Culiacán, Sin.- Todos con cubrebocas, todos con caretas, nadie entra sin ponerse gel antibacterial; una nueva normalidad que nos hace sentir en un mundo apocalíptico o muy cercano a él. ¿Quien iba pensar que para comprar tomates tendrías que usar careta, guantes y alcohol?
Los locatarios lucen estresados, además de sus roses con la autoridad por la petición de abrir el centro; sus ventas no suben pero si sus deudas.
"Ahí vamos, la gente no viene y no se vende igual. Pero vamos pa'rriba a empujonsitos" dice, un vendedor de pescados y mariscos.
Hay más tiempo muerto que trabajo, pero la actitud es de optimismo. Los locatarios se apegan a las normas sanitarias y entre bromas obligan a los clientes a lo mismo. "Mire oiga, si se pone el cubre bocas le pongo otro poquito" se escucha en el pasillo de las verduras.
La mayoría de los vendedores coinciden en que para que suba su venta tienen que reabrir el centro. Tienen miedo, si. Pero también tienen hambre y ganas de trabajar. En las entradas del edificio están hombres y mujeres recibiendo a los clientes con gel, alcohol y una sonrisa.
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Es una nueva era que a todos les cuesta adaptarse, para los locatarios del mercado la única solución es el trabajo duro y constante, como ha sido desde siempre.
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