/ viernes 8 de abril de 2022

Hidalgo defiende su agua… aun con arsénico

Ante el proyecto en marcha para dotar a Querétaro con el agua de El Infiernillo, en Zimapán acusan a la Conagua de promesas incumplidas y falta de atención por agua con arsénico

En Zimapán, Hidalgo, beben agua contaminada con arsénico y sin embargo, el líquido lo quieren llevar hacia el vecino estado de Querétaro para satisfacer las necesidades de su población durante los próximos 50 años.

Los habitantes del municipio hidalguense, aunque no se oponen al traslado sí exigen un trato equitativo a la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Te puede interesar: El AIFA enfrenta una severa falta de agua

El proyecto del Acueducto III considera extraer del manantial El Infiernillo un volumen de seis mil metros cúbicos por segundo, para lo cual se requiere una inversión de entre seis y 12 mil millones de pesos, según estimaciones del gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri González.

Desde Zimapán, son 123 kilómetros del Acueducto II para suministrar de vital líquido al estado de Querétaro. / Foto: Wendy Lazcano

Los habitantes de Zimapán demanda un trato equitativo en dicha inversión, y recuerdan que la Conagua aún les adeuda obras como la planta tratadora de arsénico que frenaría enfermedades renales, así como lupus y cáncer, que son comunes en esa región del estado.

Actualmente, se sustraen del manantial mil 500 metros cúbicos por segundo, cantidad que se verá quintuplicada con la puesta en marcha del Acueducto III.

La diputada y presidenta de la Comisión del Agua del Congreso de Hidalgo, Carmen Lozano Moreno, exhortó al Ejecutivo estatal, Omar Fayad, a revisar los permisos extendidos al gobierno de Querétaro y mientras tanto se suspenda el proyecto para lograr que los volúmenes beneficien de forma equitativa a los hidalguenses.

La legisladora asegura que es “bueno proyectar agua suficiente para una ciudad durante cinco décadas, pero antes es urgente salvar la salud de miles de hidalguenses que están obligados a beber agua contaminada”.

El manantial El Infiernillo se ubica en el estado de Hidalgo, en los límites con Querétaro. / Foto: Wendy Lazcano

Detalla que en la zona norte de Zimapán las rocas tienen arsénico. Al llover, los escurrimientos llegan hasta los mantos freáticos, contaminando el agua de pozos utilizados para consumo humano. Y en las tuberías metálicas el químico potencializa su toxicidad, según investigaciones de la doctora de la UNAM, Aurora Armienta.

Por ello, Lozano Moreno demanda que el presupuesto que destine Conagua al Acueducto III debe ser igual al que se invierta en obras para los hidalguenses.

Delia Leal Acevedo, vecina de la colonia Infonavit, en el municipio de Zimapán, asegura que dentro de su familia las mujeres sufren la pérdida de sus hijos en gestación a consecuencia del agua contaminada con arsénico, según les han dicho los médicos.

Por su parte, María Elena Martínez Maldonado explica que los primeros síntomas de contaminación entre sus vecinos se manifiestan con una especie de mezquinos, luego sobrevienen los problemas renales y el lupus, hasta llegar al cáncer.


EL PROYECTO

El gobernador queretano, Kuri González, informó públicamente: “La Conagua ya nos dio la factibilidad de poder traer el agua de allá, ahora lo que se tiene que hacer es un estudio ejecutivo para saber de qué forma podemos traerla y a qué costo”.

El proyecto ejecutivo concluirá en junio e iniciarán las licitaciones para la obra que extraerá los seis mil metros cúbicos por segundo de la presa Tzibanzá.

En este sentido, la diputada Lozano se muestra incrédula, porque en esa zona, dijo, “las aguas son negras e inicialmente el gobernador Kuri dijo que la extracción sería en el manantial de El Infiernillo, en donde el agua es limpia”.

El desdén oficial y las promesas incumplidas, señala, ha dejado a comunidades cercanas a la presa hidroeléctrica sin agua para consumo humano, tal como sucede en Las Adjuntas, Las Vegas y San Clemente, las cuales, irónicamente, tienen que comprar distintos volúmenes a la Comisión Estatal del Agua de Querétaro, la cual les llega a cerrar la llave hasta por un mes.

El Río Moctezuma se observa seco desde que comenzó el bombeo del agua de Zimapán a Las Adjuntas. / Foto: Wendy Lazcano

Ante esta situación, uno de los afectados, Adolfo Martínez, plantea que “si se van a llevar el agua, que toda la gente del municipio también tenga derecho a ese líquido. Es injusto que le quiten a un pueblo para surtir a otros”.

Los pobladores recuerdan con molestia las obras pendientes que dejó Conagua.

“Hace 12 años confiamos en la autoridad con el Acueducto II, por eso lo aceptamos. Nos sentimos engañados, manipulados por las autoridades municipales de aquí. Hoy Zimapán padece falta de agua”. El gobierno municipal les informó que dos meses estarán sin gota por la descompostura del pozo.

El Río Moctezuma se comenzó a secar desde que se comenzaron a llevar agua para Querétaro. / Foto: Wendy Lazcano

En 1738, Querétaro construyó su icónico acueducto y hasta 273 años después, en 2011, el entonces presidente Felipe Calderón inauguró la construcción del Acueducto II que sustrae agua desde el manto freático El Infiernillo, con una inversión de dos mil 850 millones de pesos, que incluyó 123 kilómetros de tubería para transportar mil 500 litros por segundo.

La vida útil estaba considerada para 30 años, sin embargo, una década antes ya se planea la tercera fase.

Mientras, en Zimapán esperarán se cumplan las promesas: una presa derivadora; una red para abastecer a unas 30 comunidades; tanques de diez mil litros para cada comunidad,+ que serían abastecidos con pipas y, sobre todo, la planta tratadora contra el arsénico que significa la vida de los propios habitantes de Zimapán.


SECOS Y DECEPCIONADOS

Los hombres y las mujeres de la comunidad Las Adjuntas tienen sed, hambre y desesperación por recobrar todo lo que les arrebataron -afirmaron- la Conagua y CFE.

La OEM viajó casi seis horas, de Pachuca a Zimapán, y de ahí a la Sierra Gorda, a los límites de Hidalgo con Querétaro, para llegar a Las Adjuntas, pueblo árido de apenas 700 habitantes.

Entonces comenzó la apresurada caminata hasta llegar a la Casa de Maquinas de la Hidroeléctrica de CFE, que es “el origen de nuestra desdicha”, según afirman.

Ahí, señalan con el dedo al río Moctezuma, que se fue secando desde que la Conagua comenzó a bombear el agua para surtir a Querétaro.

Pretenden llevar agua a Querétaro para los próximo 50 años. / Foto: Wendy Lazcano

Relatan que en una ocasión viajaron a las oficinas del Acueducto II a fin de exigir a los encargados que permitieran el paso del líquido, “salimos a las 5 de la mañana de aquí, llegamos allá a las 8 de la mañana y tres días después echaron el agua. Así son de injustos con nosotros”, denuncian.

Para el secretario del Comisariado Ejidal, Guillermo Ramírez Cruz acompañado de parcelarios, la CFE confinó las aguas grises del canal que servía para regar sus cultivos en un tubo de 14 pulgadas, el cual suele estar seco por lo general.

La luz que les dotaba se las retiró sin aviso. Aquí hay familias que tienen recibos de luz por mil pesos pese a ser considerados en extrema pobreza, con viviendas en obra negra, que tienen un refrigerador y un foco para alumbrarse.

Mientras detallan el daño del desfogue que hizo la CFE, los hombres se pasan una botella de agua sólo para remojarse la garganta y miran con tristeza las aguas verdosas del río estancadas entre las rocas.

Comunidades de Hidalgo se encuentran alejadas y en extrema pobreza, a pesar de tener agua cerca de sus casas. / Foto: Wendy Lazcano

En octubre del 2021, tras el desbordamiento del río Tula, el desfogue de las aguas destruyó la represa que servía para hacer llegar agua al tubo que les surte a sus siembras; también tiró el puente vehicular; el camino de terracería principal y las granjas de peces que eran una alternativa económica para su precaria vida.

A orilla de la enorme barda que delimita estas oficinas federales expresan su malestar, así como la decepción hacia las autoridades municipales, estatales y federales.

Su petición va dirigida al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para que ordene a la Conagua y a la CFE reparar los daños cometidos a Las Adjuntas y tengan agua para la siembra, luz, caminos y sus granjas.

“De qué vivimos, pues de la agricultura y nada más. Irnos de aquí, nunca, porque esta es nuestra tierra. Nosotros llegamos primero, antes que la CFE y que la Conagua nos quitaran el derecho humano de tener agua”, coinciden al momento de apretar el puño.


En Zimapán, Hidalgo, beben agua contaminada con arsénico y sin embargo, el líquido lo quieren llevar hacia el vecino estado de Querétaro para satisfacer las necesidades de su población durante los próximos 50 años.

Los habitantes del municipio hidalguense, aunque no se oponen al traslado sí exigen un trato equitativo a la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

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El proyecto del Acueducto III considera extraer del manantial El Infiernillo un volumen de seis mil metros cúbicos por segundo, para lo cual se requiere una inversión de entre seis y 12 mil millones de pesos, según estimaciones del gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri González.

Desde Zimapán, son 123 kilómetros del Acueducto II para suministrar de vital líquido al estado de Querétaro. / Foto: Wendy Lazcano

Los habitantes de Zimapán demanda un trato equitativo en dicha inversión, y recuerdan que la Conagua aún les adeuda obras como la planta tratadora de arsénico que frenaría enfermedades renales, así como lupus y cáncer, que son comunes en esa región del estado.

Actualmente, se sustraen del manantial mil 500 metros cúbicos por segundo, cantidad que se verá quintuplicada con la puesta en marcha del Acueducto III.

La diputada y presidenta de la Comisión del Agua del Congreso de Hidalgo, Carmen Lozano Moreno, exhortó al Ejecutivo estatal, Omar Fayad, a revisar los permisos extendidos al gobierno de Querétaro y mientras tanto se suspenda el proyecto para lograr que los volúmenes beneficien de forma equitativa a los hidalguenses.

La legisladora asegura que es “bueno proyectar agua suficiente para una ciudad durante cinco décadas, pero antes es urgente salvar la salud de miles de hidalguenses que están obligados a beber agua contaminada”.

El manantial El Infiernillo se ubica en el estado de Hidalgo, en los límites con Querétaro. / Foto: Wendy Lazcano

Detalla que en la zona norte de Zimapán las rocas tienen arsénico. Al llover, los escurrimientos llegan hasta los mantos freáticos, contaminando el agua de pozos utilizados para consumo humano. Y en las tuberías metálicas el químico potencializa su toxicidad, según investigaciones de la doctora de la UNAM, Aurora Armienta.

Por ello, Lozano Moreno demanda que el presupuesto que destine Conagua al Acueducto III debe ser igual al que se invierta en obras para los hidalguenses.

Delia Leal Acevedo, vecina de la colonia Infonavit, en el municipio de Zimapán, asegura que dentro de su familia las mujeres sufren la pérdida de sus hijos en gestación a consecuencia del agua contaminada con arsénico, según les han dicho los médicos.

Por su parte, María Elena Martínez Maldonado explica que los primeros síntomas de contaminación entre sus vecinos se manifiestan con una especie de mezquinos, luego sobrevienen los problemas renales y el lupus, hasta llegar al cáncer.


EL PROYECTO

El gobernador queretano, Kuri González, informó públicamente: “La Conagua ya nos dio la factibilidad de poder traer el agua de allá, ahora lo que se tiene que hacer es un estudio ejecutivo para saber de qué forma podemos traerla y a qué costo”.

El proyecto ejecutivo concluirá en junio e iniciarán las licitaciones para la obra que extraerá los seis mil metros cúbicos por segundo de la presa Tzibanzá.

En este sentido, la diputada Lozano se muestra incrédula, porque en esa zona, dijo, “las aguas son negras e inicialmente el gobernador Kuri dijo que la extracción sería en el manantial de El Infiernillo, en donde el agua es limpia”.

El desdén oficial y las promesas incumplidas, señala, ha dejado a comunidades cercanas a la presa hidroeléctrica sin agua para consumo humano, tal como sucede en Las Adjuntas, Las Vegas y San Clemente, las cuales, irónicamente, tienen que comprar distintos volúmenes a la Comisión Estatal del Agua de Querétaro, la cual les llega a cerrar la llave hasta por un mes.

El Río Moctezuma se observa seco desde que comenzó el bombeo del agua de Zimapán a Las Adjuntas. / Foto: Wendy Lazcano

Ante esta situación, uno de los afectados, Adolfo Martínez, plantea que “si se van a llevar el agua, que toda la gente del municipio también tenga derecho a ese líquido. Es injusto que le quiten a un pueblo para surtir a otros”.

Los pobladores recuerdan con molestia las obras pendientes que dejó Conagua.

“Hace 12 años confiamos en la autoridad con el Acueducto II, por eso lo aceptamos. Nos sentimos engañados, manipulados por las autoridades municipales de aquí. Hoy Zimapán padece falta de agua”. El gobierno municipal les informó que dos meses estarán sin gota por la descompostura del pozo.

El Río Moctezuma se comenzó a secar desde que se comenzaron a llevar agua para Querétaro. / Foto: Wendy Lazcano

En 1738, Querétaro construyó su icónico acueducto y hasta 273 años después, en 2011, el entonces presidente Felipe Calderón inauguró la construcción del Acueducto II que sustrae agua desde el manto freático El Infiernillo, con una inversión de dos mil 850 millones de pesos, que incluyó 123 kilómetros de tubería para transportar mil 500 litros por segundo.

La vida útil estaba considerada para 30 años, sin embargo, una década antes ya se planea la tercera fase.

Mientras, en Zimapán esperarán se cumplan las promesas: una presa derivadora; una red para abastecer a unas 30 comunidades; tanques de diez mil litros para cada comunidad,+ que serían abastecidos con pipas y, sobre todo, la planta tratadora contra el arsénico que significa la vida de los propios habitantes de Zimapán.


SECOS Y DECEPCIONADOS

Los hombres y las mujeres de la comunidad Las Adjuntas tienen sed, hambre y desesperación por recobrar todo lo que les arrebataron -afirmaron- la Conagua y CFE.

La OEM viajó casi seis horas, de Pachuca a Zimapán, y de ahí a la Sierra Gorda, a los límites de Hidalgo con Querétaro, para llegar a Las Adjuntas, pueblo árido de apenas 700 habitantes.

Entonces comenzó la apresurada caminata hasta llegar a la Casa de Maquinas de la Hidroeléctrica de CFE, que es “el origen de nuestra desdicha”, según afirman.

Ahí, señalan con el dedo al río Moctezuma, que se fue secando desde que la Conagua comenzó a bombear el agua para surtir a Querétaro.

Pretenden llevar agua a Querétaro para los próximo 50 años. / Foto: Wendy Lazcano

Relatan que en una ocasión viajaron a las oficinas del Acueducto II a fin de exigir a los encargados que permitieran el paso del líquido, “salimos a las 5 de la mañana de aquí, llegamos allá a las 8 de la mañana y tres días después echaron el agua. Así son de injustos con nosotros”, denuncian.

Para el secretario del Comisariado Ejidal, Guillermo Ramírez Cruz acompañado de parcelarios, la CFE confinó las aguas grises del canal que servía para regar sus cultivos en un tubo de 14 pulgadas, el cual suele estar seco por lo general.

La luz que les dotaba se las retiró sin aviso. Aquí hay familias que tienen recibos de luz por mil pesos pese a ser considerados en extrema pobreza, con viviendas en obra negra, que tienen un refrigerador y un foco para alumbrarse.

Mientras detallan el daño del desfogue que hizo la CFE, los hombres se pasan una botella de agua sólo para remojarse la garganta y miran con tristeza las aguas verdosas del río estancadas entre las rocas.

Comunidades de Hidalgo se encuentran alejadas y en extrema pobreza, a pesar de tener agua cerca de sus casas. / Foto: Wendy Lazcano

En octubre del 2021, tras el desbordamiento del río Tula, el desfogue de las aguas destruyó la represa que servía para hacer llegar agua al tubo que les surte a sus siembras; también tiró el puente vehicular; el camino de terracería principal y las granjas de peces que eran una alternativa económica para su precaria vida.

A orilla de la enorme barda que delimita estas oficinas federales expresan su malestar, así como la decepción hacia las autoridades municipales, estatales y federales.

Su petición va dirigida al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para que ordene a la Conagua y a la CFE reparar los daños cometidos a Las Adjuntas y tengan agua para la siembra, luz, caminos y sus granjas.

“De qué vivimos, pues de la agricultura y nada más. Irnos de aquí, nunca, porque esta es nuestra tierra. Nosotros llegamos primero, antes que la CFE y que la Conagua nos quitaran el derecho humano de tener agua”, coinciden al momento de apretar el puño.


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