/ lunes 13 de agosto de 2018

Advierten el riesgo de una guerra mundial por choque Turquía-EU

Recep Tayyip Erdogan acusa a Trump de provocar el derrumbe de la lira turca y de orquestar un "complot político" contra su país

Francia.- Turquía y Estados Unidos avanzan peligrosamente en una trayectoria de colisión que puede desembocar en una grave crisis de la OTAN, una modificación del equilibrio geopolítico de Oriente Medio, una peligrosa turbulencia financiera e incluso una guerra económica mundial.

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan dio ayer un paso peligroso en su duelo con Donald Trump al responsabilizar a Estados Unidos de haber provocado el derrumbe de la lira, que en los últimos días perdió más de 15% en los mercados financieros. El derrumbe de la divisa turca es un “complot político” contra su país, indicó Erdogan, que prometió responder a esas “agresiones”. En un discurso pronunciado ante sus partidarios en Trebisonda, sobre el Mar Negro, repitió su amenaza de buscar “nuevos mercados, nuevos socios y nuevos aliados”.

Por su ubicación geográfica y las dimensiones de sus fuerzas armadas, Turquía es un aliado de primera importancia de Occidente en el marco de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).

Estados Unidos, por lo demás, posee una importante base aérea en Incirlik, en el sur del país, actualmente utilizada como centro de operaciones contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Un eventual replanteo de la doctrina diplomática y militar de Ankara se efectuaría “en detrimento de quien lanzó una guerra económica contra el mundo entero, incluyendo nuestro país", indicó Erdogan.

"No nos queda otra alternativa que decir adiós a cualquiera que decida sacrificar una asociación estratégica y una alianza de medio siglo con un país de 81 millones de habitantes para conservar sus relaciones con grupos terroristas”.

Esa frase fue interpretada como una clara alusión a la presión desplegada por la Casa Blanca para obtener la liberación del religioso estadounidense Andrew Brunson, detenido hace dos años en Turquía por "terrorismo" y "espionaje". Para responder a la demanda de liberación inmediata exigida por EU, Turquía aspira a obtener -a cambio- la extradición de Fethullah Gülen, predicador musulmán de nacionalidad turca que reside desde hace 20 años en Estados Unidos y está acusado por Ankara de haber inspirado el fracasado putsch de julio de 2016.

En la retórica turca, el adjetivo “terrorista” se aplica igualmente a las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG), que reciben el apoyo de Estados Unidos en Siria en su lucha contra el grupo yihadista EI. Ankara considera que el YPG es una “emanación” del PKK, organización que tanto Ankara como Estados Unidos consideran como un grupo “terrorista”.

El objetivo del “complot” estadounidense, según Erdogan, consiste en “obtener la rendición de Turquía en todos los aspectos, desde las finanzas a la política”.

En el terreno financiero, la moneda turca se hundió tras la decisión de Trump -anunciada en un tuit- de duplicar los aranceles sobre el acero y el aluminio importados de Turquía. (Erdogan asegura que Trump le impuso una fecha límite para liberar al religioso Andrew Brunson y que, al incumplir ese ultimátum, EU anunció el aumento de los aranceles).

Las consecuencias del chantaje estadounidense amenazan ahora con desbordar las fronteras turcas y provocar daños colaterales en Europa. Consciente de ese riesgo, el Banco Central Europeo (BCE) admitió su inquietud frente a la enorme exposición de algunos bancos que operan con Turquía o están radicados en ese país.

Entre las instituciones más afectadas aparecen, en primera línea, el banco español BBVA, el grupo italiano UniCredity el francés BNP Paribas, que figuran entre los principales acreedores del país. El Mecanismo Único de Vigilancia (MSU), que supervisa los bancos de la zona euro bajo la égida del BCE, comenzó a monitorear de cerca a esos bancos, según el diario especializado Financial Times.

El BCE también teme que la onda expansiva se extienda a los mercados emergentes y en una segunda etapa a las grandes plazas financieras mundiales.

Erdogan parece decidido a escalar aun más lejos su conflicto con Trump. El líder turco planteó su enfrentamiento con la Casa Blanca en términos de guerra económica: “Los dólares, los euros y el oro son ahora las balas, balas de cañón y misiles de la guerra económica que se libra contra nuestro país", clamó ayer en otro discurso pronunciado en la provincia de Rize.

En un ataque directo al corazón de la potencia imperial de Estados Unidos, Turquía anunció que abandonará el dólar y que, a partir de ahora, su comercio internacional se realizará en las monedas de sus clientes. Irán, China y Rusia fueron los primeros países en aceptar esa propuesta.


Francia.- Turquía y Estados Unidos avanzan peligrosamente en una trayectoria de colisión que puede desembocar en una grave crisis de la OTAN, una modificación del equilibrio geopolítico de Oriente Medio, una peligrosa turbulencia financiera e incluso una guerra económica mundial.

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan dio ayer un paso peligroso en su duelo con Donald Trump al responsabilizar a Estados Unidos de haber provocado el derrumbe de la lira, que en los últimos días perdió más de 15% en los mercados financieros. El derrumbe de la divisa turca es un “complot político” contra su país, indicó Erdogan, que prometió responder a esas “agresiones”. En un discurso pronunciado ante sus partidarios en Trebisonda, sobre el Mar Negro, repitió su amenaza de buscar “nuevos mercados, nuevos socios y nuevos aliados”.

Por su ubicación geográfica y las dimensiones de sus fuerzas armadas, Turquía es un aliado de primera importancia de Occidente en el marco de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).

Estados Unidos, por lo demás, posee una importante base aérea en Incirlik, en el sur del país, actualmente utilizada como centro de operaciones contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Un eventual replanteo de la doctrina diplomática y militar de Ankara se efectuaría “en detrimento de quien lanzó una guerra económica contra el mundo entero, incluyendo nuestro país", indicó Erdogan.

"No nos queda otra alternativa que decir adiós a cualquiera que decida sacrificar una asociación estratégica y una alianza de medio siglo con un país de 81 millones de habitantes para conservar sus relaciones con grupos terroristas”.

Esa frase fue interpretada como una clara alusión a la presión desplegada por la Casa Blanca para obtener la liberación del religioso estadounidense Andrew Brunson, detenido hace dos años en Turquía por "terrorismo" y "espionaje". Para responder a la demanda de liberación inmediata exigida por EU, Turquía aspira a obtener -a cambio- la extradición de Fethullah Gülen, predicador musulmán de nacionalidad turca que reside desde hace 20 años en Estados Unidos y está acusado por Ankara de haber inspirado el fracasado putsch de julio de 2016.

En la retórica turca, el adjetivo “terrorista” se aplica igualmente a las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG), que reciben el apoyo de Estados Unidos en Siria en su lucha contra el grupo yihadista EI. Ankara considera que el YPG es una “emanación” del PKK, organización que tanto Ankara como Estados Unidos consideran como un grupo “terrorista”.

El objetivo del “complot” estadounidense, según Erdogan, consiste en “obtener la rendición de Turquía en todos los aspectos, desde las finanzas a la política”.

En el terreno financiero, la moneda turca se hundió tras la decisión de Trump -anunciada en un tuit- de duplicar los aranceles sobre el acero y el aluminio importados de Turquía. (Erdogan asegura que Trump le impuso una fecha límite para liberar al religioso Andrew Brunson y que, al incumplir ese ultimátum, EU anunció el aumento de los aranceles).

Las consecuencias del chantaje estadounidense amenazan ahora con desbordar las fronteras turcas y provocar daños colaterales en Europa. Consciente de ese riesgo, el Banco Central Europeo (BCE) admitió su inquietud frente a la enorme exposición de algunos bancos que operan con Turquía o están radicados en ese país.

Entre las instituciones más afectadas aparecen, en primera línea, el banco español BBVA, el grupo italiano UniCredity el francés BNP Paribas, que figuran entre los principales acreedores del país. El Mecanismo Único de Vigilancia (MSU), que supervisa los bancos de la zona euro bajo la égida del BCE, comenzó a monitorear de cerca a esos bancos, según el diario especializado Financial Times.

El BCE también teme que la onda expansiva se extienda a los mercados emergentes y en una segunda etapa a las grandes plazas financieras mundiales.

Erdogan parece decidido a escalar aun más lejos su conflicto con Trump. El líder turco planteó su enfrentamiento con la Casa Blanca en términos de guerra económica: “Los dólares, los euros y el oro son ahora las balas, balas de cañón y misiles de la guerra económica que se libra contra nuestro país", clamó ayer en otro discurso pronunciado en la provincia de Rize.

En un ataque directo al corazón de la potencia imperial de Estados Unidos, Turquía anunció que abandonará el dólar y que, a partir de ahora, su comercio internacional se realizará en las monedas de sus clientes. Irán, China y Rusia fueron los primeros países en aceptar esa propuesta.


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