Entre el 1 de octubre del 2021 y el 30 de septiembre pasado (año fiscal de la Unión Americana), las autoridades de Estados Unidos y México desmantelaron 636 casas de seguridad para migrantes indocumentados a lo largo de la frontera con nuestro país, lo que representa que en promedio los traficantes de personas han establecido escondites cada cinco kilómetros de los tres mil 200 que separa a ambos países, de acuerdo con datos de la Patrulla Fronteriza. La distancia es comparable a la que existe entre el Zócalo de la Ciudad de México y el Auditorio Nacional en Reforma.
La información destaca el rescate de tres mil 489 migrantes de estas casas, una cifra superior al del año fiscal anterior, (del 1 de octubre del 2020 al 30 de septiembre del 2021) periodo en que dos mil 789 migrantes fueron rescatados.
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Los migrantes, de acuerdo con la corporación policial estadounidense, se encontraron hacinados, deshidratados, hambrientos y 60 por ciento enfermos.
La frontera entre Texas y Chihuahua es la zona en la que más ha proliferado este tipo de escondites en los que los migrantes pasan semanas e incluso meses esperando a que los polleros los crucen a territorio estadounidense. Sólo en esa región son 237 las casas aseguradas por las autoridades de los dos países.
“La gran cantidad de escondites descubiertos hasta la fecha en la región de El Paso y Nuevo México es alarmante. Nuestros agentes y nuestros socios como Investigaciones de Seguridad Nacional continuarán rescatando a los migrantes de las tácticas despiadadas de estas Organizaciones Criminales Transnacionales”, afirmó a El Sol de México Gloria I. Chávez, agente de la Patrulla Fronteriza.
Agregó que la corporación estadounidense ha detectado el aumento de casas móviles que son utilizados por los traficantes para esconder a los migrantes, sobre todo en regiones apartadas como el desierto de Arizona e inmediaciones del Río Bravo, donde apenas hace una semana 41 personas de México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Ecuador y Bolivia fueron localizadas en un remolque de apenas 10 metros de largo. Los migrantes, de acuerdo con la Patrulla Fronteriza, estaban sentados en hileras, uno tras otro.
Para Javier Urbano, especialista en temas migratorios, los traficantes de personas seguirán buscando alternativas, como las casas de seguridad, para continuar ganando dinero, mientras las autoridades de México y Estados Unidos no se pongan de acuerdo para alcanzar un tratado que regule el paso de migrantes y los gobiernos no implementen políticas económicas y sociales que reduzcan la salida de sus ciudadanos hacia otros países.
“Los traficantes de personas, por décadas, han buscado mantener el millonario negocio que los migrantes les representan, desde intentar pasarlos escondidos en las cajuelas de los autos o entre mercancías y ahora secuestrarlos prácticamente para mantenerlos en casas que de seguridad no tienen nada, pasando hambre, frío y en la mayoría de los casos enfrentados al riesgo de ser asaltados o incluso asesinados”, dijo el experto.
De acuerdo con organizaciones civiles como Casa del Migrante, los polleros mantienen en las casas de seguridad a los indocumentados por semanas mientras extorsionan a sus familiares en sus lugares de origen.
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“Les mandan fotos de cómo los tienen en esas casas, les piden dinero, los golpean, sin duda estos lugares se han convertido en una nueva amenaza para los migrantes que crece a pasos agigantados”, afirmó a este diario Leticia Morán, integrante de Casa Migrante Tijuana. Asimismo aseguró que la ubicación de estas casas de seguridad es un secreto a voces pero nadie se atreve a denunciar, ya que en la mayoría de los casos éstas son resguardadas por integrantes del crimen organizado.
“Hemos visto, incluso gente armada que entra y sale con los migrantes, sabemos que existe un gran riesgo de denunciarlos”, afirmó.
