La vida en un celular

El Sol de Sinaloa

  · sábado 20 de octubre de 2018

Irene Medrano Villanueva “¡Me voy a matar sino me das mi cel…! fue la primera amenaza de mi niña de seisaños, pero que no le tomé importancia”, señala Mirna. Madre defamilia de un niño y dos niñas, uno de 14 años, otra menor dediez y su pequeña ahora de siete, ha padecido el uso sin controldel celular, lo que ocasionó serios problemas sicológicos en lamenor. Admite que en su familia el celular se hizo indispensable.“No dábamos un paso si no llevamos el teléfono en la mano.Luego en las reuniones familiares ya no teníamos conversaciones,cada quien en lo suyo a través del celular. Ahora me arrepiento,perdí los momentos más hermosos para convivir con mis hijospequeños, me importaba más estar en el facebook, o mandandomensajes a mis amigas”. Lo que nos hizoreflexionar sobre el abuso de este aparto, fue la segunda amenazade la niña al castigarla por no atender las tareas; batallabamucho para que se concentrara en sus estudios. Por la noche lasorprendía ‘texteando’ con sus amigas debajo de las sábanas,lo que hice fue castigarla, quitarle por unos días ese aparato”,recuerda. CAMBIO DE COMPORTAMIENTO Dice que la niña al notener el celular se volvió agresiva, callada, no quería comer, ladependencia al teléfono se había convertido en adicción de lapequeña. Salimos de paseo; mi esposo hacía loimposible para que la niña volviera a ser la misma, ahora eramucho más solitaria que antes, pero seguíamos firmes de no máscelulares por un tiempo, usarlo solo lo necesario, pero ella nada.Estábamos jugando, la niña se nos despegó por un momento, sehabía arrojado a la alberca, sólo que mi hijo la vio, y seaventó a salvarla mientras gritaba pidiendo auxilio”,recuerda. Después de salvarla, dice que la niña lloraba yadvertía: me quiero morir, me quiero morir porque no puedo vivirsin el cel… Recuerda que la niña la amenazaba a cada momento quevolvería intentar quitarse la vida, lo que la obligó a pedirapoyo sicológico. ADICTOS “El especialista llegó a laconclusión de que mis hijos y yo éramos adictos al celular. Nosha costado trabajo resolver el problema, pero estamos luchandoporque nos dimos cuenta a tiempo, ahora entiendo que el celular esnecesario, pero no indispensable”, señala El celular se haconvertido en el compañero más frecuente de los adolescentes.-¿Quién es tu amigo preferido?, le preguntamos a un estudiante desecundaria y sin chistar contestó: mi ipod. Explicó que es sumejor amigo porque lo conecta con quién él quiere. Dice queprefiere estar al lado de su ipod que ir a jugar con suscompañeros, o tener conversaciones. “Mi ipod me conecta, nonecesito más”. Sin embargo, el celular es un compañero queocasiona algunos conflictos entre padres e hijos. Los padres sequejan de exceso de uso y los hijos de exceso de restricciones.NIÑAS MENSAJEAN MÁS De acuerdo a un estudio, son las niñas lasque más mensajes envían a sus amigos y amigas, son las que más‘textean’ durante un día, aunque utilizan menos las llamadastelefónicas. Los especialistas explican que la adición se empiezaa manifestar al sacar malas calificaciones, vibración fantasma,porque sienten que reciben llamadas y a cada instante estánrevisando su teléfono. No resisten estar sin el aparato, dejan dehacer lo que está haciendo, así sea lo más importante en esemomento para responder mensajes, pero sobre todo, los ha convertidoen seres solitarios, conectados a un mundo virtual, donde lassensaciones de sentimientos las van perdiendo poco a poco. “Losadictos pierden todo interés de lo que los rodea, su mundo real,es lo que representa su celular, nada hay que tenga más valor queescuchar el timbrar de su aparato, los vuelve importantes”,señala el doctor Ambrosio Mojardin Una persona que tiene adiccióna la tecnología, al celular en este caso cuando el uso de este leda a la persona estados anímicos estables, es decir, una personacuando ya depende de estar usando el celular para distintas cosas,está mostrando rasgos de adicción al celular.

“Nosotros lo vemos cuando primeramente los jóvenes, laspersonas no tienen otra cosa que hacer, diríamos, aparentemente,inmediatamente sacan el celular como un medio para distraer sutiempo o cuando se sienten inseguras porque no traen el celular, ocuando cambian de ánimo y están impedidas para usar el celular,como por ejemplo en clase cuando el profesor les prohíbe que usenel celular y el alumno se pone de mal humor, cambia sucomportamiento”, aclara. La adicción, recalca, se muestrasiempre que el comportamiento se ve alterado en la ausencia delcelular, cambia el estado de ánimo, la forma de pensar, elcomportamiento en general. Desafortunadamente, añade, laproblemática está acentuada en Sinaloa en el país, a nivelmundial, el uso de la tecnología y particularmente el celularporque éste presenta muchas vertientes por encima de otrastecnologías. Es un problema mundial y muyparticularmente el problema se está marcando en los jóvenes yadolescentes”, indica.

El uso del celular es un problema combinado por muchas razones,pero principalmente tiene que ver con los hábitos que tiene lapersona, todos sabemos que los hábitos son la suma decomportamientos repetidos por un periodo de tiempo que llega aconvertirse en costumbre. Los hábitos, recalca, son la fuente dela costumbre y desde luego la familia contribuye en el control, enlas reglas en el uso del celular. -¿Cómo puede afectar el uso delos celulares en los jóvenes? Todas las adicciones son un problemaporque convierten a la persona en dependientes de lo que estácausando la adicción para sentirse estable, pleno. Un joven quesiente dependencia sufre si no tiene el celular, se sienteinseguro, su estado de ánimo se modifica, sus relación con losdemás se altera y esto ya de por sí es grave, porque pierde laperspectiva. No solo la soledad, la falta de comunicación en lasfamilias, está haciendo estragos.

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