, ha sido compañero de aventuras de José Ricardo, tiene ya alrededor de 40 años en el oficio de la peluquería.
Relata, que es originario de San Ignacio, sin embargo las ganas de superarse lo trajeron hasta la capital sinaloense, a pesar de no contar con estudios escolares.
“Cuando está uno joven, no piensa en nada, yo llegué aquí a Culiacán en 1966”, recordó
Guadalupe, aprendió de uno de sus tíos la sabiduría del corte de cabello y vio en sus prácticas, una oportunidad laboral.
“Un tío que era peluquero me enseñó, el me animaba pero pues como no estudie, aprendí con él hace más de 40 años y ahora aquí estoy, en esta peluquería inicie a trabajar con el papa de José Ricardo en 1982”, dijo.
Recordó que en los años de 1980, el costo en un servicio de peluquería ya fuera corte de cabello o barba, oscilaba los 3 y 4 pesos. Sin embargo, hoy superan los 100 pesos en los mercados bajos.
Juntos, atienen a su fiel clientela, sólo realizando servicios a caballero y a futuro, planean seguir enseñando a las nuevas generaciones, como hacer un buen corte.
Aprender el oficio me costó mucho, parece fácil pero no, se maneja la vista, la navaja y herramientas filosas.
José Ricardo Castañeda, Dueño de Peluquería Castañeda
1930 fue fundada esta peluquería en el pleno Centro de la capital del Estado.
100 Pesos cuesta actualmente el corte de cabello normal para los varones.
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