Confesiones de un asesino a sueldo

El Sol de Sinaloa

  · lunes 27 de agosto de 2018

 

Irene Medrano Villanueva

Culiacán, Sin. Se estruja las manos;exacerbado, taciturno, suelta las palabras poco a poco, y confiesaque su nerviosismo no es por miedo, sino porque  dice tener ungran cargo de conciencia que no lo deja  vivir tranquilo.

Amador, de 38 años de edad, asegura que su infierno inició alos 17 años, cuando conoció a quien lo mandó al abismo.Tengo un cargo de conciencia que no puedo conél. No sé  si por la vida que llevé o porque  no le cumplí ami madre la promesa que le hice de dejar esa vida. Esto es como losborrachos: Hasta que no tocas fondo, te das cuenta de lo que estáshaciendo y luego el dolor por el daño que les hiciste a los demásno te deja”, dice. Cuando se es joven y descarriado nopiensas en nada, señala, la gente no te inspira nada. Uno mismo selava el cerebro, culpas a los demás de lo que te ha pasado, tesientes intocable, te quieres comer el mundo y cuando vuelves a larealidad la cruda te mata poco a poco.

También lee: 

[embed]https://www.elsoldesinaloa.com.mx/policiaca/vecino-de-san-pedro-fue-atacado-a-balazos[/embed]

-¿Está arrepentido?

-Si te dijera que sí, de nada valdría. Esto me marcó parasiempre ante mi  Dios, ante mi familia y  ante la sociedad. Paramí la vida es una agonía, no he querido  formar una familia parano arrastrarlos a un mundo de tinieblas donde la luz nuncabrillará. El hijo que tengo lo veo de lejos; ala que fue mi pareja, la apoyo para que nada le falte, pero le heprohibido que le hable de mí, sólo le ha dicho que losabandoné.  No quiero que el día de mañana se avergüence de supadre, que los señalen de que es hijo de un asesino, porque comodijo mi madre: No sólo maté a una persona con un arma, sino sabeDios cuántos murieron con la droga que vendí”, indica.Su mirada se pierde en el negro pavimento, luego suelta laspalabras lentamente, como si le doliera pronunciar cada vocablo,cada verbo, cada frase: Soy un paria. No tengo un lugar fijo paravivir. Hoy estoy aquí en Culiacán y mañana quien sabe dónde.Puede ser que hasta otros seis meses vuelva, no lo sé. Pero dondeesté, en mi alma no hay tranquilidad. En mivida anterior sólo tenía una  salida: La muerte o la cárcel”,señaló. Entrevistado en el Mercado de Abastos, mientras elgobernador inaugura la pavimentación de la calle principal de eselugar y Amador observa con melancolía,  se acercó. Platicamos unpoco y al saber que era periodista  entablamos la conversación,pero nada de cámaras.

-¿Por qué acepta la entrevista?

-Para que los “morros” se  miren en este espejo. Primerouno cree que con la ‘fusca’ en el cinto el mundo está anuestros pies, que valemos más que todos, pero a la vuelta de laesquina te das cuenta que vales ma…

Cuenta que a los quince  años abandonó su familia queresidía en Nayarit, debido a que no soportaba ver cómo su padregolpeaba a su madre. Se fue a la Ciudad de México, trabajó detodo, dormía en la calle, y llegó hasta robar para podersostenerse.

Así pasaron dos años, apenas tenía cumplidos los 17 y luego abase de agallas se acomodó de franelero a la salida de unhospital, donde a diario gritaba “viene, viene”. Así pasócerca de un mes, pero un buen día, se lió a golpes con “un batoque me quería cobrar la cuota por ejercer mi trabajo en eselugar”.

Recuerda que un hombre bien vestido que ya tenía varios díasvisitando el hospital y al que en algunas ocasiones le habíacuidado su carro, observó la pelea, le  habló para felicitarlo:“Eres bueno pa´ los mad…”

BISNES DE MENUDISTA Al díasiguiente llegó un compa y me dijo que  “el patrón” que mehabía visto pelear, quería que me enrolara por unos días en unos‘bisnes’. Platicamos y acepté el trabajo: Menudista”.Empecé a ganar poco, dice, pero ya tenía por lo menos pararentarme un cuartito. A los meses me llevaron con “el patrón”a un lugar desconocido. Después de platicar un poco, me dijo queme quería como su guarura, porque el que tenía ya estabamayor.

Señala que lo trataron peor que a un esclavo. Primero hizotrabajos y ejercicios pesados. “Sólo me faltó comer mie…” Aveces quería tirar la toalla, pero pensaba que era mejor esa vidaque la vivida con sus padres. Lo mantenía en pie era la promesaque él mismo se había hecho de un día sacar a su madre de esapobreza y del maltrato.

También lee: 

[embed]https://www.elsoldesinaloa.com.mx/policiaca/dos-personas-mueren-en-un-accidente-en-guamuchil[/embed]

TIRO AL BLANCO Lo que memarcó para siempre y que en vida lo estoy pagando fue mi primerasesinato (primero y último)”, asegura. Dice que seejercitó y obtuvo una condición envidiable. “Saltaba como chivode un carro a otro”. Recibió entrenamiento de karateca ydespués  “el patrón”,   le entregó  una pistola. Loejercitaron para que aprendiera a usarla. A los tres meses deentrenamiento, le pidieron que demostrara que ya tenía los nerviostemplados.

A los 18 años, exactamente el día que cumplió su mayoría deedad, cometió su primer crimen. Como a lasseis de la mañana me sacaron, me trajeron dando vueltas por callesy más calles. Al final llegamos a un jardín donde a esa horacaminaba mucha gente, nos alejamos un poco. Vimos a una personamayor, parecía indigente. Estaba sentado y me dijeron: Ese es tutiro al blanco. Primero me aterroricé, pero el acicate delguarura del “patrón” me empujaba. Caminé un poco y para darmevalor pensé: “Haz de cuenta que es tu padre maltratando a tumadre”. Ya no supe más hasta que volví al carro donde mefelicitaron: Eres un cab… mira que sí tienes la sangrefría”.

Así se convirtió en gatillero.

Señala que el trabajo de gatillero realmente era muytranquilo,  sólo una vez su “patrón” tuvo un roce con unos“compas” que no querían pagar la mercancía.

HACER DE TODO

“Nosotros te hablamos cuando te necesitemos”, le dijeron undía y lo mandaron a hacer de todo: Robar vehículos, amenazar alos que no cumplían, pero lo que no le gustó fue que le pidieronque entrenara a otros chavos para involucrarlos en laorganización. No podía pedirles que mataranindigentes, porque esa era una de las consignas para probar quetienen los nervios bien templados”. Recordaba que deacuerdo a lo que se publicó en ese entonces, el que supuestamenteera indigente y que mató a sangre fría, “no  era más que unpadre de familia cumplido, diferente al mío, que salía por lasmañanas a buscar cosas, como botes o algo que tiran por descuidolos trasnochados  y después se iba a trabajar para poder sacaradelante a sus hijos estudiantes de preparatoria”.

También lee: 

[embed]https://www.elsoldesinaloa.com.mx/policiaca/tras-orden-de-cateo-aseguran-plantas-de-mariguana[/embed]

A SALTO DE MATA Como pudeme zafé, huí, anduve a salto de mata. Me fui a Veracruz, luego aGuatemala, trabajando como menudista: Volví a ver a mi madre; ellame imploró que dejara ese trabajo. Ya no mato, le dije y mecontestó: La droga mata más. A los pocos meses murió y no lecumplí su deseo, aunque sí le di buena vida, no le pude dar latranquilidad que ella merecía”. Posteriormente consiguiótrabajo en una compañía de mudanzas. Duró cinco años. Luego semudó a una compañía de fletes, donde el propietario lo acogió,le brindó muchas facilidades y ahora es chofer de un camión,donde tiene varios años “viviendo” en él. Este es mi hogar. Me siento seguro, viajo de noche paracentrarme en la carretera y no pensar o soñar mi vida pasada. Séque no tengo perdón ni de Dios, ni de la sociedad. Los errores sepagan y mi peor castigo es vivir segregado de la familia y de losque amas… No eres como los demás, aunque quieras, finjas o te locreas. La conciencia mata”, concluye.

TEMAS