/ sábado 5 de diciembre de 2020

Violencia Obstétrica un problema grave en Sinaloa

Cientos de mujeres durante el parto siguen recibiendo palabras ofensivas, trato cruel, inhumano y degradante, denuncia colectivo

Culiacán, Sin.- La violencia obstétrica en Sinaloa es un problema grave, pese a que las mujeres no denuncian; en este año - hasta el mes de septiembre-, se habían reportado en el estado, más de 110 casos, detalla el Colectivo Tejiendo Redes.

La violencia obstétrica es aquella que se genera durante la atención del embarazo, parto y posparto en servicios de salud tanto públicos como privados y consiste en cualquier acción u omisión, por parte del personal de salud que provoque algún tipo de daño físico y/o psicológico en las pacientes. También se refleja en la falta de acceso a servicios de salud reproductiva, un trato cruel, inhumano o degradante hacia la mujer.

Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa

“Aplicar procedimientos sin la autorización de las pacientes por su ignorancia o recibir palabras ofensivas de parte del personal de salud, son solo dos ejemplos generales de la violencia obstétrica, que se da en Sinaloa, de parte del personal de salud a las mujeres embarazadas, en labor de parto o en puerperio, constituyendo una violación a las leyes que protegen los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres”, afirma Heidy Mares, activista del colectivo Tejiendo Redes en Sinaloa.

Señala que el personal médico que maltrate a una madre en labor de parto, también es considerado como violencia de género.

El Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) advierte que a los feminicidios, los casos de abuso y acoso sexual y las violaciones, se suma la violencia que sufren las mujeres durante el parto, cada día, tanto en hospitales públicos como privados, es necesario reconocer que se trata de un problema grave.

La violencia contra las mujeres en todas sus acepciones se ha dado durante la pandemia. Muchas embarazadas están sufriendo el temor de contagiarse y al ir al hospital se encuentran que los médicos y en menor medida las doctoras, las maltratan durante el parto.

Foto: Archivo │ El Sol de Sinaloa

Felicia tuvo a su bebé en abril pasado –días antes de Semana Santa-, la violencia fue ejercida por su ginecólogo, quien modificó la fecha de la cesárea para programar sus vacaciones, poniendo en riesgo la vida de su hijo.

“Me dijeron que tenía problemas en las vías respiratorias. Fue un golpe muy fuerte porque se me vino a la mente el Covid-19. Así paso unos días entre la vida y la muerte. Un médico amigo de la familia nos dijo que aspiró mi materia fecal, pero gracias a Dios todo salió bien, me decían que denunciara al médico, por la negligencia y el apuro que traía para que mi hijo naciera antes de irse de vacaciones. La cesárea la tenía programada hasta Mayo. No quiero problemas”, señala.

La violencia Obstétrica no es delito en Sinaloa

Otro tipo de violencia obstétrica es el maltrato físico o psicológico, así como gritos, regaños, ofensas y falta de atención médica de parte del personal de salud, entre otros abusos de parte del personal de salud por su posición.

“No sea chillona…aguante. Las mujeres de ahora son muy holgazanas. Si no le echas ganas tu hijo va a nacer con problemas, así que apúrate”, me gritaba el doctor al momento del parto, recuerda Maricela.

Dice que en los dos partos que ha tenido, la situación ha sido la misma.

Foto: Archivo │ El Sol de Sinaloa

Puedes leer: Hospital Civil, el partero del pueblo

“En el primer parto. A los seis meses tuve unos dolores, acudí al médico, me auscultó, me dijo que me iba a tener en observación que quizá era por la inflamación de los intestinos, recuerdo que me dijo que no me iba a canalizar, sino nada más me dieran un medicamento. Las enfermeras me canalizaron pese a que yo les decía que esas no eran las indicaciones del doctor. Me empecé a sentir mal, no las encontraba, por fin las localizo estaban muy quitadas de la pena platicando, tuve principios de aborto, el médico se molestó, no sé qué pasó con ellas”, recuerda.

Pese a que cada año se presentan cientos de casos, unos se denuncian y otros quedan en el anecdotario, ya que la violencia obstétrica no es delito en Sinaloa, y esto los legisladores no lo han tomado en cuenta.

En la legislatura pasada la diputada Elsy López Montoya presentó una iniciativa para que la violencia obstétrica se incluyera en la legislación local para garantizar a las mujeres embarazadas que transitarán por esa etapa de sus vidas de una manera digna, pero sobre todo que al concluir su embarazo conservarán la libertad de decidir si desean o no seguir procreando y así garantizar sus derechos, sin embargo…se fue a la congeladora

En días pasados se llevó a cabo el III Congreso Internacional “Cultura de paz desde las mujeres; Diversas cosmovisiones. Mujeres y hombres por las masculinidades positivas”, donde se trató el tema: Violencia Obstétrica Retos y perspectivas, ahí la Psicóloga María Fernanda Busqueta Mendoza, explicó que en muchos hospitales los médicos con acciones violentas as pacientes embarazadas denigran su condición humana.

Foto: Archivo │ El Sol de Sinaloa

Citó por ejemplo, que se da mucho que alejen al bebé de la madre sin justificación razonable. No querer administrar medicamento para el dolor como forma de castigo. Que la mayoría de los practicantes manipulan el cuerpo de la madre, además de apresurar el proceso del parto con tal de desocupar rápido la sala de expulsión.

La investigadora y maestra de la Universidad Anáhuac explicó que muchas madres internalizan esta culpa y hace que muchas veces al hacerlas hábito, excusen la violencia.

“Piensan que seguro ellas desesperaron al doctor y era esperado que les hablaran así, o que haya ejercido u omitido tal o cual acto. Otra parte es la interiorización de la subordinación y dependencias de las mujeres dentro del sistema de salud y también este es el motivo por el que muchas veces se excusan, justifican e incluso agradecen la violencia que se ejerce contra ellas y es una subordinación de Saber-Poder de la medicina y sus practicantes”, aclaró.

Sin embargo esto es un círculo vicioso, donde también la violencia obstétrica ha sido naturalizada entre el personal médico y obstétrico, así como en la sociedad en su conjunto, incluidas las mismas mujeres que la padecen.

elsoldesinaloa_admin / Foto: Archivo │ El Sol de Sinaloa

La mayoría de las mujeres entrevistadas refirieron que prefieren olvidar las molestias y maltratos del parto y concentrarse en el gozo de la nueva vida presente, para no complicar su estado emocional y no tener problemas porque al final nada van a ganar.

“Haber madrecita abra bien sus piernas….me decía molesto el doctor, yo no podía, quizá por pena o el dolor, luego me jaló tan fuerte que solté un alarido. Después del nacimiento de mi bebé, fue necesario ir con un ortopedista porque el dolor era insoportable. Tenía una pequeña fractura en el Hueso Pubis, me pedían que demandara al doctor. Para qué, serían más las vueltas y que a final de cuentas quizá a lo mejor nada más me dirían disculpe usted, porque nada le iban hacer a ese médico”, señala Rutila.

Las esterilizaciones forzadas son otra de las manifestaciones de la violencia obstétrica que se integraron en el informe de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2019 (ENDIREH).

La imposición de algún método anticonceptivo, temporal o definitivo, sin obtener previamente el consentimiento de la mujer, constituye una acción que a menudo sucede en México, donde 30.9% de las mujeres manifestó haber sido presionada para aceptar algún método anticonceptivo o esterilización durante su último parto.

Foto: Archivo │ El Sol de Sinaloa

“En el Issste me pusieron un dispositivo intrauterino sin mi consentimiento después de que tuve mi primer niño. Me dijeron que yo les había autorizado, antes de entrar a parto y no lo recuerdo, lo que recuerdo es que me dijeron que firmara el consentimiento del parto. Menos mal que no me ligaron, porque me han comentado que es muy frecuente la ligadura de trompas sin el consentimiento de las mujeres”, asegura Eréndira.

De acuerdo a la Comisión Estatal de Derechos Humanos, en Sinaloa la crisis de sanitaria por Covid-19 el número de quejas que anualmente recibían disminuyó considerablemente

El Instituto Nacional de Salud Pública, con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, refiere que el 33.4 por ciento de mujeres entre 15 y 49 años manifestaron haber sufrido algún tipo de violencia obstétrica, entre violencia y maltrato o atención no autorizada como cesáreas, esterilización u otro método anticonceptivo forzado, y de estás el 30.5 por ciento se concentró en la capital de la República, seguida por el Estado de México con el 25 por ciento. Sinaloa está por debajo del 15 por ciento.



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Culiacán, Sin.- La violencia obstétrica en Sinaloa es un problema grave, pese a que las mujeres no denuncian; en este año - hasta el mes de septiembre-, se habían reportado en el estado, más de 110 casos, detalla el Colectivo Tejiendo Redes.

La violencia obstétrica es aquella que se genera durante la atención del embarazo, parto y posparto en servicios de salud tanto públicos como privados y consiste en cualquier acción u omisión, por parte del personal de salud que provoque algún tipo de daño físico y/o psicológico en las pacientes. También se refleja en la falta de acceso a servicios de salud reproductiva, un trato cruel, inhumano o degradante hacia la mujer.

Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa

“Aplicar procedimientos sin la autorización de las pacientes por su ignorancia o recibir palabras ofensivas de parte del personal de salud, son solo dos ejemplos generales de la violencia obstétrica, que se da en Sinaloa, de parte del personal de salud a las mujeres embarazadas, en labor de parto o en puerperio, constituyendo una violación a las leyes que protegen los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres”, afirma Heidy Mares, activista del colectivo Tejiendo Redes en Sinaloa.

Señala que el personal médico que maltrate a una madre en labor de parto, también es considerado como violencia de género.

El Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) advierte que a los feminicidios, los casos de abuso y acoso sexual y las violaciones, se suma la violencia que sufren las mujeres durante el parto, cada día, tanto en hospitales públicos como privados, es necesario reconocer que se trata de un problema grave.

La violencia contra las mujeres en todas sus acepciones se ha dado durante la pandemia. Muchas embarazadas están sufriendo el temor de contagiarse y al ir al hospital se encuentran que los médicos y en menor medida las doctoras, las maltratan durante el parto.

Foto: Archivo │ El Sol de Sinaloa

Felicia tuvo a su bebé en abril pasado –días antes de Semana Santa-, la violencia fue ejercida por su ginecólogo, quien modificó la fecha de la cesárea para programar sus vacaciones, poniendo en riesgo la vida de su hijo.

“Me dijeron que tenía problemas en las vías respiratorias. Fue un golpe muy fuerte porque se me vino a la mente el Covid-19. Así paso unos días entre la vida y la muerte. Un médico amigo de la familia nos dijo que aspiró mi materia fecal, pero gracias a Dios todo salió bien, me decían que denunciara al médico, por la negligencia y el apuro que traía para que mi hijo naciera antes de irse de vacaciones. La cesárea la tenía programada hasta Mayo. No quiero problemas”, señala.

La violencia Obstétrica no es delito en Sinaloa

Otro tipo de violencia obstétrica es el maltrato físico o psicológico, así como gritos, regaños, ofensas y falta de atención médica de parte del personal de salud, entre otros abusos de parte del personal de salud por su posición.

“No sea chillona…aguante. Las mujeres de ahora son muy holgazanas. Si no le echas ganas tu hijo va a nacer con problemas, así que apúrate”, me gritaba el doctor al momento del parto, recuerda Maricela.

Dice que en los dos partos que ha tenido, la situación ha sido la misma.

Foto: Archivo │ El Sol de Sinaloa

Puedes leer: Hospital Civil, el partero del pueblo

“En el primer parto. A los seis meses tuve unos dolores, acudí al médico, me auscultó, me dijo que me iba a tener en observación que quizá era por la inflamación de los intestinos, recuerdo que me dijo que no me iba a canalizar, sino nada más me dieran un medicamento. Las enfermeras me canalizaron pese a que yo les decía que esas no eran las indicaciones del doctor. Me empecé a sentir mal, no las encontraba, por fin las localizo estaban muy quitadas de la pena platicando, tuve principios de aborto, el médico se molestó, no sé qué pasó con ellas”, recuerda.

Pese a que cada año se presentan cientos de casos, unos se denuncian y otros quedan en el anecdotario, ya que la violencia obstétrica no es delito en Sinaloa, y esto los legisladores no lo han tomado en cuenta.

En la legislatura pasada la diputada Elsy López Montoya presentó una iniciativa para que la violencia obstétrica se incluyera en la legislación local para garantizar a las mujeres embarazadas que transitarán por esa etapa de sus vidas de una manera digna, pero sobre todo que al concluir su embarazo conservarán la libertad de decidir si desean o no seguir procreando y así garantizar sus derechos, sin embargo…se fue a la congeladora

En días pasados se llevó a cabo el III Congreso Internacional “Cultura de paz desde las mujeres; Diversas cosmovisiones. Mujeres y hombres por las masculinidades positivas”, donde se trató el tema: Violencia Obstétrica Retos y perspectivas, ahí la Psicóloga María Fernanda Busqueta Mendoza, explicó que en muchos hospitales los médicos con acciones violentas as pacientes embarazadas denigran su condición humana.

Foto: Archivo │ El Sol de Sinaloa

Citó por ejemplo, que se da mucho que alejen al bebé de la madre sin justificación razonable. No querer administrar medicamento para el dolor como forma de castigo. Que la mayoría de los practicantes manipulan el cuerpo de la madre, además de apresurar el proceso del parto con tal de desocupar rápido la sala de expulsión.

La investigadora y maestra de la Universidad Anáhuac explicó que muchas madres internalizan esta culpa y hace que muchas veces al hacerlas hábito, excusen la violencia.

“Piensan que seguro ellas desesperaron al doctor y era esperado que les hablaran así, o que haya ejercido u omitido tal o cual acto. Otra parte es la interiorización de la subordinación y dependencias de las mujeres dentro del sistema de salud y también este es el motivo por el que muchas veces se excusan, justifican e incluso agradecen la violencia que se ejerce contra ellas y es una subordinación de Saber-Poder de la medicina y sus practicantes”, aclaró.

Sin embargo esto es un círculo vicioso, donde también la violencia obstétrica ha sido naturalizada entre el personal médico y obstétrico, así como en la sociedad en su conjunto, incluidas las mismas mujeres que la padecen.

elsoldesinaloa_admin / Foto: Archivo │ El Sol de Sinaloa

La mayoría de las mujeres entrevistadas refirieron que prefieren olvidar las molestias y maltratos del parto y concentrarse en el gozo de la nueva vida presente, para no complicar su estado emocional y no tener problemas porque al final nada van a ganar.

“Haber madrecita abra bien sus piernas….me decía molesto el doctor, yo no podía, quizá por pena o el dolor, luego me jaló tan fuerte que solté un alarido. Después del nacimiento de mi bebé, fue necesario ir con un ortopedista porque el dolor era insoportable. Tenía una pequeña fractura en el Hueso Pubis, me pedían que demandara al doctor. Para qué, serían más las vueltas y que a final de cuentas quizá a lo mejor nada más me dirían disculpe usted, porque nada le iban hacer a ese médico”, señala Rutila.

Las esterilizaciones forzadas son otra de las manifestaciones de la violencia obstétrica que se integraron en el informe de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2019 (ENDIREH).

La imposición de algún método anticonceptivo, temporal o definitivo, sin obtener previamente el consentimiento de la mujer, constituye una acción que a menudo sucede en México, donde 30.9% de las mujeres manifestó haber sido presionada para aceptar algún método anticonceptivo o esterilización durante su último parto.

Foto: Archivo │ El Sol de Sinaloa

“En el Issste me pusieron un dispositivo intrauterino sin mi consentimiento después de que tuve mi primer niño. Me dijeron que yo les había autorizado, antes de entrar a parto y no lo recuerdo, lo que recuerdo es que me dijeron que firmara el consentimiento del parto. Menos mal que no me ligaron, porque me han comentado que es muy frecuente la ligadura de trompas sin el consentimiento de las mujeres”, asegura Eréndira.

De acuerdo a la Comisión Estatal de Derechos Humanos, en Sinaloa la crisis de sanitaria por Covid-19 el número de quejas que anualmente recibían disminuyó considerablemente

El Instituto Nacional de Salud Pública, con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, refiere que el 33.4 por ciento de mujeres entre 15 y 49 años manifestaron haber sufrido algún tipo de violencia obstétrica, entre violencia y maltrato o atención no autorizada como cesáreas, esterilización u otro método anticonceptivo forzado, y de estás el 30.5 por ciento se concentró en la capital de la República, seguida por el Estado de México con el 25 por ciento. Sinaloa está por debajo del 15 por ciento.



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